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El Atrato Medio está ubicado en el Chocó Biogeográfico, al occidente de Colombia, en los departamentos de Chocó y Antioquia. Su posición geomorfológica dentro de la zona de convergencia intertropical le confiere características especiales; los vientos alisios procedentes del norte y del suroeste condicionan las épocas muy lluviosas y menos lluviosas; subregiones montañosas aisladas como el Darién y el Baudó, influyen significativamente en el promedio de lluvias al permitir, por sus bajas alturas, el paso de corrientes de vapor procedentes del Pacífico, las cuales al chocar con la cordillera occidental son precipitadas en forma de lluvia con promedios entre 4.500 y 5.000 milímetros al año; la nubosidad es alta y el promedio de luz solar por día es relativamente bajo, 3.7 horas.
El exceso de humedad, superior al 90%, y las altas temperaturas (28°C) son un factor determinante en la variedad, la diversidad y la complejidad de los extremadamente frágiles ecosistemas de la región. Los suelos son generalmente pobres en contenidos nutricionales y la nutrición vegetal está condicionada a la recirculación de nutrimentos almacenados en la fase orgánica de los ecosistemas.
La zona en referencia comprende los Municipios de Vigía del Fuerte (Antioquia) y Bojayá (Chocó), con una población de 22.400 habitantes, de los cuales 3.900 son indígenas Embera-Katíos y 18.500 son población afrocolombiana2. La población indígena está organizada a través de cabildos locales y mayores, y organizaciones regionales como OREWA en el Chocó y OIA en Antioquia3; las comunidades negras están organizadas a través de consejos comunitarios locales y mayores de ACIA4. Ambos grupos étnicos son propietarios de sus respectivos territorios a través de títulos colectivos, como resultado de sus procesos de lucha organizada y pacífica.
Una característica fundamental del proceso productivo en toda la región del Pacífico colombiano es la explotación extractiva minera y forestal, en donde el nativo ha sido tradicionalmente utilizado como herramienta, asalariado en el mejor de los casos, de un proceso que tiene como fin fortalecer las economías de otras regiones del país.
Las condiciones edáficas y climáticas determinan que en la zona no sea viable la implementación de modelos agrícolas y pecuarios de orden extensivo y/o intensivo practicados en la zona Andina y en la región Caribe colombiana. Los cultivos más prósperos son los que soportan tales condiciones y las especies nativas con potencial nutricional y/o medicinal, algunas aun no identificadas.
Subsector agrícola: los cultivos más representativos son: plátano (Musa sp.), maíz (Zea maiz), arroz (Oriza sativa), borojó (Borojoa patinoi) y chontaduro (Batris gasipaes), cuya producción ha estado encaminada especialmente a satisfacer la demanda local.
Subsector forestal: la extracción de madera es la actividad más importante en términos de generación de ingresos. Su proceso de extracción irracional ha generado graves conflictos intraétnicos e interétnicos y problemas ambientales al punto de que las especies más comerciales están en serio peligro de extinción.
Subsector pecuario: es el menos representativo y no alcanza siquiera a satisfacer la demanda de la población local; las especies más importantes son: cerdos, gallinas, patos y bovinos.
La pesca es una actividad muy importante para las comunidades ubicadas en las orillas del Atrato, y para las aledañas a las ciénagas, cuyos rendimientos están condicionados a las épocas lluviosas y secas. Otra actividad importante, sobre todo en la población indígena, es la caza y la recolección de frutos y productos del bosque distintos a la madera5.
El problema ambiental de la zona del Atrato medio, se centra en el debate entre la posesión de los bosques más biodiversos del mundo frente a una población con altos índices de pobreza.
Las políticas nacionales de conservación de los recursos naturales tradicionalmente han ignorado el derecho a una vida digna de los grupos étnicos que habitan la zona pero han propiciado el establecimiento de un modelo económico extractivista que resulta nocivo, tanto para la naturaleza, como para la cultura y la vida de la población asentada.
El proceso de articulación creciente de la población de la zona con la economía de mercado está generando alteraciones en los patrones culturales y en la relación del humano con sus semejantes y con la naturaleza, al punto de ser actores del proceso de deterioro del entorno, lo que trae como consecuencia una tendencia clara al empobrecimiento, expresada en una mayor presión sobre unos recursos que, en efecto, son cada vez más escasos. Se plantea entonces en la zona, el dilema entre el manejo adecuado de los recursos naturales y su uso productivo, explorando diversas opciones que permitan responder a las necesidades actuales de la población, sin destruir la base de recursos.
La agroforestería, entendida como una forma de usos de los recursos naturales (tierra, luz, agua, aire y especies en asociación) en el que se asocian de manera secuencial y/o simultanea especies agrícolas, forestales y/o animales, es una práctica tradicional en las comunidades negras e indígenas de la zona, desarrollada a través de los años como alternativa para la producción de alimentos en suelos de aptitud forestal.
Se asocian de forma secuencial en el tiempo mediante agricultura migratoria, y simultáneamente, especies como: arroz, maíz, plátano, yuca (Manihot sculenta), caña (Saccharum officinalis), borojó, zapote (Maticia sp.), aguacate (Persea americana), chontaduro, caimito (Pouteria caimito), cedro (Cedrella odorata) y roble (Tabebuia roseae), entre otros; los cuales se establecen en los diferentes arreglos espaciales que requieren validación técnica, ambiental y económica. Estos asocios, han sido retomados por instituciones que les han adicionado algunos elementos técnicos con el fin de mejorar, en términos de calidad y cantidad, la producción para el autoconsumo y para la generación de excedentes, que podrían estar representados en madera y en otras especies promisorias que puedan aplicar a los crecientes mercados verdes.
Especie |
Nombre científico |
Especie |
Nombre científico |
Abarco |
Cariniana pyniformis |
Guama |
Inga sp. |
Roble |
Tabebuia roseae |
Limón |
Citrus limon |
Aguacate |
Persea americana |
Guino |
Carapa guinensis |
Guanábana |
Anona muricata |
Meme |
Wettinia quinaria |
Barrigona |
Dityocaryum platisepalum |
Sancona |
Catostigma aequale |
Borojó |
Borojoa patinol |
Cultivos pancoger |
|
Caidita |
Ocotea sp. |
Plátano |
Musa sp. |
Zapote |
Maticia sp. |
Arroz |
Oriza stiva |
Caracoli |
Anarcadim excelsum |
Achin |
Colococia sculenta |
Cedro |
Cedrella odorata |
Yuca |
Manihot sculenta |
Chontaduro |
Batris gasipae |
Caña |
Saccharum officinalis |
Cohiba |
Dipterix sp. |
Maíz |
Zea maiz |
Una virtud de los modelos agroforestales es que permiten diversos arreglos teniendo en cuenta la disponibilidad y la calidad de suelo, las necesidades de autoconsumo, las expectativas de mercado, las posibilidades económicas e incluso a la época del año (épocas de lluvias y secas)6.
La “roza de arroz” comprende: socola y siembra directa a chuzo, con árboles remanentes: cedro, roble, guino (Carapa guinensis) y/o caidita (Ocotea sp.)7 y algunos frutales esencialmente. Generalmente se siembra plátano y pocas veces maíz, yuca y achín (Colococia sculenta) según el suelo.
Luego de la cosecha se deja descansar el terreno entre 3 y 5 años promedio, este período puede variar según las necesidades de la familia. El lapso de descanso permite recuperar la fertilidad relativa del suelo y un mejor desarrollo de las especies forestales.
Las comunidades negras parten, en la roza de maíz, generalmente con rastrojos jóvenes (Barbechos), luego rozan, repican y siembran a chuzo, (la repica de la maleza acelera su proceso de degradación y retrasa la emergencia de malezas). Después del proceso siempre quedan árboles remanentes (cedro, roble, caidita, guino y en algunos casos frutales). Luego de la cosecha se deja descansar el suelo en zonas productoras de 1 a 2 años y en zonas de menor producción de 3 a 5 años; es común también la rotación entre estos dos cultivos.
En las comunidades indígenas, en muchas ocasiones, se parte, en la roza de maíz, de bosques primarios o secundarios con un período de descanso de 10 a 15 años; se socola, se siembra al voleo, se tumba y se repica. Es común encontrar entre los árboles remanentes guino, cohíba, caracolí (Anarcadim excelsum) y diferentes especies de palmas: barrigona (Dityocaryum platisepalum), sancona (Catostigma aequale) y meme (Wettinia quinaria), entre otras.
Modelo Taungya: se asocian en tiempo y espacio cultivos como: maíz, plátano, borojó, guanábana (Anona muricata), limón (Citrus limon), especies forestales como el cedro y el roble y además los árboles remanentes que frecuentemente se dejan en distribución espacial al azar, lo que limita de alguna manera el aprovechamiento de la energía solar.
Huertos Mixtos: se asocian en tiempo y espacio cultivos frutales y forestales, y especies menores (cerdos y gallinas). El área promedio es de 120 m2.
Se han desarrollado, a partir de 1991, varias experiencias en comunidades indígenas y negras, apoyadas por instituciones y organizaciones étnicas, algunas de las cuales se relacionan a continuación.
Mediante este convenio se estableció en la comunidad indígena de Guaguandó, municipio de Vigía del Fuerte, una parcela comunitaria piloto de 1.5 hectáreas, con el propósito de evaluar los resultados técnicos, ambientales y productivos.
Se asociaron de manera simultánea cultivos como:
- Maíz a chuzo, 10 kg/hectárea, plátano 4X4m. en cuadro (625 matas/hectárea)
- Frutales intercalados a 4X4m (625 árboles frutales/hectárea), como: limón, caimito, guama (Inga sp.), borojó, chontaduro.
- Forestales intercalados a 8X8m (156 árboles /hectárea), como: cedro, roble, abarco (Cariniana pyriformis)
Mediante este convenio se establecieron cinco parcelas agroforestales familiares de 0.5 hectáreas, en la comunidad indígena de Partadó, cuatro de 0.5 hectáreas en Gengadó y siete de igual área en Guaguandó. Esto con el propósito de apoyar la seguridad alimentaria en las comunidades y de disminuir la presión sobre el recurso madera, que para entonces se empezaba a presentar en estas comunidades.
Se partió de rastrojos de entre 10 y 15 años, asociando, en espacio y tiempo, cultivos como:
- Maíz, plátano hartón y banano intercalados a 4X4m en cuadro.
- Frutales como: borojó, zapote, caimito, limón y chontaduro, intercalados a 8X8m y
- Forestales como: cedro, roble y abarco, intercalados a 8X8m.
Las diferencias en el diseño de las parcelas entre los dos convenios obedecieron a la experiencia cosechada en el primero. Se pasó de comunitario a familiar por razones culturales (para este efecto no es funcional lo colectivo). Se pasó de 1 a 0.5 hectárea debido a que demandaba mucho tiempo para una sola familia. El cambio de composición y distribución de especies en razón a las de más rápido crecimiento y ocupación del espacio para el pan coger. La decisión de usar abarco se debió a que este recurso se encuentra en vía de extinción.
Pretende apoyar la producción agroalimentaria y forestal, generar empleo y fortalecer los procesos organizativos locales (indígena y afro-colombiano), con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las comunidades y de disminuir progresivamente la presión sobre el recurso madera. Plantea establecer 516 unidades familiares agroforestales de una hectárea en veinte comunidades negras y dos indígenas del Municipio de Bojayá.
A la fecha se han establecido 230 unidades familiares agroforestales con el siguiente arreglo en espacio y tiempo:
- Maíz, a chuzo 10 kg/hectárea, plátano 4X4m al cuadro 625 plantas/hectárea,
- Frutales: limón 24 árboles/ha, guanábana 24 árboles/ha, borojó 104 árboles/hectárea
- Forestales: cedro y roble intercalados a 8X8m (156 árboles /hectárea).
Las estrategias más importantes usadas para lograr que los agricultores adopten las frecuentes técnicas propuestas han sido:
ü Clarificar con los agricultores que los modelos agroforestales han sido creados y desarrollados por ellos a través de los años, y que la asesoría institucional sólo pretende ayudar a optimizar el espacio y los recursos que se asocian, para que sean más productivos en el tiempo, conservando su composición y estructura.
ü Alianzas interinstitucionales y con las organizaciones de base: esta estrategia ha permitido aunar esfuerzos y recursos para la implementación de proyectos en materia de fomento agroforestal y sobre todo, para que las comunidades y las familias, como parte fundamental de la organización, se sientan componente activo y propositivo de los procesos.
ü Capacitación técnica ambiental: esta estrategia pretende lograr que se evalúe, a la luz de conocimientos científicos y técnicos, la aplicabilidad de los sistemas agroforestales propuestos bajo las condiciones edáficas y climáticas características de la zona. Ha permitido avanzar en términos de apropiación de los elementos técnicos propuestos y reafirmar la identidad con los sistemas agroforestales como una muy buena alternativa productiva y sostenible en la zona.
ü Incentivos en especie: entendiendo que los suelos de la zona son de aptitud forestal, la forestería debe ser la actividad económica más importante.
ü La reforestación es una actividad costosa, sobre todo por el largo período de recuperación de la inversión frente a las necesidades permanentes de las familias, lo que justifica pequeños incentivos en especie (herramientas y semillas).
ü Los agricultores de comunidades negras e indígenas son concientes de las ventajas y de la aplicabilidad en la zona de los sistemas agroforestales, al punto que con frecuencia solicitan especies forestales para incorporarlas a sus parcelas y cuestionan además la falta de apoyo por parte de las instituciones.
ü Las instituciones de la región también tienen conciencia de las ventajas y aplicabilidad de los sistemas agroforestales en la zona y de la necesidad de apoyarlos, valorarlos y potenciarlos a pesar de que sus acciones son aun tímidas y poco consistentes.
ü Se ha mejorado la producción agroalimentaria, manteniendo su diversidad en las comunidades atendidas directamente y en otras que han apropiado las experiencias y conocimientos técnicos generados y difundidos.
ü Se ha disminuido un poco la presión sobre el recurso madera, especialmente sobre el abarco, especie en vía de extinción, con la cual se ha hecho reforestación significativa en término de número de árboles sembrados y de generación de conocimiento asociado a su manejo en vivero y en fases iniciales de crecimiento.
- Rehabilitación de Cacaotales en el río Opogadó, Municipio de Bojayá (Chocó), que busca disminuir su densidad e introducir el componente forestal con especies de rápido crecimiento y valor comercial.
- Transformación de materias primas y subproductos agrícolas en alimento para especies menores (cerdos y aves).
- Establecimiento de unidades agroalimentarias familiares en comunidades negras del Municipio de Bojayá (Chocó).
- La consolidación de la red de productores para el aprovechamiento sostenible de semillas forestales nativas en el medio Atrato.
- Se tiene en marcha a través del convenio con la Fundación Espavé, el proyecto de formulación de un plan de manejo comunitario del humedal “Los Platillos”, el cual incluye el establecimiento de unidades agroforestales familiares con el objetivo de disminuir la presión sobre el recurso ciénaga.
* Nemesio Eloy Palacios Mena. tel. +4 8678165
Tecnólogo y administrador agropecuario
Funcionario de Codechocó
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