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Experiencias locales

Seguridad alimentaria en Micoahumado, serranía de San Lucas (Sur de Bolivar)

Sofía Reyes, Agosto 19 de 2005, Este artículo ha sido consultado 6003 veces

Sofía Helena Reyes Villegas

El corregimiento de Micoahumado comenzó a poblarse en los años sesenta y setenta, por refugiados desplazados de las pugnas entre terratenientes y trabajadores, por el derecho a la tenencia de la tierra en los departamentos de Antio­quia, Santander y Cesar. Adicionalmente, la explotación maderera fue otra fuerte motivación de poblamiento. Los colonos fueron construyendo alrededor sus casas de “baharaque” con techo de palma, y viviendo también de la agricultura, hasta que Micoahumado llegó a convertirse en un espacio nublado que llamaron La Plaza. Actualmente cuenta con una población de siete mil habi­tantes.

Desde la cabecera municipal de Morales hacia el corregimiento de Micoahumado, hay que atravesar de orilla a orilla en chalupa o en ferry, un brazo del Río Magdalena y pasando al otro lado, está el caserío Moralito; luego se inicia el recorrido de 29 kilómetros en ascenso por la Serranía de San Lucas hacia La Plaza. La primera parte de este recorrido se hace por un terreno plano ribereño a 45 metros sobre el nivel del mar y a medida que se va subiendo a la montaña, se llega a 930 metros, allí la brisa se hace un poco más fresca.

En las madrugadas, a las cuatro de la mañana se levanta la mujer para hacer la primera tarea del día que es prender el fogón y preparar el café con panela, detrás se levanta él cuando va ser las cinco, y también los hijos. Ya las gallinas están cacareando pidiendo comida. En la frescura de la madrugada y con los primeros rayos del sol se planea lo que hay que hacer en el día: lo primero es encomendarse a Dios con una oración para estar a salvo de cualquier peligro, luego ir a cuidar la sementera, ordeñar la vaca, dar de comer a los cerdos, a las gallinas, ir a cobrar alguna platica, en fin. 

Más tardecito ella piensa: ¿qué les voy a cocinar? Hay que hacer la cuenta de lo que tengo aquí y de lo que me tocaría comprar. Hoy sólo tengo un poquito de plátano, unas yuquitas, un poco de queso y suero, con eso me defiendo para el desayuno pero me falta la liga (la carne) para el almuerzo. Los niños salen para la escuela y recorren más o menos una hora de camino desde la parcela hasta el salón de clase. 

Esta cotidianidad que parece sencilla, no lo es tanto para una familia campesina en medio de la Serranía de San Lucas en el Sur de Bolívar, que se encuentra en medio de un territorio en disputa, que tiene ricos yacimientos de oro, tierras fértiles pero donde las condiciones de vida son precarias, hay permanentes confrontaciones de los actores armados, campos y caminos minados, y una inequitativa tenencia de la tierra.  

Es frecuente el bloqueo de vías, medicinas y alimentos obligado por los actores armados como una estrategia de guerra que busca confinar a sus oponentes, quedando en el medio la población civil de la región. Es una contradicción que habitando una región tan rica, sea tan difícil procurarse la comida y el bienestar.  

Es allí donde las familias viven la necesidad de encontrar su seguridad alimentaria como la posibilidad de producir y tener acceso a los alimentos indispensables con calidad y cantidad para vivir dignamente. Es también una estrategia de protección humanitaria, de ejercicio de la autonomía que busca generar fortalezas en la comunidad para disminuir, en cierta medida, los riesgos y la vulnerabilidad de las poblaciones.  

Aquí la seguridad alimentaria no se enmarca dentro de proyectos para la competitividad en el mercado, o la inversión de grandes capitales, sino como la manera de fortalecer los procesos internos de una región, su economía campesina, el autoconsumo, el arraigo en el territorio, la organización de la comunidad, el intercambio solidario, la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales. Sin tierra, sin el respeto a la vida digna y sin el acceso a otros derechos no es posible hacer de esto una realidad. 

En 1985, 1996 y luego en 1998 las comunidades de Micoahumado participaron activamente en los éxodos campesinos que buscaron hacer visible para el resto del país y para el gobierno nacional, las precarias condiciones de vida en la región, los permanentes atropellos contra la población civil por parte de los grupos armados, la constante violación de los derechos humanos, las desapariciones forzosas, los señalamientos y estigmas que pesaban sobre sus pobladores, líderes y organizaciones comunitarias. 

El recrudecimiento de esta situación en diciembre de 2002, llevó a la comunidad de Micoahumado “a tomar la decisión de fortalecer la defensa de la vida y resistir el desplazamiento en medio del conflicto armado”, crear un Espacio Campesino Humanitario como un proceso de construcción de soberanía popular y autonomía civil, recuperar la palabra como estrategia para resolver los conflictos y trabajar por el desarrollo y la paz digna de la región.  

Así fue como en ese diciembre de 2002 se fundó el Proceso Soberano Comunitario por la vida, la justicia y la paz de Mico­ahumado y el 14 de marzo de 2003, se conformó la Asamblea Popular Constituyente de Micoahumado. Esta asamblea cuenta con la participación de las nueve comunidades veredales y sectores urbanos y sociales de La Plaza, transportadores, maestros, estudiantes, jóvenes y gremios comerciantes; que ha sido el fruto de la concertación de sus pobladores. La asamblea se ha organizado en siete comisiones de trabajo: dialogo, proyectos, comunicación; conciliación, veeduría, salud, medio ambiente, animación y la comisión sociocul­tural. 

El esfuerzo de la población de Micoahu­ma­do en la construcción de un pueblo soberano y en paz, se realiza en un contexto donde el 60% de sus habitantes trabajan en aparcería y son escasas las personas que tienen escrituras y títulos de su territorio en donde han trabajado durante años. Hasta hace unos meses el 85% de los recursos que ganaba la gente de la región de Micoahumado, que son cerca de seis mil personas, se invertían en la compra de alimentos externos, según lo indica el equipo de campo del Espacio Campesino Humanitario del Laboratorio de Paz del Magdalena Medio. 

A esta situación se sumaba la crisis de los pobladores del Sur de Bolívar con el aumento de los cultivos de coca, que se convierte en un factor que agudiza el conflicto y la escalada violenta, polariza los intereses, alimenta la guerra, hace vulnerables a las familias y dificulta el desarrollo de una economía justa, incluyente y equitativa. A su vez, las fumigaciones representan una amenaza para la seguridad alimentaria. El balance presentado en Mico­ahumado, después de su fumigación con glifo­sato fue de 25 hectáreas de coca efectivamente afectadas y 300 hectáreas dañadas de cultivos de pancoger. Esto desestabilizó a la población campesina y la des­plaza. 

A su vez, las minas antipersonales establecidas en el territorio, le impedían a los campesinos usar las pocas vías que existía, lo cual los obligaba andar por trochas alternas, duplicando el tiempo de caminar e incrementando los fletes a lomo de mula para sacar las cosechas de maíz y fríjol. De esta manera si una carga de maíz se pagaba a 20 mil pesos y en fletes el campesino tenía que pagar 13 mil pesos, las ganancias no se alcanzaban a ver. 

Paso a paso el Proceso Soberano Comunitario de Micoahumado ha logrado avances en ese sentido. El 26 de enero de 2005, se produjo el desminado humanitario, por parte de la guerrilla del ELN, del tramo de la carretera de La Plaza hasta las veredas La Caoba y La Guásima y ya está siendo transitada aunque la comunidad aún espera que el gobierno nacional facilite una verificación técnica internacional de este desminado.  

 

Acciones y logros en lo productivo 

En la construcción del Espacio Campesino Humanitario, las comunidades de Micoahumado, en conjunto con el trabajo del equipo de terreno del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio - Laboratorio de Paz, han logrado recuperar las huertas campesinas integrales para el autoconsumo, desarrollar parcelas productivas, galpones avícolas y estanques piscícolas, como elementos básicos de la producción, junto con un programa de capacitación sobre sosteni­bilidad agrícola y producción orgánica y nutricional.  

Desde tiempo atrás, en la región de Micoahumado han abundado las cosechas de fríjol y café, por ello se fundó hace ocho años aproximadamente la empresa asociativa Café Micoahumado y Asopromic (Asociación de productores de Micoahumado). Actualmente, en el desarrollo de este proceso soberano, hay dos motoazadas para facilitar medios de producción a las familias más pobres, para transformar el terreno y hacerlo más productivo; se trata de contar con condiciones y herramientas para producir mejor. “Y aún si no se cuenta con esas herramientas, hay que aprender aprovechar los recursos de aquí mismo”, dicen los miembros de la Asamblea Popular Constituyente.  

Se ha avanzado en el establecimiento de 180 huertas integrales; 90 hectáreas planeadas para el proyecto de cacao; hay 40 familias beneficiarias en un proyecto de ganadería; se están preparando 22 hectáreas de caña para autoconsumo y se han construido 23 galpones administrados por mujeres cabeza de hogar. 

Para una segunda fase se plantea recuperar las semillas locales mediante una metodología participativa y establecer en cada vereda bancos de semillas locales como fuente productora para uso de la misma comunidad, buscando que se haga realidad el concepto de soberanía alimentaria interna. Esta labor, en algunos aspectos, cuenta con el apoyo del programa RESA (Red de Seguridad Alimentaria) de la Red de Solidaridad Social. 

En el esfuerzo de generar mercados solidarios con las comunidades vecinas, dentro del Proceso Soberano Comunitario por la vida, la justicia y la paz de Micoahumado, se está promoviendo que el arroz cultivado en las zonas bajas del municipio de Morales, como La Arcadia, pueda ser consumido en las veredas y corregimientos de la zona alta como es el caso de Micoahumado y Corcovado o contar con la cercana Zona de Reserva Campesina de Morales y Arenal, donde hay 320 hectáreas de arroz cultivadas que podrían surtir el consumo local. Igual se puede hacer con el maíz cultivado en la zona, ya que cada familia consume a la semana más o menos, 20 libras de arroz y 14 libras de harina de maíz, que usualmente se compran ya procesados fuera de la región. 

Con 80 mil pesos que gana a la semana un campesino, es vital pensar en alternativas de fortalecimiento de estas dinámicas de consumo interno y protección alimentaria, extendido a los frutales y las verduras en pequeña escala y el consumo de panela, sólo por mencionar algunos de los productos básicos.

 

El futuro 

Las acciones que la comunidad ha definido como indispensables para trabajar hacia el futuro, con el fin de mantener la seguridad alimentaría en los espacios humanitarios son:

•    Participación pública que haga visible la vulnerabilidad de las comunidades en términos de su crisis humanitaria y su aislamiento. 

•    La posibilidad del acceso a tierras y a sembrar sus alimentos para la producción suficiente y sostenible.

•    La disponibilidad suficiente de semillas orgánicas, y no transgénicas como mínimo requisito; también las variedades locales presentes en la región.

•    La creación de alianzas con otras comunidades para el intercambio de productos.

•    La posibilidad de transformación agroindustrial de sus alimentos (molinos para granos y secadoras, por ejemplo).

•    El nivel educativo con respecto a la alimentación, las necesidades nutricionales por edades, características de los alimentos, los roles de los integrantes de la familia en una producción limpia y saludable.

•    La posibilidad de acceder a servicios de salud y saneamiento básico.

En toda la región del Magdalena Medio, once comunidades han tomado la decisión de constituir su territorio en espacio humanitario, con el acompañamiento del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio - Laboratorio de Paz, y específicamente en el Sur de Bolívar, las comunidades avanzan en la construcción de los espacios humanitarios de Micoahu­mado, Tiquisio, Alto Arenal y Rioviejo, Zona de Reserva Campesina de Morales y Arenal, la zona minera en la Serranía de San Lucas, zona de Desarrollo Integral de San Pablo y Simití.

El futuro está en un pueblo soberano y autónomo, sin armas. Por ello, proponemos consolidar el estado social de derecho y construir un espacio campesino humanitario para la protección de la vida, el desarrollo de los proyectos de paz y vida, de economía justa, equitativa y sostenible, que harán posible la region que soñamos. Buscamos una isntitucionalidad que muestre un camino de hombres y mujeres libre, convencidos que la reconciliación de los colombianos es posible. 

De esta manera, el sentido más profundo de la construcción de los espacios humanitarios es la protección y respeto de la vida con dignidad de cada uno de los ciudadanos de la región del Sur de Bolívar, la expansión de la defensa de sus derechos fundamentales, el desarrollo integral y el arraigo en el territorio mediante el fortalecimiento de los procesos sociales de la población.  

 

Se cuenta además con el apoyo de

·          Diócesis de Magagué 

·          Parroquia San Sebastián de Morales 

·          Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio-Laboratorio de Paz 

·          Redepaz 

·          Gobernación de Bolívar 

·          Defensoría del Pueblo 

·          Red de Solidaridad Social 

·          Consejería en Proyectos (PCS)

·         Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos  

·          acnur 

           Campaña Colombiana contra minas

·          Llamado de Ginebra 

·          Equipos Cristianos de acción por la paz (ECAP) 

·          Organización Femenina Popular 

            Credhos  Corporación Nación

  

PRIMER ENCUENTRO REGIONAL DE LÍDERES DEL SUR DE BOLIVAR

Desde el 30 de enero al 2 de febrero de 2005, se reunieron en Micoahumado, representantes del Sur de Bolívar para analizar la situación actual de la región en el que se abordaron cuatro temas fundamentales: 1) Situación política del Sur de Bolívar y cómo las organizaciones sociales ayudan a fortalecer el tejido social; 2) Derechos humanitarios y derecho internacional humanitario; 3) Desarrollo social, cultural, productivo del Sur de Bolívar; 4) Tenencia de la tierra en la región.   

De este documento, incluimos la problemática y las estrategias de dos de los ejes temáticos tratados: 

 

Desarrollo social, cultural, productivo del Sur de Bolívar

Problemática 

  • Debido al poco arraigo y falta de sentido de pertenencia en el campesino de la región, plantean la necesidad de recuperar la identidad cultural.
  •  Se presenta explotación indiscriminada de madera en plena zona forestal. Las ciénagas han perdido la producción en un 70%, por sedimentación. La quema y el uso de productos químicos sigue siendo frecuente en las parcelas.
  • La productividad de la región se ve afectada negativamente por la acción de grupos al margen de la ley. Los grupos armados tienen su mirada sobre estos territorios.
  • Hay que fortalecer la seguridad y soberanía alimentaria como estrategia de permanencia en nuestra región. Hay que proteger la economía de la región mediante el impulso del autoconsumo como estrategia de mercado solidario.
  • Es necesario asumir el desarrollo de la región desde nuestra capacidad de organización social.

Estrategias 

  • Promover el fortalecimiento y la consolidación de la organización regional, a través de: 1) la sensibilización a las comunidades para la construcción de solidaridad, la conformación de comisiones de interlocución que gestionen ante las instituciones públicas y privadas y dialoguen con los diferentes actores del conflicto para la construcción de paz, que garantice el desarrollo social, económico y cultural, fortalezca la economía agrícola, ganadera y minera así como el cuidado del ambiente y el fomento de una economía lícita. 
  • Impulsar un plan de desarrollo económico y ambiental desde comunidades, que fortalezca y promueva los modelos productivos de finca campesina como seguridad alimentaria, reforestación campesina, tecnologías limpias, el desarrollo asociativo y empresarial, el arraigo al territorio y la vida con dignidad. 
  • Realizar un foro regional que favorezca el encuentro creativo de la identidad regional. 
     

Tenencia de la tierra en la región

Problemática

  • El 95% de las familias en la Zona de Reserva Campesina no tiene propiedad legal sobre sus parcelas.
  • La zona se encuentra en alto riesgo de desplazamiento por los temores de la población civil ante la acción de los grupos armados. 
  •  La Zona de Reserva Campesina tenemos leyes que nos cobijan y dan acceso a los títulos de propiedad. Quienes están en la Zona de Reserva Forestal aparentemente no tenemos derecho a títulos de propiedad, no tenemos esas posibilidades. Pero el gobierno sí está titulando a empresas multinacionales dentro de la Zona de Reserva Forestal con fines de explotación minera en la zona de la Teta de San Lucas, pero no a las comunidades mineras de la región. 
  • Un problema regional que se avecina es la presencia de una empresa de palma africana que quiere adquirir 24 mil hectáreas para su cultivo y se corre el mismo riesgo que tiene la zona minera. La situación del sector minero es crítica: se han legalizado unas 12.000 hectáreas pero el Estado establece que si en tres años no se explota, se pierde el derecho. 
  • La presencia de cultivos de coca y las fumigaciones también representan una amenaza para las comunidades de las zonas rurales. En Micoahumado fumigaron 25 hectáreas de coca y dañaron 300 de pancoger. Esta es una estrategia para desestabilizar a la población campesina.
  • Hay pocas garantías para invertir en la zona. Qué hace la gente con títulos si adentro no tienen garantías para ejercer la propiedad por los temores que existen con la presencia de los grupos armados. 
  •  El impacto que puede generar la construcción de la troncal de la Paz que iría desde Barranco de Loba hasta Yondó, pasando por todos los municipios del Sur de Bolívar. 
  •  Hay preocupación por los intereses que existen sobre el oro de la Serranía de San Lucas. La Sociedad Kedahda S.A  es una empresa creada en Colombia por una multinacional surafricana llamada AngloGold Ashanti, que a su vez es propiedad de otra multinacional más grande llamada AngloAmerican PLC. La Kedahda le solicitó al gobierno colombiano que le otorgara hectáreas (1.163.674 hectáreas.) para exploración y explotación de oro de la Serranía de San Lucas. Eso abarca casi la totalidad de la Serranía.
  •  El peligro del desplazamiento del sur de Bolívar se encuentra en el momento más critico, lo prueban las situaciones descritas anteriormente.

Estrategias 

  • Permanecer en el territorio creando las condiciones para hacerlo productivo, evitando que la gente se vaya, mediante acciones que promuevan el derecho al territorio, la justicia y la reparación, porque está región es incluyente y constructora de paz.
  • Crear escenarios de concentración y dialogo que permitan avanzar en un trabajo regional que tenga en cuenta los intereses económicos y políticos que existen sobre la región y sus riquezas porque es desde allí que se pueden lograr acuerdos de respeto a la población, su derecho al territorio, a sus pertenencias y sus planes de desarrollo y proyectos de vida. 

Ver documento completo: Proceso soberano humanitario por la vida, la justicia y la paz. Micoahumado, municipio de Morales, Sur de Bolívar. Boletín informativo, Resumen 2005, 12 p.

Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, Laboratorio de paz. Subdirección Sur de Bolívar.

 


[1] comunicadora social Espacios Humanitarios Sur de Bolívar. Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio - Laboratorio de Paz. e mail: espacioshumanitarios@yahoo.es y sofreyes@epm.net.co.  Sede Aguachica tel: 565 5146.

Publicado en Agosto 19 de 2005| Compartir
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