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KIMY es nieto de YARÍ, el gran Jaibaná embera del Alto Sinú. Se convirtió para los pueblos indígenas de Colombia en un símbolo de fortaleza, rectitud, y sabiduría ancestral. Encabezó todas las movilizaciones de las comunidades indígenas del Alto Sinú, para defender la dignidad el territorio y la cultura de su pueblo, derechos que comenzaron a ser vulnerados con la construcción de la represa de URRA. KIMY fue secuestrado el2 de junio del 2001 por las Autodefensas Unidas de Colombia, ACCU, en el municipio de Tierralta, Córdoba; hasta el día de hoy no se tiene noticias de Kimy.
Efraín Jaramillo J.19 Esta entrevista se realizó durante todo el mes de Marzo del año 2001. Esta no ha sido revisada por Kimy. Es por eso que sólo publicamos unos apartes. Seguramente hay muchos errores en las palabras en lengua embera, pues las transcribimos tal como las oímos. Se cortan del texto muchas repeticiones que Kimy acostumbraba a hacer hasta darse cuenta que uno estaba entendiendo. Igualmente se le cambian algunos giros a las frases para que se entiendan mejor en español. Estas intromisiones que hacemos no le quitan nada a la entrevista original. En un futuro esperamos reproducir la entrevista original, pues es un documento muy valioso, ya que Kimy es, según nuestro criterio, uno de los últimos embera katío que mejor entendió a su gente. Esperamos que este texto llegue hasta sus captores y no priven más de la libertad a este hombre que hoy, más que nunca, lo necesita su pueblo.
E. J.: Realmente Kimy lo que más nos interesa es saber cómo fue que ustedes se movilizaron para ponerle un alto a la situación que estaban viviendo. Y lo más importante para nosotros es saber de dónde sacaron la fuerza para iniciar ese camino. La experiencia de ustedes es bueno que la conozcan los otros pueblos indígenas.
Kimy: Bueno, a decir de verdad nosotros no sabíamos que hacer. Teníamos muchas ganas de hacer algo pero no sabíamos cómo. Las comunidades estaban muy divididas. El Do’wambura (despedida del río) nos unió un poco. (...) nos fuimos 660 indígenas, hombres, mujeres, niños, jaibanás, viejos (...) hicimos balsas y nos tiramos río abajo (...) eso si pa’que nosotros somos hombres de río y allí nos va muy bien (...) el río es como nuestro padre no nos traiciona... pasamos por Frasquillo, Tierralta y Montería. En todos esos lugares salían campesinos, pescadores, estudiantes y todos nos saludaban con banderas y nos gritaban vivas (...) nosotros estábamos muy emocionados, pues sentíamos que había afecto por lo que estábamos haciendo (...) estábamos conociendo la solidaridad de la gente y eso nos dio mucho ánimo para continuar con nuestra correría hasta Lorica. Mire hombre hasta Urrá nos apoyó pues nosotros les habíamos plantiado que antes de que construyeran la represa nosotros queríamos despedirnos de nuestro padre río que tanto nos había dado (...) pues eso se me olvidó contarles antes (...) nosotros vivíamos también del pescado (...) esa era la fuente principal de carne que nosotros teníamos (...) y había mucho pescado (...) con sólo decirle que en la época que llaman de “subienda”, cuando el bocachico sube a poner los huevos en las cabeceras, las mujeres salían y los pescaban con machetes, pues había tantos que se entorpecían entre ellos mismos para subir (...) entonces los ahumábamos y...
E. J.: ...Kimy síguenos contando sobre el Do’wambura....
Kimy: Bueno si dónde estaba? ah sí (...) toda la gente salía y nos preguntaba por qué estábamos haciendo eso y nosotros contábamos la cosa y nos decían eso está muy bien (...) mire como son las cosas, hasta en una hacienda, creo que se llaman Las Palomas, por la que pasamos ya estaba de tardecita (...) unos señores nos hicieron señas de que arrimáramos (...) nosotros teníamos miedo porque nos habían dicho que esas haciendas eran de los “duros” de Córdoba y Urabá... entonces nosotros queríamos pasar de largo para acampar más adelante, pero ellos insistían: “arrimen muchachos” (....) nosotros de lejitos veíamos las armas que tenían y más miedo nos daba (....) hasta que yo que iba adelante en una lancha me dije: que carajo, si nosotros no tenemos armas y lo que estamos haciendo es un acto cultural para despedirnos de nuestro río (....) y fuimos a ver que pasaba (....) pues fíjese usted, estos señores nos atendieron bien y nos quedamos toda la noche ahí. Al otro día estos señores nos despidieron y nos regalaron una novilla para el camino, ya pelada y partida en pedazos (....) allí fue que nosotros empezamos a pensar y a conversar (....) hombre si todo el mundo está con nosotros ¿por qué el gobierno quiere quitarnos el río? Entonces decidimos ir hasta Lorica y allá plantear una reunión con el gobierno y con Urrá para aclarar las cosas (...) así fue que se negoció el Plan de Etnodesarrollo y comenzamos a trabajar para reconstruir nuestro mundo (...).
E. J.: Volvamos otra vez a la pregunta que te hacía anteriormente (...) bueno el Do’wambura fue clave para que ustedes tomaran conciencia de lo que estaba pasando pero en una ocasión, hace un par de años, tu planteaste en el Congreso de Antropología en Bogotá, que para las luchas de ustedes había sido definitivo la recuperación que ustedes hicieron del mito que tienen los embera katío del Alto Sinú sobre el “origen del agua”. ¿Por qué no nos cuentas cómo es eso?...
Kimy: Bueno si (...) como le decía anteriormente, mucha gente de Córdoba se había como pellizcado con nuestro Do’wambura y comenzaron a decir: Ajá si los indios están protestando porque les van a acabar con su río, ¿no será que a nosotros también nos va a perjudicar? (...) entonces subieron a hablar con nosotros los pescadores del bajo Sinú y nos invitaron a algunas reuniones (...) yo me acuerdo que en una de estas reuniones, en un lugar que se llama “la mula” o talvez “la burra” (risas), un profesor de la universidad de Córdoba de apellido Alzate, si, si Alberto Alzate, que hoy es finado porque lo mataron en Montería por allá como en el 96 (...) ese señor que era muy inteligente planteó que había que solicitar una audiencia, ...una de esas... si, audiencia ambiental (...) para que se discutiera el proyecto de Urrá (...) allí nosotros presentamos el mito que tenemos nosotros sobre el origen del agua y explicamos que Karagabí había creado todos los ríos y las ciénagas de Córdoba (...) porque mire usted, mi abuelo Yary, que conocía muchas historias de los antiguos, me había contado que nosotros antiguamente habíamos vivido a orillas de la ciénaga de Betancí y que muchos nombres de la región como Urrá, Tucurá, Chibugadó y otros... son nombres embera y...
E. J.: Y ¿que más pasó en esa audiencia ambiental?
Kimy: Claro, nosotros dijimos que Karagabí nos había testamentado que el había creado el agua para que todos nos sirviéramos de ella y que todo debía dejarse tal como estaba, por que si no, nosotros los embera nos acabaríamos, o nos caería la maldición de Karagabí por haberlo traicionado (...) que nosotros queríamos que todo continuara igual. Esto le gustó mucho a la gente (...) pero hombre nosotros sabíamos que detrás de Urrá estaba gente muy pesada y que nosotros no teníamos la fuerza para frenar eso.
Una cosa importante para nosotros es que nos fuimos dando cuenta de la importancia que tenía para nosotros ese mito del origen del agua (...) entonces dijimos “tenemos que saber más de ese mito y lo que significa para nosotros” y comenzamos a trabajarle a la cosa y a discutir con la gente. Todos fueron aportando un poquito y de poquito a poquito nos dimos cuenta que ya estábamos encontrando el camino de cómo íbamos a luchar y por dónde teníamos que seguir (...) es como si nos estuviéramos liberando de una forma de ver las cosas (...) de otros... el engaño que nos habían hecho era eso (...) el peor engaño es eso... que nosotros no teníamos algo propio para ver nuestras cosas de nuestro mundo (...) que nos habían puesto unas gafas para que viéramos diferente las cosas (...) pero ahora con lo que nos decía el mito, eso si era nuestro (...) nosotros de pronto vimos claro... como que de pronto nos quitamos esas gafas y vimos nuestro mundo diferente (...) hombre eso nos dio mucho ánimo y confianza y seguimos pensando pa’delante (...).
Otra cosa de importancia fue que también decíamos que las cuatro raíces de nuestro árbol jenené, que es nuestro pueblo embera, eran también como los horcones de nuestros tambos (...) nosotros le ponemos a nuestros tambos cuatro buenos horcones en las esquinas para sostener... sí como la vida... si esos horcones no son buenos y gruesos.... hombre el tambo se viene al suelo, entonces dijimos ... esos horcones son como las bases de nuestra vida diaria... son como las raíces de cada familia... parecido a las raíces de jenené que es para todo el pueblo (...) hombre nosotros íbamos descubriendo todas esas cosas y mirábamos que la cultura nuestra era muy sabia (...). Pero eso no fue fácil... no todos entendían... había muchos que no se quitaban las gafas que les habían puesto los Kampunía... es más decían que así veían mejor (...) entonces venían las críticas... alguna gente nos criticaba (...). Las críticas que venían de afuera no nos importaba tanto... a nosotros lo que más nos dolía era las que venían de adentro, las de nosotros mismos, pues nos quitaba fuerza... y a veces nos desanimábamos (...) pero entre más criticaban nosotros respondíamos con más cosas culturales. Para las reuniones nos pintábamos todos la cara...y comenzamos a volvernos orgullosos de esto (...).
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