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La región del Boquerón se ubica en la zona rural del corregimiento de San Cristóbal, al noroccidente del municipio de Medellín, departamento de Antioquia (Colombia); sobre la cuenca alta de la Quebrada La Iguaná, localizada a una distancia aproximada de 20km de la ciudad. Sobre un relieve de ondulado a quebrado presenta pendientes entre el 25% y el 75%. Con suelos ácidos debido a la alta pluviosidad en la región y un pH que varía entre 5,5 y 6,5. El promedio de precipitación es de 1.815mm presentándose el máximo nivel en los meses de abril, mayo, septiembre y octubre. Su temperatura promedio varia entre los 12 y 18°C. Por sus características la región presenta zonas de vida bh-Mb (bosque húmedo-montano bajo), bmh-Mb (bosque muy húmedo-montano bajo) y bmh-M (bosque muy húmedo-montano).
Las características socioeconómicas de la región del Boquerón son las siguientes: economía campesina, tamaño de los predios promedio de 0,5 hectáreas, promedio de cinco personas por unidad familiar, la actividad económica predominante es el cultivo de hortalizas y flores, el destino de la producción es el mercado de Medellín. El corregimiento de San Cristóbal tiene 4.954 hectáreas, de las cuales cien corresponden al área urbana y las restantes al área rural; está dividida administrativamente en 17 veredas. Cada vereda cuenta con una organización comunitaria denominada acción comunal, existe también las asociaciones de padres y madres de familia de las escuelas y colegios de la región.
En los sistemas de producción agrícola de revolución verde, los componentes del sistema (suelo, vegetación, agua, animales, microorganismos, etc.) han recibido un manejo por parte de los campesinos y campesinas, en su búsqueda de producción y obtención de utilidades y rentalibilidad, que no han favorecido el equilibrio ecosistémico, generando consecuencias desfavorables por pérdida de cosechas, deterioro del ambiente, empobrecimiento de los suelos, gran dependencia de los agroquímicos, reducción paulatina del área de sus predios y por consiguiente disminución de la utilidad y la rentabilidad económica.
Generalmente, los productores venden la cosecha a un intermediario, que lleva a los centros de acopio de Medellín. En ciertas épocas, los campesinos no recuperan ni el valor del costo de la producción de la cosecha, acumulando pérdidas hasta que llega un tiempo de mejor cosecha o de mejor precio. Los agricultores asumen los costos del transporte y pagan al intermediario una comisión entre el 10% y el 20% sobre el producto de la venta. Este tipo de transacción es muy desventajoso para ellos puesto que no se garantiza el cuidado del producto transportado, ni la venta de la cosecha. En caso de abundancia de un producto, si el comisionista afirma no haber encontrado comprador, son los campesinos quienes asumen la pérdida de la cosecha. Ellos no tienen ningún control sobre los precios, ni sobre la comercialización de la producción y dependen totalmente del intermediario que fácilmente puede desconocer la comisión acordada.
El proceso agroecológico para la transformación de las prácticas agrícolas de la región del Boquerón surge en el año 1991 con el apoyo de la Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila, basándose en el estudio de la forma convencional cómo los campesinos usan los pesticidas en la agricultura. De este estudio surge el programa para el manejo del agua y de los agroquímicos en la región, proponiéndose las alternativas agroecológicas.
En el año 1995 dimos comienzo al desarrollo de la transformación de las prácticas agrícolas convencionales. Este programa de agroecología es uno de los componentes que implementa la comunidad campesina de la región del Boquerón; dentro del marco de la gestión ambiental territorial, la experiencia es asesorada por la Corporación Penca de Sábila. Conformamos un grupo de veinte familias que producimos y comercializamos hortalizas ecológicas, quienes constituimos el 15 de marzo de 2003 la Asociación campesina agroecológica de la región del Boquerón, ACAB.
La propuesta agroecológica se desglosa en seis componentes: organización comunitaria, conversión de predios agrícolas convencionales a predios agroecológicos, producción y comercialización de productos orgánicos, formación de promotores y promotoras agroecológicos, investigación con campesinos y capacitación a familias.
La asociación surgió con el objetivo de cambiar, en la región del Boquerón, la forma tradicional o convencional de producir y comercializar hortalizas, implementando alternativas ecológicas de producción y de comercialización que mejoren la calidad de vida de los integrantes de la ACAB y de la comunidad en general; atendiendo para ello aspectos como la salud, el cuidado del medio ambiente, los ingresos económicos, la seguridad alimentaría y el acceso al conocimiento. Para lograr dicho objetivo en la asociación estipulamos que una finca agroecológica debe tener los siguientes componentes: tener siembras a través de la pendiente, implementar prácticas de recuperación de suelos (pozos de sedimentación, barreras vivas o muertas, abonos verdes), producir un abono orgánico líquido y uno sólido, no utilizar fertilizantes de síntesis industrial, solarizar suelos y abonos orgánicos, hacer rotación de cultivos, no tener monocultivos, no utilizar venenos (pesticidas) en el predio, sembrar plantas alelopáticas y repelentes entre el cultivo, utilizar trampas para el manejo de plagas, procurar tener producción animal, tener pozo séptico, realizar reciclaje y reforestar las quebradas y nacimientos que pasen por el predio. Además debemos tener el plan de conversión predial y carta de compromiso con la ACAB y registros de costos de producción.
En la ACAB nos basamos en nuestros propios criterios para la producción y la comercialización:
· La familia es la que determina qué y dónde vender.
· Las costumbres.
· Las condiciones climáticas y de suelos determinan las preferencias de siembras.
· Las características del cliente determinan las preferencias de los canales de comercialización.
· Sembramos lo que se está vendiendo.
· Tenemos establecido un promedio semanal de mercados distribuidos directamente.
· Tenemos un trato fijo con almacenes de cadena, lo cual nos garantiza una producción semanal.
· La siembra la hacemos de acuerdo a una planeación elaborada en la reunión de asociados de la ACAB e incluye aspectos como: contemplar preferencias entre los mismos campesinos, definir períodos vegetativos por cada vereda, establecer las áreas requeridas, hacer los compromisos de siembra y coordinar siembras entre predios.
Tenemos un sistema interno de control que incluye visitas anuales a todos los predios y un cuestionario con datos sobre la familia, tenencia de la tierra, sistema de explotación de la finca, historia del manejo de los cultivos, croquis de la finca, manejo de enfermedades e insectos competidores, manejo de cosecha y poscosecha, producción pecuaria y comercialización. El sistema interno de control y el acercamiento a los consumidores, ha permitido que ellos tengan una certificación de confianza hacia nuestros productos.
En este proceso de producción y comercialización se nos han presentado muchas dificultades:
· El alto costo de la certificación no nos ha permitido adquirirla.
· La gran aplicación de agroquímicos en la zona.
· La presencia de intermediarios que manejan mayoritariamente los mercados.
· La cultura de producir sólo con agroquímicos por parte de la mayoría de familias campesinas.
· La poca sensibilidad ante los procesos de organización dirigidos hacia una economía solidaria de campesinos y campesinas y su falta de experiencia en los mismos.
También se han constituido en un serio limitante para la ampliación de la demanda de productos orgánicos, la falta de sensibilidad de los consumidores frente a los riesgos que, para la salud, significan consumir productos de origen vegetal que han sido sometidos a altas aplicaciones de agroquímicos; así como la no existencia de capital de trabajo, que le permitan a la ACAB el pago al contado de los productos a los asociados y que no ha permitido la vinculación más numerosa de otras familias campesinas que desean realizar la conversión de sus predios, pero que no la realizan por dificultades en la comercialización.
Pese a ello, hemos obtenido logros: un mercado sin interrupción desde 1997, un proceso de consolidación del grupo que nos ha llevado a ser hoy una asociación campesina, el compromiso de las familias con la producción agroecológica; nuevas familias se quieren vincular a los procesos productivos y de comercialización, el mejoramiento del ingreso familiar, la generación de empleo para la región del Boquerón, ampliación del mercado, mayor conocimiento sobre técnicas agrícolas para los campesinos y las campesinas, mayor seguridad alimentaria, visibilización del trabajo de la mujer, mejoramiento de las condiciones medio ambientales, mejoramiento de la calidad de vida de las familias, mayor integración entre los habitantes de la región, generación de autonomía y liderazgo personal.
Los resultados económicos en el año 2002 fueron de noventa millones de pesos en ventas a almacenes de cadena y cincuenta millones de pesos en ventas a consumidores directos en domicilios. Tecnológicamente, estamos construyendo metodologías con los campesinos y las campesinas para la planeación de siembras y organización del grupo alrededor de la producción y comercialización; también hemos obtenido buenos resultados en el manejo de enfermedades e insectos competidores, mejoramiento de suelos y producción de abonos orgánicos. Ambientalmente, hemos logrado reducir la contaminación por pesticidas y fertilizantes químicos en el suelo, agua y ambiente en general; también logramos disminuir las perdidas de suelo, aumentar y recuperar la biodiversidad en la región y mejorar la calidad del agua.
Como lecciones del recorrido del grupo destacamos:
· Siempre debemos realizar la selección de las tecnologías con la gente.
· No apresurar los procesos de cambio.
· Promover experiencias básicas que las personas vean y replicarlas a través de los promotores.
· El enfoque ecológico lo debemos trabajar ligándolo a la organización comunitaria.
· En el ámbito social y empresarial debemos realizar evaluaciones permanentes.
· Podemos observar los impactos sociales por la mayor participación de la mujer en los asuntos productivos y en la toma de decisiones en las familias; así como por la articulación del trabajo de nuestra asociación a otros grupos, en torno a la gestión ambiental del territorio que habitan.
· Hemos creado lazos de amistad entre asociadas y asociados, con los habitantes de la región y con el grupo de consumidores que le dan la certificación de confianza a la ACAB. Existe un reconocimiento social a la labor de la asociación en la región.
Como proyecciones a futuro, en la parte organizativa tenemos la necesidad de ampliar la base social de la organización hasta cincuenta familias para el año 2004 y dar a conocer a todas las familias los estatutos de la asociación para un mejor manejo de la misma. Para diciembre de 2004 esperamos tener una persona capacitada por vereda para realizar el control interno de forma eficiente y eficaz y que presente un informe anual a la ACAB.
En cuanto a la producción, los asociados deben tener actualizados sus planes de conversión predial ecológica. Respecto a la capacitación, debemos contar con un equipo de promotores campesinos y campesinas que difundan la propuesta agroecólogica en la región; adoptar como actividad cotidiana de la asociación la atención de giras de intercambio, hacer que la agricultura orgánica se extienda en más veredas de la región del Boquerón y fomentar ensayos e investigaciones con prácticas agroecológicas de campesino a campesino, logrando una sistematización de los resultados para compartirlos con más campesinos y campesinas.
En la comercialización, buscamos aumentar los volúmenes de mercados directos; esperamos que para 2004 podamos distribuir 300 mercados semanales; llevar registros sencillos y fáciles de interpretar por los campesinos tales como costos de producción, planes prediales, planeación de siembras y registros de labores. A diciembre de 2004 la ACAB deberá tener una certificación ecológica de una entidad nacional o internacional debidamente autorizada para ello.
Algunos propósitos que tenemos: la valoración económica del trabajo de los campesinos y campesinas, trabajar con especies animales y vegetales que brinden seguridad económica y alimentaria, fortalecer los ahorros de las familias campesinas y de la asociación; también buscamos que las familias campesinas lleven el control y manejo contable, así como contratar una contaduría profesional.
Un gran reto que asumimos en la ACAB es la constitución de un consorcio con La Corporación Penca de Sábila y la Fundación Confiar, con la finalidad de poner en funcionamiento una tienda agroecológica llamada Col y Flor, con criterios de mercado justo en la ciudad de Medellín y que abrirá sus puertas al público en los próximos días. Ella permitirá que los productos orgánicos de diferentes organizaciones comunitarias de la Red Colombiana de Agricultura Biológica sean reconocidos y consumidos por los pobladores de Medellín, fortaleciendo así la ACAB y mejorando la calidad de vida de consumidores y productores.
El corregimiento de San Cristóbal se ha convertido en un centro urbano en el que decrece lo rural y se aumenta cada vez más el llamado sector terciario de la producción (bienes y servicios). El proceso de asimilación e integración de los pequeños agricultores a modelos urbanos de producción y de vida, va en detrimento de ellos mismos y de la sociedad en general. El acelerado proceso de desintegración de la economía y forma de vida campesina, en esta región del Boquerón, sólo se puede detener mediante una organización comunitaria capaz de generar cambios culturales que dan sentido a la existencia como campesinos y campesinas y también oportunidades que ofrezcan una mejor calidad de vida.
Es por ello que la creación de un distrito agrario especial en Boquerón como unidad territorial que proteja y estimule la economía campesina y la permanencia de su gente en el territorio, se convierte en una tarea urgente para la organización social campesina pues sería garante de la seguridad y soberanía alimentaría y posibilitaría el desarrollo cultural rural de sus habitantes.
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Informes: Penca de Sábila, tel (+4) 2846868, corpenca@epm.net.co
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