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En años recientes a partir de la biotecnología, especialmente mediante las técnicas de ADN recombinante, se hizo posible romper todas las barreras que existen en la reproducción de los seres vivos, permitiendo trasladar o intercambiar características genéticas entre plantas, animales y microorganismos, originando así los llamados "organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos". La transferencia de genes entre especies no relacionadas es un fenómeno totalmente nuevo en la naturaleza y puesto que no existían no se puede predecir exactamente cuál va a ser el comportamiento de esos nuevos organismos una vez liberados en el ambiente.
El argumento más fuerte de la industria para promover los transgénicos es que la biotecnología ahora sí va resolver el problema de disponibilidad de alimentos y del hambre en el mundo. Efectivamente, la población mundial en los últimos 40 años ha aumentado de forma exponencial; pero al comparar su crecimiento con la producción agrícola basada en la "Revolución Verde", se evidencia una sobreproducción de alimentos, especialmente en los países del Norte.
Pero al analizar cómo ha sido la disponibilidad de alimentos por habitante en el planeta, se presenta una distribución y acceso totalmente inequitativa de esta sobreproducción mundial alimentaria y a los medios productivos, puesto que no llega a las poblaciones más necesitadas. La diferencia abismal entre producción y el acceso de alimentos se evidencia en los 800 millones de personas que actualmente sufren hambre en el mundo; lo que indica que el problema de fondo, para resolver el hambre, no es de carácter "tecnológico", sino un problema, ante todo, político, económico.
De acuerdo con Mae Wan Ho (1999), la Ingeniería genética que aplica la industria parte de la hipótesis de que un gen codifica una característica (ADN => mRNA => Proteína), considera que los genes funcionan en una sola vía, que este proceso es irreversible y que el medio ambiente no afecta la creación de la proteína; también que los genes son estables donde se los pone y que no cambian a no
ser por mutaciones esporádicas. Pero los nuevos descubrimientos científicos indican que los genes, por el contrario, funcionan en redes complejas en forma no lineal, multidimensional o circular y están sujetos a la regulación del medio biofísico. Existen muchas evidencias que muestran cómo los genes pueden saltar horizontalmente entre especies no relacionadas, mutar, activarse, desactivarse y recombinarse.
La mayoría de las innovaciones biotecnológicas de la industria están orientadas a la búsqueda de ganancias sin límites y no a respuestas de necesidades que afectan a la mayoría de las poblaciones humanas. Por consiguiente, hasta ahora el énfasis de la industria realmente no ha sido resolver los problemas fundamentales de la agricultura y la alimentación del mundo, sino el incremento de la rentabilidad. Actualmente, las empresas están invirtiendo muchos millones de dólares en la creación de OGM de alto valor comercial, protegidas por rígidos sistemas de Derechos de Propiedad Intelectual (patentes), pero no quieren invertir dinero para investigar los riesgos y los peligros que pueden generar estos organismos, es decir, en la aplicación de medidas de bioseguridad.
Se ha presentado un crecimiento exponencial del área cultivada con transgénicos. En el año 1996 se sembraron sólo 2,3 millones de hectáreas (ha.) y en el año 2000 aumentó a 44,2 millones, de las cuales el 74% del área plantada (32,7 millones de ha) corresponde a cultivos de soya y maíz resistentes a herbicidas. De estos, 25,8 millones, es decir el 59% del área total, se sembraron con soya RR de Monsanto, resistente al Glifossato; le sigue el área de maíz con 10,3 millones de ha, que representa el 23,3% de área total. Pero menos del 1% del área de cultivos GM tiene características que mejoran la calidad de los alimentos. Los países con mayores áreas son: Estados Unidos con 30,3 mill. de ha, seguido por Argentina con 10,3 millones de has. y Canadá con 3 millones de ha. (ISAAA, 2000).
Actualmente, no más de diez empresas transnacionales del Norte controlan el mercado de semillas del mundo; igual situación sucede con los agroquímicos, los productos farmacéuticos y los alimentos. La tendencia es que en los próximos años unas pocas empresas, como Novartis, Aventis, Syngenta, Monsanto, Pharmacia & Upjohn, Dupont y Dow Chemical, controlarán todos los sectores productivos relacionados con los seres vivos (RAFI, 2000).
En el año 2000, se sembraron 32,7 millones de ha (el 74% de toda el área) con cultivos transgénicos resistentes a herbicidas, con sólo esta característica o combinada con otra. La estrategia de la industria es generar más dependencia y consumo del herbicida. Monsanto incrementó en el 78% las ventas de Glifosato en EEUU, luego de liberar al mercado la soya RR.
Otro tipo de tecnologías de última generación que se quiere introducir es: "sistema de protección de la biotecnología o protección de genes", que comúnmente se denomina "Terminator y Traitor", que consiste en crear semillas estériles y plantas dependientes de químicos para expresar sus procesos fisiológicos, como germinación, floración, maduración de frutos y la activación o desactivación del sistema inmunológico que hace a una planta susceptible a una enfermedad. Estos procesos se controlan por medio de la adición al cultivo de un producto químico que regula tales procesos. Para la industria es más rentable producir semillas estériles que se autoprotejan, que romperse la cabeza en complejos procesos judiciales y demandas por la violación de sus derechos de propiedad intelectual y por las regalías. Terminator es una tecnología perversa, porque rompe con los derechos sobre sus ciclos biológicos y reproductivos de todos los seres vivos, y porque además viola el derecho milenario de los agricultores a reproducir, almacenar o intercambiar semillas (RAFI, 1999, 2001). es un proceso irreversible. Esta preocupación es mayor en países megadiversos como Colombia que es centro de origen de gran parte de la biodiversidad agrícola, existiendo el riesgo de contaminación de genes modificados genéticamente de especies cultivadas hacia los parientes silvestres o variedades locales. Igualmente, podría suceder con los animales transgénicos; por ejemplo: si se libera en un río o un lago el salmón transgénico que crece tres veces más que el salmón normal, éste salmón G.M. puede romper el equilibrio de la cadena trófica del ecosistema y hacer desaparecer los peces más frágiles.
Estas tecnologías no son compatibles con las necesidades, expectativas y condiciones ecosistémicas, socioeconómicas y productivas de nuestros países. Generan una dependencia económica de los agricultores en toda la cadena productiva, que es controlada por unas cuantas empresas. El mercado masivo de productos transgénicos puede generar el colapso de las economías agroexportadoras de los países del Sur, puesto que muchos de los transgénicos se están diseñando para sustituir alimentos que son solamente producidos en países del trópico: caña de azúcar, cacao y vainilla, entre otros.
Dado que los cultivos transgénicos más utilizados en el mundo son los resistentes a los herbicidas, cabe preguntarnos: ¿Qué pasaría si se introducen papas transgénicas resistentes a herbicidas en la región Andina, que es el centro de origen de la papa, o una variedad de maíz RR en México? ¿Podría crearse una supermaleza incontrolable si el gen de resistencia a herbicidas se transfiere a las especies silvestres parientes de estos cultivos? Ese problema no se presentaría en Estados Unidos o en Europa, porque allí no existen malezas parientes del maíz, ni variedades nativas de papa.
Las enfermedades y plagas siempre han sido amplificadas por los cambios hacia la agricultura homogénea. Existen evidencias científicas que muestran cómo losgenes introducidos en microorganismos y virus, por medio de la transgénesis, pueden mutar, recombinarse, saltar de un organismo a otro y crear nuevos patógenos mucho más agresivos y con mayor espectro de acción.
Para el caso de plagas, la situación es similar. Por ejemplo: un maíz transgénico se le ha introducido un gen que codifica la toxina de la bacteria Basillusthuringensis(Bt), con el fin de que la toxina en la planta controle los insectos plaga. Pero en este caso las plagas ya han adquirido resistencia a la toxina, pero amayor escala y con mayor rapidez, debido a que se está convirtiendo la planta en un "insecticida permanente durante todo el ciclo del cultivo".
Una de las mayores preocupaciones en el mundo con respecto a los transgénicos se relaciona con los posibles efectos sobre la salud humana y animal, porque no se puede predecir lo que sucederá con los genes manipulados una vez que entren en la cadena alimenticia.
La mayor preocupación respecto a los efectos en la salud de los alimentos transgénicos se relaciona con los genes que se utilizan en la construcción genética. Pero no existen estudios sistemáticos y completos sobre efectos toxicológicos y de alteraciones en los genomas especialmente en humanos por el consumo sistemático de alimentos transgénicos.
En la construcción de un OGM, se utilizan vectores y genes promotores que provienen de virus y bacterias, también de genes marcadores que generan resistencia a los antibióticos. Se requiere que estos virus y bacterias sean muy activos y agresivos, precisamente porque se necesita que tengan la capa
cidad de traspasar las barreras naturales de las células y bloquear su sistema inmunológico, el cual es capaz de inactivar elementos extraños que perturban su funcionamiento normal. Algunos aspectos relacionados con estos genes son los siguientes:
Los genes marcadores se usan para la identificación de los casos exitosos en la transferencia de genes. Son virus o bacterias (atenuadas, mutiladas), que generan resistencia a los antibióticos. Estos genes, por ser muy pequeños, no se desintegran fácilmente en la preparación de alimentos y quedan como desecho en el organismo receptor, puesto que es difícil y costoso retirarlos.
Existe una gran preocupación mundial, por la posibilidad de que estos genes marcadores se transfieran a las personas y animales, desde los alimentos GM por medio de la flora microbiana del intestino, y generen en ellos resistencia a los antibióticos. Numerosos científicos en el mundo han solicitado que se retire de la manipulación genética el uso de este tipo de marcadores, incluso algunos países europeos ya han prohibido su utilización.
El gen promotor es el que inicia la transcripción del ADN. Hace que el gen se exprese muchas veces y continuamente. Es la torre de control en la expresión de los genes introducidos. Promueve la transferencia génica horizontal entre especies diferentes; multiplica la proteína, pone al gen por fuera del sistema regulatorio genético. El Virus del Mosaico de la Coliflor, CaMoV, es el promotor más usado en transferencia de genes (soya RR, maíz Bt. y otros). Es un pararetrovirus, parecido al virus de la hepatitis B y relacionado con el VIH (virus del sida). Los virus en mosaico son potencialmente muy peligrosos, puesto que pueden generar múltiples enfermedades. Poseen alta capacidad de saltar las barreras entre especies y desactivar las defensas que inactivan o destruyen genes extraños, además pueden recombinarse con otros virus y generar virus más infecciosos (Ho, 2000 y 2001).
El maíz Starlink, producido por Aventis, tiene insertada la poderosa toxina Bt (Bacillus thuringiensis). Fue aprobado sólo para alimentación animal debidoa que posee una potente toxina alergénica llamada Cry9C y puede provocar alergias en humanos.
En septiembre de 2000 en EEUU, se detectó que el maíz Starlink entró en la cadena de consumo humano; inicialmente se encontró en los tacos de Kraft y provoco más de treinta casos de personas con alergias por su consumo. Ello llevó a un masivo retiro de los alimentos fabricados con este maíz. Posteriormente se detectó en muchos otros productos, lo que originó el retiro de alrededor de 300 productos del mercado de EEUU por contener este maíz. Esta situación generó una enorme reacción pública que llevó a que en EEUU se retiraran 2,5 millones de cajas de tacos de maíz y se eliminaran 350.000 acres plantados de maíz Starlink. Se generaron grandes pérdidas que ascendieron a cerca de un billón de dólares, que tuvieron que ser asumidos por los agricultores, almacenadores y procesadores de alimentos (Biotech Activists, 25 en 2001 y Wall Street Journal, 24 en 2001).
En 1999, el 33% de la superficie cultivada de maíz era MG mientras que para 2001 es solamente de 19,5%, esto en gran parte se debe a la reacción pública en todo el mundo que rechazó el Starlink. La Unión Europea, Japón y Corea le cerraron totalmente la entrada de este tipo de maíz y actualmente ejercen rigurosas medidas de control y evaluación para evitar su entrada a la cadena alimenticia.
Los posibles efectos ambientales y sanitarios de los cultivos tolerantes al Roundup no han sido investigados por completo en humanos. Son pocos los estudios a cerca de los efectos alergénicos y las reacciones bioquímicas y toxicológicas de los alimentos GM. (Kuiper,1998). Aunque existen estudios aislados que muestran indicios sobre estos riesgos:
Un estudio publicado en el Journal of Nutrition muestra las diferencias significantes entre la soya GM y la convencional, donde se encontró que la soya RR cruda contenía 27% más inhibidor de trypsina que en la soya no GM. Este es un alergénico que inhibe la digestión de la proteína, que puede retardar el crecimiento en los animales y se ha relacionado con el agrandamiento de las células del páncreas de ratas. También en la soya RR cocinada, los niveles de alergénicos llamados lectinas do
blaron los niveles respecto al control. En estudios realizados con ratas alimentadas con soya RR, se encontró un crecimiento más lento y con menos ganancia de peso; según los científicos, esto se debió posiblemente a los niveles altos de inhibidor del trypsina y de lectina. Para legalizar la tecnología Roundup Ready de Monsanto, la Administración de Protección del Ambiente de Estados Unidos (EPA) triplicó 6 a 20 ppm la cantidad autorizada de herbicida permitido en los cultivos.
En la última década Colombia pasó de ser un país autosuficiente y exportador de alimentos a importador de gran parte de los productos agrícolas que sustentan la seguridad alimentaria. Hasta inicios de la década del noventa se producía el 95% del maíz y el 70% de la soya para consumo doméstico; pero la aguda crisis del sector agropecuario ha hecho colapsar gran parte de la producción agropecuaria nacional. Es así como para el año 2000 la producción nacional de maíz y soya disminuyó dramáticamente y se importaron más del 70% del maíz y del 80% de la soya que se consume en el país. Para el mismo año, Colombia fue el sexto país del mundo importador de maíz de EEUU. El gobierno colombiano frente a la crisis del sector agropecuario ha realizado la apertura generalizada de las importaciones de los productos básicos de la agricultura y la alimentación.
Debido a la enorme cantidad de maíz, soya y productos derivados que el país está importando de EEUU y teniendo en cuenta que ninguna autoridad nacional está tomando medidas de control sobre el origen de estos productos, es muy probable que el maíz y la soya que estamos consumiendocontengan un alto porcentaje de productos transgénicos.
Para el caso de Colombia, esta situación es preocupante, si se tiene en cuenta que no existe una ley nacional de bioseguridad que ejerza un control para identificar y evaluar la importación de alimentos GM. Ninguna autoridad nacional competente de los Ministerios del Medio Ambiente, de Salud y de Agricultura tienen normas de bioseguridad al respecto. Solamente existe la Resolución 3492/98 del ICA sobre bioseguridad, "que reglamenta la introducción, producción, liberación y comercialización OGM"; (pero sólo de plantas transgénicas de uso agrícola, es decir únicamente material reproductivo". Adicionalmente, en Octubre de 2001, el ICA aprobó la Resolución Nº 02935 que reglamenta el procedimiento de bioseguridad para OGM de interés en salud y producción pecuaria. Pero en el país no existe control sobre la mayoría de los OGM que pueden entrar o producirse, que incluye alimentos, productos derivados de OGM y microorganismos.
En enero de 1999, Greepeace hizo la primera denuncia sobre la importación de maíz transgénico en Colombia. A partir de los resultados de un análisis genético que se realizó sobre una muestra de maíz tomada de un barco que transportaba un cargamento hacia Colombia. El análisis genético efectuado en Austria confirmó que la muestra contenía un alto porcentaje del maíz con el gen del Basillus thuringensis (Umweltbundesamt, Report Nro. 05/99). A pesar de la denuncia sustentada por los resultados del laboratorio, ninguna autoridad nacional de los Ministerios del Medio Ambiente, de Salud y de Agricultura tomaron cartas en el asunto y se autorizó la importación del cargamento sin realizar las evaluaciones previas con el argumento de que no había ningún peligro puesto que este maíz era para alimentación animal.
Actualmente, en el país se sigue importando maíz de EEUU sin ningún tipo de control. Existe una gran preocupación por las organizaciones de la sociedad civil, debido a la alta probabilidad que estemos importando maíz GM, especialmente maíz Starlink, el cual ha sido totalmente prohibido en EEUU su consumo pero no su exportación. Este maíz ha sido rechazado por los países del Norte que importan maíz, pero no se conoce cuál es su destino final en el resto del mundo.
Países como Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú están recibiendo o comprando soya y maíz procedente de EEUU sin evaluar si es o no GM, para ser distribuidos en los programas de ayuda alimentaria, dirigidos especialmente a niños de la población más marginada y vulnerable de nuestros países. Preocupadas por esta situación, varias organizaciones no gubernamentales de los países andinos y apoyadas por la Red Latinoamérica Libre de Transgénicos, realizaron durante el primer semestre de 2001 el análisis genético de la soya utilizada en estos programas de ayuda alimentaria.
En el país, Consumidores de Colombia (COCO) y el Programa Semillas realizaron la evaluación genética de la soya que está utilizando el Instituto de Bienestar familiar (ICBF), en el Plan Nacional de Alimentación y Nutrición, que está dirigido a los niños de las escuelas y hogares comunitarios y se basa en el suministro deun alimento llamado "Bienestarina" y de fríjol de soya en grano. Actualmente, esta soya, en su mayoría es importada de EEUU sin ningún control y evaluación.
Luego de tomadas las muestras directamente de las bodegas del ICBF, se enviaron al laboratorio Genetics ID de EEUU, para su análisis genético. El resultado arrojó que el 90 % de la soya es GM. No fue necesario realizar pruebas adicionales a las muestras, sobre el tipo de variedad GM, debido a que actualmente todala soya que está en el mercado mundial es la variedad Round Ready de Monsanto. Tampoco se efectuaron pruebas sobre el tipo de promotor y marcador genético utilizado, puesto que se conoce que la soya RR utiliza el promotor 35S proveniente del VMoCa y marcadores genéticos que generan resistencia a antibióticos.
A raíz de este alarmante resultado, varias organizaciones de la sociedad civil del país han hecho denuncias públicas, promoción del debate y difusión de información. Adicionalmente se han enviado numerosas cartas a todas las autoridades competentes sobre este grave problema, solicitando información al respecto y pidiendo que se tomen urgentemente cartas en el asunto; igualmente, solicitando que se asuman las responsabilidades correspondientes sobre el vacío jurídico y sobre el control de la entrada al país de alimentos transgénicos, pero, hasta la fecha, no se han tomado medidas eficaces y coordinadas por las autoridades gubernamentales al respecto, de tal forma que se haga efectivo el derecho que tenemos todos los ciudadanos de tener información completa y veraz sobre la inocuidad de los alimentos; con el fin de poder decidir libremente sobre los alimentos que consumimos.
Alternativas que se plantean desde la sociedad civil frente a los transgénicos
* Moratoria a la liberación de OGMBasado en el Principio de Precaución, se debería establecer en el país una moratoria a la producción, importación y liberación comercial de OGM y productos derivados, incluidos los de uso alimentario, hasta tanto se tenga una legislación nacional integral, que permita garantizar la ausencia total de riesgos e impactos de los OGM. Esta situación se basa en argumentos como: el Protocolo de Bioseguridad recientemente adoptado por el CDB es muy débil y con limitada capacidad de control sobre los OGM, la falta de una ley nacional de bioseguridad que incluya el control de todos los OGM, las limitaciones técnicas de nuestros países para evaluar los riesgos e impactos de los OGM y el hecho de que Colombia sea uno de los países con mayor biodiversidad del planeta, la cual puede ser afectada por la introducción de OGM.
* Legislación Nacional sobre BioseguridadPor ser la bioseguridad un asunto de interés público, de orden nacional y de competencia intersectorial, su legislación debe hacerse por medio de una ley Nacional "integral". Se deben incluir todos los OGM y productos derivados. Igualmente, la evaluación de riesgos e impactos sobre el ambiente, la biodiversidad, aspectos productivos, socioeconómicos, seguridad alimentaria y la salud humana. Esta norma debe ser coordinada por el Ministerio del Medio Ambiente, conjuntamente con las demás autoridades competentes y con la participación de todos los sectores de la sociedad. De la misma manera, se debe conformar el Comité Nacional de Bioseguridad, que tenga carácter decisorio y que incluya todos los sectores involucrados y los posiblemente afectados.
* Etiquetado de OGMEn ejercicio del derecho que tenemos los ciudadanos a un ambiente sano, a la seguridad alimentaria y a la salud humana, se debe realizar la separación y el etiquetado de todos los productos GM. Para ello el país debe hacer una ley o norma sobre el etiquetado para todos los OGM que sean liberados.
* Programas nacionales de ayuda alimentaria libres de transgénicosSe debe garantizar que en los programas de ayuda alimentaria que se adelanten en el país, dirigidos especialmente hacia la población infantil más vulnerable y desprotegida, se utilicen maíz, soya y otros alimentos de producción nacional, la cual hasta el momento está libre de modificación genética. En el caso de que se importen de otros países, se requiere hacer los correspondientes análisis genéticos y pruebas toxicológicas para garantizar que no sean GM y su completa seguridad. |
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