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Contexto
Desde la época de la colonia, Bolivia ha sufrido la explotación de sus recursos naturales, los mismos que han servido para incrementar la acumulación del capital mundial en las diferentes etapas históricas del mismo. Este proceso de explotación de los recursos naturales, basado también en la explotación de la fuerza de trabajo local, no ha permitido el desarrollo del país y por tanto ha limitado el bienestar de su población.
En todo este proceso, la articulación de los pobladores locales con sus recursos naturales ha sido fracturada desde la colonia hasta nuestros días y más bien se ha impuesto una relación basada en el sometimiento de la naturaleza, con la consiguiente exclusión de las poblaciones locales.
Por todo ello, Bolivia ha vivido en la mayor postración económica desde su fundación, ocupando históricamente los últimos lugares del desarrollo económico y humano, no solo del continente, sino del mundo. Así, el índice de desarrollo humano correspondiente a los últimos años, coloca a Bolivia entre los 16 últimos puestos, cuyo ingreso per capita no ha superado los niveles registrados en la década de los años sesenta.
La relación entre el denominado “desarrollo” y el impacto en los recursos naturales no ha sido equilibrada ni armónica, en especial si se considera que han predominado enfoques de desarrollo caracterizados por su orientación depredadora y extractiva de los recursos, por la exclusión del hombre y de la misma naturaleza. Podemos afirmar entonces que la forma de administración de los recursos naturales, ha jugado un rol determinante en el tipo de desarrollo que se dio en el país.
La explotación de nuestros recursos naturales se ha traducido en la deforestación de grandes espacios de bosques para la habilitación de tierras destinadas a monocultivos agrícolas (1,5 millones de hectáreas habilitadas anualmente para cultivos agrícolas en el departamento de Santa Cruz); también la extracción selectiva de madera, las tierras habilitadas para ganadería, etc., son actividades que han provocado la degradación de recursos genéticos y están reduciendo anualmente la superficie de los bosques a un ritmo estimado de 200 mil hectáreas anuales.
A este proceso contribuye también la degradación del agua: el 10% de las tierras se ha perdido o está severamente dañado por el uso intensivo que se hace de estos recursos, lo que ha llevado a la salinización, alcalinización y descenso en los niveles de las napas de agua.
El uso de agroquímicos está contaminando severamente los recursos hídricos por encima de los limites de seguridad permitidos. El uso intensivo e indiscriminado de fertilizantes, insecticidas, fungicidas y herbicidas sintéticos, está produciendo estragos entre los organismos que habitan los suelos, disminuyendo en forma drástica su fertilidad, con el consiguiente impacto en la calidad nutritiva de los alimentos, generando entre la población el crecimiento exponencial de enfermedades como el cáncer, esclerosis, afecciones al sistema inmunológico humano, etc.
Como consecuencia de lo anterior, la base genética de la mayor parte de las especies está siendo erosionada, especialmente aquellas destinadas a los mercados locales. La erosión se está dando mediante el desplazamiento de las especies domesticas nativas por variedades de alto rendimiento introducidas por la revolución verde. De esta manera, la erosión genética está extinguiendo las especies nativas domesticadas, dando lugar al despoblamiento de zonas rurales, la destrucción de hábitat y de las economías locales.
En este sentido, el uso de agroquímicos, ha generado los siguientes efectos negativos:
· Residuos contaminantes en el medio ambiente.
· Residuos sobre productos de consumo doméstico, con efectos sobre las generaciones futuras.
· Resistencia de insectos, ácaros y hongos, manifestándose en la inefectividad de los productos químicos.
· Eliminación de los “enemigos naturales” (biorreguladores) que son los reguladores de las plagas de insectos y ácaros.
· Surgimiento de plagas nuevas.
· Eliminación de prácticas usadas tradicionalmente y dependencia al químico.
· Contaminación de ríos y aguas subterráneas y sus consecuencias negativas en la fauna piscícola, avifauna y salud humana.
· Erosión de suelos que tiende a la desertificación.
La existencia de plagas que aumenta año tras año, ha causado alarma entre los campesinos por los considerables daños causados antes de la cosecha, ya que el impacto es sobre la economía campesina, la salud humana y el medio ambiente.
En la actualidad, las corporaciones internacionales de fabricación de agroquímicos y producción de semillas comerciales y semillas transgénicas, están interesadas en la consolidación de la dependencia agrícola y de los propios agricultores, mediante la apropiación y control de los recursos genéticos. El mayor grado de dependencia de estos insumos externos, por parte de los agricultores, está llevando a la paulatina desaparición de los recursos genéticos nativos, debido a que les impedirá el uso y manejo de fauna (vertebrada o invertebrada), flora y microorganismos que habitan los ecosistemas, destruyéndose así el sistema de seguridad alimentaria inherente a toda sociedad capaz de manejar y usar la diversidad biológica para el mantenimiento de métodos de cultivos sostenibles, gracias a la variedad genética que se involucra en dichos métodos y que se conocen como tradicionales y/o nativos.
La seguridad alimentaria basada en la capacidad local y en el uso racional de los recursos genéticos existentes en el país, constituye un factor esencial para la determinación de la soberanía sobre la administración de los recursos naturales por las poblaciones locales.
La vigencia de los sistemas culturales tradicionales se encuentra estrechamente ligada a la forma de producción y de obtención de alimentos. Este método de manejo sostenible de los recursos genéticos está amenazado no solo por el avasallamiento de las actividades extractivistas de los recursos naturales, sino también por la manipulación genética que se haga de los mismos.
Como una respuesta al contexto anteriormente descrito, la administración local de los recursos naturales se convierte en una alternativa válida y necesaria. El enfoque de manejo integrado de recursos naturales reivindica el derecho que tienen las poblaciones locales sobre la administración soberana de sus recursos naturales, en contraposición a los modelos desarrollistas o conservacionistas que se orientan hacia la explotación irracional de los recursos naturales y hacia la exclusión de los pobladores locales en el usufructo de los mismos, perpetuando, de esta manera, la pobreza y la marginación social.
El enfoque de manejo integrado de recursos naturales está orientado a garantizar la seguridad alimentaria mediante el rescate y fortalecimiento del conocimiento tradicional, así como la implementación de innovaciones tecnológicas basadas en el manejo de los recursos de la biodiversidad y en el desarrollo productivo de los recursos genéticos.
El manejo integrado de recursos naturales pretende incentivar y consolidar una agricultura ecológica, a través del manejo ecológico de plagas (MEP), cuyos efectos se traducirán en la reducción de plagas y enfermedades en la actividad agrícola, en la salud comunitaria, en el mejoramiento de ingresos y en la preservación y fortalecimiento de los recursos genéticos.
Ante esta problemática, en Probioma decidimos iniciar un proceso de implementación del manejo ecológico de plagas (MEP), como una alternativa al uso indiscriminado de agroquímicos. La decisión institucional de llevar adelante este proceso, nos ha conducido a la implementación de un Centro de Diagnóstico y Producción de Biorreguladores1, para el control biológico de plagas y enfermedades - PROBIOTEC, el mismo que actualmente viene desarrollando la producción masiva de biorreguladores con base en más de 200 cepas de hongos entomopatógenos, micoparasíticos y nemátodos entomopatógenos para el control de más de cuarenta plagas y enfermedades, en más de 38 cultivos agrícolas tanto tropicales como andinos.
La decisión tomada se basa, por una parte, en que en Bolivia no existe una voluntad política de controlar la importación y uso de agroquímicos nocivos y por otra parte, no existía un centro de producción de biorreguladores. Por lo tanto, podemos afirmar que esta iniciativa de Probioma es la primera en Bolivia y una de las pioneras del continente.
Probioma ha logrado registrar oficialmente los biorreguladores en el país, luego de varias pruebas de eficiencia de campo y la certificación correspondiente del Instituto Nacional de Salud Ocupacional. El registro otorgado por la Unidad de Sanidad Vegetal, dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, nos permite la transferencia y comercialización masiva en el territorio boliviano, así como obtener el permiso correspondiente para la exportación de dichos biorreguladores a otros países. El carácter de inocuo, que ha sido certificado por los organismos competentes en el ámbito gubernamental, representa una garantía de que no afecta al hombre ni a los animales, menos aún al medio ambiente.
Asimismo, la transferencia masiva de biorreguladores, implementada desde hace cinco años en varias regiones de Santa Cruz y Bolivia, representa un antecedente y experiencia, lo que constituye la base para el establecimiento de políticas nacionales relacionadas con la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible, así como con la generación de servicios ambientales. Una prueba de ello es que este emprendimiento ha sido incorporado en la Estrategia Nacional de Conservación de la biodiversidad y de los recursos genéticos del gobierno boliviano, en la Enciclopedia Mundial de sostenibilidad de Both Ende y en el Programa Micro-Macro impulsado por la Red O Globo (Brasil) y TV Cultura de la BBC (Inglaterra).
Con este aporte, tratamos de fortalecer y consolidar la agricultura ecológica en el ámbito nacional, mediante la transferencia de esta biotecnología, la capacitación, la asistencia técnica y la difusión en el ámbito local, regional y nacional en los diferentes departamentos a través de propagandas radiales, entrenamientos en el Centro de Biorreguladores, asesorías y certificación local de cultivos orgánicos, a los agricultores que se encuentran en proceso de reconversión y/o incursión en la producción ecológica, y que desean comercializar sus productos en los mercados locales, con un impacto positivo en la seguridad alimentaria.
La transferencia del control biológico la realizamos mediante demostraciones en campo a las organizaciones de campesinos, obviamente en una área local restringida por las limitaciones financieras que tiene Probioma. Por esta razón diseñamos la estrategia de cubrir otras zonas y regiones a través de distribuidores2, llegando aproximadamente a 3 mil agricultores en los cinco años de transferencia. La superficie cultivada por familia oscila entre 0,25 a máximo cinco hectáreas, teniendo como promedio una hectárea, siendo los principales cultivos la papa, tomate, caña, cítricos, pimentón, frejol y hortalizas. La producción se destina para el consumo familiar, el abastecimiento de semilla propia y el excedente es para el mercado nacional.
Por otra parte, los resultados que hemos alcanzado con el control biológico han permitido abrir la transferencia hacia otros sectores de la agricultura, como es el caso de la agroindustria soyera a la cual transferimos el control biológico para la protección de semillas en un área de 12 mil hectáreas, con el consiguiente mejoramiento del rendimiento en un 25%. Este ejemplo está demostrando que el control biológico representa una alternativa real y ambientalmente sana, a la introducción de cultivos transgénicos.
Como se puede observar en la gráfica, el proceso que tiene PROBIOMA en la transferencia de control biológico es ascendente. Cabe aclarar que esta biotecnología contribuye a acelerar el proceso de reconversión de una agricultura convencional a una agricultura ecológica y en este marco los impactos socioambientales son positivos e importantes.
Asimismo, podemos señalar que son distintos grupos o estratos los beneficiados por una producción agrícola más sana. Por un lado están las familias de los agricultores que producen alimentos sin químicos y por otro lado los consumidores que ya no ingieren residuos tóxicos en los alimentos. Si se trata de cultivos extensivos los beneficios son incalculables ya que esta producción se destina a la agroindustria, tal el caso de la soya. En términos generales podríamos estimar que los beneficiarios indirectos llegan a más de 40 mil personas.
Paradójicamente, este emprendimiento no ha merecido el apoyo del gobierno boliviano y de manera muy limitada por la cooperación internacional. Sin embargo, la proyección es llegar a consolidar una agricultura ecológica a nivel regional y nacional. Para este cometido, hace falta apoyo a programas de transferencia masiva del control biológico, a fin de permitir que esta biotecnología –que representa una importante herramienta– logre la consolidación de la agroecología en Bolivia.
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1 Microorganismos inofensivos para el hombre que atacan a las plagas de los cultivos, promoviendo el equilibrio natural existente en la naturaleza y que se ha deteriorado y/o perdido por el uso excesivo de agroquímicos.
2 Un distribuidor es un agente externo a Probioma, que recibe la capacitación respectiva sobre el uso de agentes de control biológico. Este cubre un área específica y no siempre se encuentra dentro del área de influencia directa de Probioma, por las ventas de productos recibe un porcentaje de ganancia.
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Informes: Miguel Angel Crespo: probioma@roble.scz.entelnet.bo
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