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Con el Plan Nacional para el Desarrollo Minero Visión 2019 aprobado en el año 2006, se adoptó como visión que “en el año 2019 la industria minera colombiana será una de las más importantes del continente y habrá ampliado significativamente su participación en la economía nacional”, política impuesta por las bancas multilaterales para mantener el nuevo capitalismo globalizado y su fase neoliberal, debido entre otros aspectos, al agotamiento de las reservas de minerales en el planeta y el aumento de la demanda de estos recursos. Hoy vemos aplicada esta política en el actual Plan Nacional de Desarrollo 2010 - 2014, donde la actividad minera es uno de los principales ejes para jalonar la economía del país.
Con esta política extractivista, territorios que nunca antes habían sido mineros,de la noche a la mañana aparecen solicitados para la extracción de sus minerales, dándole un estatus a la actividad, al declararla de utilidad pública e interés social, con el propósito de permitir el saqueo de nuestros minerales y permitiendo que dicha actividad económica- privada esté por encima incluso, de la conservación de nuestra cultura, o de la conservación del aire y del agua, o de procurar la seguridad y soberanía alimentaria de la población, o de las decisiones delordenamiento de nuestros territorios.
Precisamente es lo que está sucediendo con nuestra subregión del suroeste, de una vocación y un ordenamiento agroalimentario, turístico y proteccionista y voy a referirme específicamente a un territorio geográfico comprendido entre los ríos San Juan y Cauca hasta su confluencia, los cuales conforman un ramal secundario de la cordillera occidental en el corazón del medio cauca, al que geológicamente han denominado el cinturón de oro de Colombia (Sillitoe 2008).
Este territorio lo configuran nueve pequeños poblados que se iniciaron desde finales del siglo XVIII con la colonización antioqueña, de topografías quebradas y muy montañosas, con vertientes húmedas, cálidas y frías, con áreas de bosques secundarios, subandinos y alto andinos, de alta biodiversidad y exuberantes paisajes, que dan origen a una importante estrella hidrográfica. Y con actividades socioeconómicas similares, sustentadas principalmente por una economía de subsistencia o campesina, ligada a la producción cafetera.
Una población principalmente mestiza de aproximadamente 123.542 habitantes(Censo Dane 2009), en una extensión de 1.578 Km2, donde también cohabitan cinco (5) asentamientos de la etnia emberáchamí, que se establecieron desde mediados del siglo XVI, provenientes del Chocó y Risaralda, por la persistente presión colonizadora y por sus características de sobrevivencia (caza y pesca).
Si revisamos el actual catastro minero imputado a estos nueve municipios, podríamos afirmar que más del 90% de su territorio está solicitado y titulado para exploración minera por parte de empresas transnacionales, entre las que se encuentran la Anglo Gold Ashanti AGA (Sudáfrica) con su proyectoQuebradonaen los municipios de Jericó, Pueblorrico y Támesis, Solvista Gold (Canadá) con su proyecto Caramanta en un área mayor a 20.000 hectáreas en los municipios de Caramanta, Vaparaíso y Támesis, Continental Gold (Canadá) con su proyecto Andes, Tolima Gold (Canadá) con su proyecto Propiedades Ancal en un área de 20.632 hectáreas, Colombian Mines Corporation (Canadá) y su proyecto Yarumalito en Caramantacon un área de 1.425 hectáreas.
Todas estas empresas se encuentran en su fase de exploración, algunas desde 2006, otras desde 2008 y así sucesivamente, teniendo en cuenta que el período para esta etapa según la Ley 685 de 2001 es de tres años y prorrogables por dos años más, y ha sido un período donde se han venidopresentandoinnumerables conflictos socioambientales y afectaciones, entre los que se encuentran:
A este modelo extractivista se suma la intención de construir microcentrales hidroeléctricas en todos los ríos de la región objeto de este análisis. En la CAR existen solicitudes de concesiones de aguas para todos los principales ríos (alrededor de 42 trámites) por parte de empresas y personas particulares.
Además de la expansión de sistemas artificiales de monocultivos de pinos y concentración de la tierra en áreas estratégicas, con el único propósito de suplir las necesidades del modelo económico vigente.
Ante la inconformidad de las comunidades por la arremetida territorial de estas compañías mineras, el gobierno nacional, departamental y algunos de carácter municipal y otras autoridades competentes, se limitan a decir que lo único que pueden hacer es vigilar el cabal cumplimiento de la ley para que haya responsabilidad social y ambiental por parte de las empresas y también hacer la gestión para la posible instalación de una base militar en la región, cuyo objetivo principal, sin duda es el de facilitar las condiciones para la inversión extranjera y la extracción de los recursos propios de la región.
Por estas razones nos hemos fundado en un proceso de articulación regional que denominamos Cinturón Occidental Ambiental, que nos permita visibilizar los conflictos socioambientales que se vienen dando y plantear acciones de resistencia a este modelo de desarrollo de “desterritorialización”. Para esto, hemos constituido cinco áreas estratégicas para la acción:
En conclusión desde el Cinturón Occidental Ambiental -COA, consideramos que no podemos poner en riesgo nuestras fuentes de vida que nos sustentan por generaciones, por unos pocos y oscuros beneficios económicos a corto plazo, los cuales nos van a costar mucho en términos ambientales y sociales y que la resistencia es la pervivencia de lo que somos y hacemos.
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