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Los manglares han representado para el país fuentes importantes de recursos para aprovechamiento forestal y la obtención de productos utilizados en la construcción industrial y doméstica, al igual que para la producción de carbón y leña. En el litoral Pacífico se poseen 292.724 hectáreas y en el Caribe, 87.230. En los dos litorales se han efectuado aprovechamientos inadecuados de los bosques de mangles con pérdida o subutilización de los recursos forestales y piscícolas con degradación alta de los servicios ambientales que ellos deparan.
En el litoral Caribe del país, según lo determinó el Proyecto Manglares de Colombia, del Ministerio del Medio Ambiente, Acofore y OIMT, aproximadamente 40.000 hectáreas se hayan en alto estado de degradación, que comprenden bosques alterados, con el arbolado afectado entre el 20% y el 80% y áreas deterioradas, en las cuales más del 80% de sus árboles ha muerto. El resto de los bosques de este litoral tiene una baja intervención, con sólo un 20% de sus árboles muerto.
El principal problema consiste en la existencia de las áreas alteradas y deterioradas, debido a diferentes causas, dentro de las cuales se destacan:
• El déficit hídrico, dado que en algunos sectores la precipitación es menor que la evapotranspiración potencial.
• La construcción de obras civiles: carreteras, muelles y algunas obras mal concebidas para la construcción de complejos para producción de camarones.
• La expansión de las fronteras urbanas, agrícola e industrial.
• La contaminación por hidrocarburos y plásticos.
• La tala rasa del bosque de mangle, para luego rellenar los terrenos y construir infraestructura turística.
• La obstrucción de los flujos hídricos, ya sea taponando los canales naturales o colocando terraplenes que impiden el libre curso de las aguas dulces provenientes de varios ríos y la interrupción de flujos entre ciénagas y el mar.
• La sedimentación de los ecosistemas de manglares, causada por el mal manejo de las zonas altas de las cuencas hidrográficas.
• La erosión de los ecosistemas de manglares, especialmente producida por fuertes oleajes y corrientes marinas; también por desastres naturales, causados por huracanes y por acciones de moluscos barrenadores de la madera.
• El inadecuado aprovechamiento de los árboles de mangle, que ha generado una sobreexplotación de los recursos, puesto que en muchos casos no se considera la oferta y la capacidad de restauración, igualmente como sucede con la sobreexplotación de varios moluscos, lo cual trae consigo detrimento de los ecosistemas en general.
Prácticamente en todas las poblaciones de la costa Caribe colombiana, donde existen ecosistemas de manglares se aprovechan los árboles de mangle y otros productos como peces, moluscos, cangrejos, etc. En las viviendas es frecuente la utilización de distintas especies maderables, caracterizadas por su gran durabilidad y economía, también se utilizan en la construcción de embarcaciones y como leña, considerando el gran poder calorífico de la madera y la poca cantidad de ceniza producida. Este aprovechamiento y manejo en muchos casos no se hace en forma sostenible; por ello, los bosques se han venido degradando, no obstante la buena regeneración natural.
Estos problemas de la degradación han producido efectos o consecuencias negativos, como es el caso de la hipersalinización de los suelos y de las aguas de los manglares, que trae consigo la muerte paulatina de los árboles; también se presenta una elevada alteración de la estructura y composición de los bosques a causa del manejo inadecuado de los mismos, la reducción de áreas de manglares, pérdida de biomasa, desaparición de hábitats y nichos; lo cual implica la formación de playones salinos, con los consecuentes perjuicios para los ecosistemas. Especialmente son afectadas las comunidades locales que viven cerca de estos ecosistemas, puesto que reducen sus ingresos y la calidad de vida, así como de fuentes del turismo tradicional local, ya que su subsistencia depende principalmente de la sustentabilidad de la producción, basada en la extracción de productos maderables y no maderables.
Otro problema que afecta a los manglares y a las comunidades locales es la limitada educación, capacitación y organización de sus miembros, igualmente su baja calidad de vida; esto hace que el manejo de los bosques y la obtención del los productos se realice de manera inadecuada.
Son muchos los casos graves de deterioro actual de los manglares en la región Caribe de Colombia, mencionemos algunos de ellos:
• Deterioro extremo de los manglares en la Ciénaga Grande de Santa Marta y la isla de Salamanca. Desaparecieron muchas hectáreas de manglares generados por el taponamiento y obstrucción de los caños de conducción de aguas dulces provenientes de varios ríos y por la interrupción del flujo hídrico entre la ciénaga y el mar. Esta situación ocurrió debido a aspectos como: la construcción de obras civiles como las vías Ciénaga-Barranquilla y Palermo-Sitio Nuevo, también por el secamiento de los planos inundables y la construcción de terraplenes para impedir la inundación de fincas ganaderas.
• Desaparición de manglares del canal del Dique, por aprovechamientos forestales inadecuados y por el manejo inapropiado de algunas producciones industriales de camarones.
• Construcción de la vía Tolú-Coveñas y el anillo vial Cartagena-Barranquilla.
• Contaminación por derrames de petróleo y desechos térmicos, que ocurrió en San Andrés.
• Construcción de complejos hoteleros y turísticos en varios sitios como: entre Tolú y Coveñas, en las islas de Barú, del archipiélago del Rosario y entre el aeropuerto de Cartagena y el sector de la Boquilla.
• Contaminación en la bahía de Cartagena, por las actividades de la zona industrial de Mamonal y de la ciénaga de la Virgen o de Tesca, por la construcción del anillo vial de Cartagena-Barranquilla.
• En varias zonas de manglares presentan interrupción de los flujos de agua y problemas de hipersalinidad.
Si consideramos como una actividad de manejo, la transformación por el hombre de un sistema en procura de una utilización más racional y más eficaz, con ligeras excepciones, podemos hablar de manejo racional de manglares en el país y de gestión de sus recursos.
Los valores de los manglares no están en duda, existe una gran variedad de servicios y bienes que lo atestiguan. Debido al predominio de prácticas de utilización de corto plazo y el enfoque de productividad económica immediata, por lo general no se tiene en cuenta la planificación a largo plazo. El aprovechamiento de los manglares en muchos casos se efectúa de una manera más o menos anárquica, aniquilando la mayor parte de las potencialidades y el papel que desempeñan en la interfase mar-tierra. La falta de conocimientos de los procesos ecológicos complejos que gobiernan la funcionalidad especial de los ecosistemas de manglar puede ser, por sí misma, el origen de esta situación.
A manera de reflexión es importante considerar las siguientes estrategias para la conservación y el uso sustentable de los manglares del país:
• Se debe generar conciencia para no seguir sacrificando manglares en función de actividades turísticas, construcción o adecuación de vías, drenajes, rellenos y otras infraestructuras. Igualmente, se debe considerar que los valores de los manglares no consisten sólo en la madera, sino que existen numerosos bienes y servicios de gran importancia para las poblaciones locales. Se debería realizar un manejo racional de los recursos del manglar, puesto que la pesca se deteriora cuando los ecosistemas se quebrantan por talas de aclareo de grandes superficies en corto tiempo y sufre drásticamente cuando las áreas de bosques son utilizadas para otros usos.
• Se debe realizar la conservación de rodales significativos de manglares en cada departamento, procurando manejar áreas de reservas, en las que se han concertado sus límites y la planificación con las comunidades y se utilice para ello la categoría de manejo más apropiada y sostenible de los recursos para cada caso en particular, como pueden ser: Distritos de Manejo Integrado, Areas de Reserva Forestales Protectoras, Productoras y Protectoras-Productoras. Esta política debe ser conjunta, por un lado protección al máximo, pero, por otra, gestión encaminada a aprovechar los recursos de una manera sostenible en los aspectos ecológicos, económicos y sociales. De hecho, la protección del arbolado del manglar es un complemento muy necesario para un buen rendimiento de la pesca costera de ciertas especies que de penden de aportes nutritivos y de nichos ecológicos existentes en los árboles y arbustos del manglar.
• La gestión y el manejo de los recursos naturales de los manglares debe asegurarles a los ecosistemas una capacidad máxima de producción.
• Cada vez se hace más necesario efectuar investigaciones integradas, continuadas y de largo plazo para conocer mejor el funcionamiento de los ecosistemas de manglares, que incluyan los aspectos sociales y económicos.
• En algunos manglares, para su recuperación, se requiere clausurar cualquier uso y desarrollar programas de reforestación y propagación que faciliten la regeneración natural. En varios casos se debe establecer las condiciones ecológicas originales, como el restablecimiento de flujos hídricos, para luego procurar la recuperación del arbolado.
• En los manglares debe evitarse cualquier obstrucción al flujo de las aguas, igualmente se deben evitar al máximo los rellenos.
• Se deben intensificar el control y la vigilancia para evitar violaciones a las normas y para sancionar a los responsables. Este programa debe complementarse con acciones de divulgación, capacitación y educación ambiental.
• El manejo y mantenimiento de los ecosistemas de manglares debe involucrar la participación de las personas que realizan actividades de pesca y recolección de moluscos y ellos deben ser tenidos en cuenta cuando se tomen decisiones sobre los procesos de planificación y manejo integral de los manglares.
El país en general ya reconoce la importancia estratégica de los ecosistemas de manglar en la productividad múltiple y la incidencia de estos sobre la condiciones de vida de muchas comunidades locales. Con base en los lineamientos de política ambiental nacional y los preceptos de la nueva constitución política nacional, Colombia debe desarrollar una estrategia dirigida a fortalecer la capacidad de gestión sustentable y de conservación de los manglares y se deben asignar fondos para ejecutar proyectos prioritarios en este sentido.
No cabe duda de que, para aproximarnos al manejo sostenible de los manglares del país, se requiere del esfuerzo conjunto y permanente de las entidades públicas administradoras de los recursos y orientadoras de la política ambiental; se necesita también de la participación de las instituciones no gubernamentales con sus programas de investigación y conservación y la participación activa de las comunidades locales y usuarios de los manglares.
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