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SEMILLAS

Experiencias locales de cuidado y defensa del territorio

Tibabuyes: tierra de labradores

Quienes los conocieron entre los noventas y comienzos de este siglo, dicen que el Humedal Tibabuyes y la Reserva Tibaguya, a pesar de la mano invasora del hombre, mantiene la mística de territorio sagrado: resguardados por los nogales y los alisos, los tabacos y el cardo mariano, hogar de zarigüeyas, comadrejas, curíes. Todavía se puede ver cómo el buchón traza la forma de los cuerpos de agua que se precipitan sobre las camas de barbasco, eneas, botoncillos y los juncales, hogar de tinguas y patos turrios, garzas e ibis que, al primer aviso, surcan el cielo con las monjitas, las golondrinas, los cucaracheros, el gavilán y el guardián búho. Hay relatos de infancia de esta época, cuando los niños no le llamaban humedal, no distinguían las palabras del muysccubun chupkua y Tibabuyes, ni tenían rastro del tal Juan Amarillo por el que, sin consultarlo con nadie, bautizaron el territorio: entonces, los niños del barrio lo llamaban Nuevo Mundo.

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