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¿Dónde estamos ubicados?
Las comunidades campesinas que hacen parte de la ADC son tradicionales, con raíces de los pueblos Quillasinga y Pastos, asentadas en sus tierras desde hace muchos años. El sistema de organización es familiar y comunitario, en mingas asociativas (forma ancestral de trabajo solidario) que permite la cohesión social y cultural. Estas comunidades viven en la cuenca del río Guamués, más conocido como Laguna de La Cocha y en veredas de los Municipios de Buesaco, Chachagüí, Yacuanquer y Pasto.<br />
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La laguna de La Cocha, Humedal de Importancia Internacional Ramsar, se encuentra en la ecorregión andino–amazónica, en donde confluyen ecosistemas naturales de alta biodiversidad y páramos azonales con una variedad de fauna y flora incomparables. Las principales actividades productivas son la siembra de monocultivos de cebolla, papa y mora, la cría de truchas y cuyes y la extracción de carbón vegetal, actividad que ha deteriorado las calidades de los recursos naturales y de las familias campesinas. En este contexto se encuentra Asoyarcocha, una organización campesina que fomenta la articulación comunitaria para favorecer el bienvivir de las familias con un proceso de conservación y participación a través de diferentes grupos y actividades.
Al nororiente del departamento de Nariño, se encuentra Chachagüi y Buesaco, dos Municipios hermanos que basan su economía en la agricultura, la ganadería y la minería. Anteriormente estas regiones fueron grandes haciendas que después de la reforma agraria se convirtieron en pequeñas propiedades campesinas de 1/4 de hectárea. En esta región se encuentra la Asociación de Campesinos Unificados Asounificados con sede en la Reserva Natural Charmolán, en la vereda Portachuelo, quienes a través de diferentes programas y actividades conjugan un proceso continuo, para la participación comunitaria y la implementación de un programa ambiental veredal que incremente las áreas protegidas para la conservación del agua y de los suelos y que garantice la alimentación.
Al suroccidente de Nariño, se encuentra el municipio de Yacuanquer en donde, hace 12 años, las familias campesinas han desarrollado actividades en torno a la Minga Asociativa Orquídea con sede en la finca comunitaria Nukanchi, que significa «Nuestra Tierra». Estas familias trabajan en las veredas de Tasnaque, Tacuaya, Minda, la Cocha y Mohechiza, que corresponde a diferentes zonas de vida. Mohechiza se encuentra ubicada en la zona de amortiguamiento del Santuario de Flora y Fauna del Volcán Galeras, que posee gran riqueza natural pero presenta dificultades de abastecimiento de agua por el deterioro de la capa vegetal, debido a la costumbre de quemar los lotes y zonas de escasa vegetación.
En el costado oriental del volcán Galeras, santuario de Flora y Fauna, se encuentra el corregimiento de Gualmatán que abarca una zona muy importante para el ecosistema nacional. La totalidad de las familias son cultivadores de hortalizas. Actualmente el grupo de campesinos no se ha constituido como forma organizativa formal, pero ha iniciado un proceso conjunto de reconversión de la forma de vida mecanizada e influenciada por lo urbano, tomando como eje la familia y sus sistemas productivos. Estas son las comunidades con las que adelantamos el proceso comunitario en el ADC desde hace 25 años y con las cuales buscamos un bienvivir local teniendo como base la familia campesina.
El maíz es de vital importancia para las regiones andinas, porque es una fuente de alimentación sana y segura tanto para la familia como para los animales, ya que tradicionalmente las comunidades han consumido este alimento en diferentes formas. Se preparan las cosechas para las épocas de fiestas patronales en donde no puede faltar el «choclo» con queso y café, típicos de estas regiones. El maíz también se utiliza para curar enfermedades. Por ejemplo, el pelo del maíz es usado para los problemas renales, entre otros remedios que pertenecen al saber de las comunidades. El maíz, entonces, se constituye en una planta sagrada, ligada totalmente a las tradiciones culturales del ser campesino e indígena de los andes.
En la organización campesina Asounificados, los agricultores de Portachuelo realizan selección, manejo y conservación de su propia semilla, con el fin no sólo de liberarse del mercado y de consumir alimentos sanos, sino también de recuperar y conservar su propia cultura.
Se efectúa entonces la selección «masal». Consiste en escoger las mejores plantas por sanidad y rendimiento de producción, éstas se marcan y se cosechan antes de recoger el maíz destinado para consumo.
Una vez cosechado el maíz, se realiza una selección de la mazorca por tamaño, de tal manera que se desgrana a mano y se aparta para almacenar los granos de la parte central de la mazorca. La semilla se guarda en costales con cal o ceniza para protegerla de los gorgojos y se deposita en un lugar protegido de roedores y de la humedad, en donde puede permanecer hasta un año antes de ser utilizada.
En la región, una de las variedades más usadas por las familias es el capia. Este es un maíz suave y de gran utilidad, además necesita poco tiempo para su cosecha, por esto se siembra cerca de las casas.
En este proceso organizativo, uno de los logros principales es el incremento de intercambio de semillas entre las diferentes organizaciones campesinas de la ADC, en especial entre los socios de Asounificados y Asoyarcocha, así como entre los campesinos que viven en climas cálidos. Al cosechar maíz más rápido, se tiene la posibilidad de prestar semillas y excedentes de cosecha a las familias que viven en las partes más altas y frías, de tal manera que éstos cuentan con el recurso. Es decir que todo el año las familias pueden contar con maíz y otros productos, tanto para su propia alimentación como para la de los animales presentes en las fincas.
El maíz es utilizado de muchas maneras por ser un alimento generoso y nutritivo. En las comunidades campesinas andinas se preparan gran cantidad de platos que pertenecen al recetario tradicional de las familias.
Del maíz capia las familias campesinas de Portachuelo hacen mote, envueltos de maíz, arepas, sopa cachape, chicha, las famosas empanadas de añejo, y el sabroso champús para las épocas navideñas. El maíz chulpe es utilizado para hacer tostado y el maíz morocho sirve para la alimentación de aves de corral, cerdos y cuyes, así como para las sopas de maíz.
En la Laguna de La Cocha utilizan el maíz amarillo, el morado y el blanco para la preparación de chicha, arepas, mazamorra, sopas de maíz llamadas poliadas, una golosina de paseo, convites que es maíz tostado y arrancadas.
En Gualmatan consumen el maíz de acuerdo a la época en que este fue recolectado. Cuando el maíz está en choclo se utiliza para merienda, como sopa y mazorca azada; cuando está sarazo se hacen tortillas y envueltos. Cuando ya está maíz se utiliza para la elaboración de mote, champús, chicha y sopa. Del mote se hacen tamales y harina para las arepas.
La siembra y cosecha del maíz corresponde a las festividades patronales religiosas que la iglesia combinó con las fiestas de la cosecha. En Ecuador, Perú y Bolivia son llamadas Inti-Raimi o Fiesta del Sol, que es una celebración en agradecimiento a la tierra por la semilla y la comida que ha brindado.
Las familias de La Cocha siembran las siguientes variedades de maíz: amarillo, morado y el blanco, que son sembrados en agosto en la Merma o noche oscura y se comienza a cosechas a partir de los 9 meses.
En la tabla 1 se encuentran algunas variedades de maíz recuperadas y propagadas en Portachuelo entre los municipios de Buesaco y Chachagüí y la Laguna de La Cocha en el Corregimiento de El Encano. En la tabla 2 se muestran las características de las variedades más usadas por las familias de Portachuelo.
Tabla 1. Variedades recuperadas y propagadas por los agricultores de Portachuelo
Variedades de maíz |
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capia blanco |
gualmisar blanco |
diente de caballo rojo |
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capia amarillo |
gualmisar amarillo |
diente de caballo blanco |
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capia rojo |
granizo |
clavito |
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capia rayado |
tabla blanco |
chulpe |
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capia morado |
tabla amarillo |
maizena blanco |
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capia brillante |
candelo |
maizena amarillo |
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capia palido |
de año amarillo |
grandote |
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capia yema de huevo |
Total: 22 |
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En Gualmatán en la vereda Huertecillas, doña Gloria Maigual comenta que las principales variedades de maíz existentes son «el blanco, morocho, capia, betiado, anicillo y el amarillo. Estas variedades son de año, se siembran el 7de luna media, en noche oscura, entre octubre y noviembre para ser cosechados en agosto y septiembre». Según los campesinos de la región, es necesario tener en cuenta la siembra en noche oscura porque se necesita que «la mazorca abarque el mayor número de granos. Si se siembra en luna llena la mata de maíz se va en rama, hoja y flor y el grano sale ralito», es decir muy pocos y separados unos de otros.
Las familias campesinas del Municipio de Yacuanquer siembran maíz capia, capia blanco, maicena y amarillo. Entre las variedades más utilizadas está el tabla que se siembra entre los 1.750 a 2.000m, en las épocas de octubre en luna menguante, para ser cosechado en marzo. Las señoras de la región realizan con este maíz, mote, arepas, envueltos de choclo y chicha para las fiestas.
Tabla 2. Variedades de maíz más usadas en Portachuelo
Variedades |
Características |
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De año |
Es la variedad más común en la zona y tiene las siguientes características: Período vegetativo de 10 meses, se siembra en octubre y se cosecha en agosto El tamaño de la planta es grande, hasta4 metros de altura Produce mazorcas grandes, de granos redondos y buen tamaño Distancia de siembra de 1 por 1.50m Este maíz gusta mucho a las familias porque produce buena harina La altura de la planta y la fortaleza de la misma la hace resistente al daño causado por los perros maiceros de la zona La caña es gruesa y fuerte, así como la tuza |
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Gualmisar |
Período vegetativo de 8 a 10 meses Tamaño de planta mediano El grano es ovalado y la tuza delgada Es una de las variedades de mayor producción porque su grano es grande y pesado Se da en alturas de 2.000m |
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Capia blanco |
Produce buena harina El grano es grande y su periodo vegetativo es de 8 meses |
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“Maicena blanca” |
Período vegetativo 5 –6 meses El tamaño de la planta es de mas o menos 2m y la caña es delgada Se siembra en octubre y se puede sembrar de atraviesa o de “Bordón” La siembra de octubre se realiza con fríjol a una distancia de 1x1.50m, Y de Atraviesa se siembra a 1x1m Esta variedad se adapta a alturas que van de los 1.800 a 2.000m |
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Chulpe |
Esta variedad se siembra poco, porque es un maíz liviano y se utiliza sobre todo para la preparación de maíz tostado y frito El periodo vegetativo es de 8 meses El grano es arrugado y pequeño |
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Las niñas campesinas cortan las mazorcas, les hacen ojitos y boquita con semillas, las llaman saritas (Sara o Maíz en Quechua) y son sus compañeras de juego. Muchas niñas crecen jugando a las muñecas con las mazorcas de maíz. Es una tradición que aún hoy se conservan y ha ido viajando de madres a hija.
Fiesta del año nuevo: Inti- RaimiEn la cosmovisión del hombre andino, toda la naturaleza es sagrada y dotada de vida. En las múltiples expresiones de ella se manifiesta la presencia del ser supremo creador y hacedor del mundo. De ahí que en su concepción filosófica exista la unidad Dios-hombre-cosmos íntimamente unidos. En la cosmovisión andina, para mantener esta unidad y equilibrio, era necesario practicar ciertos principios que organizaban todo el quehacer cultural, como la reciprocidad, solidaridad, dualidad, ritos y ceremonias. Una reciprocidad entre los seres humanos y del hombre con la naturaleza y las divinidades. En nuestra filosofía habían tres mundos que se relacionaban con los principios cósmicos: el Hanan pacha, cosmos, Caypacha, el mundo actual y real, y el Ucupacha, el mundo subterráneo y de las fuerzas ocultas. En este cosmos, el hombre era el eje y como tal debía mantener el equilibrio.Bajo esta concepción la cultura Inca organizó todas las fiestas, ritos y ceremonias como el Inti-Raimi, que aun se practica en algunas comunidades.
Ofrendas del Inti-Raimi y el maízEn esta ceremonia se realizaban las siguientes ofrendas: · El vino de maíz: el inca ofrendaba esta chicha de maíz en un vaso de oro, preparado con un mes de anticipación como símbolo de arrepentimiento y entrega de su voluntad al sol. Luego ponía parte de la bebida en la pileta de piedra, en donde también depositaban la chicha los delegados de los cuatro suyus con el fin de que el sol los acepte, los beba y en esa forma compartir recíprocamente. Por eso, junio es el mes especial en el que el sol bajaba a beber la chicha de maíz junto con el inca y llevaba las peticiones de los hombres a Pachacamac. · Luego de este rito, el inca ofrece su regalo que con siste en oro, plata y concha spondilus, ropas finas y saramamas; la ofrenda del inca se enterraba al igual que las saramamas para conseguir la fertilidad de la madre tierra. · Ofrendas de pan de maíz: elaborados por las mamaconas, quienes en este mes realizaban gran cantidad de bollos de maíz pintado y amasados con sangre de corderito blanco. Este pan era repartido a todos los asistentes en la ceremonia como un símbolo de unidad y aceptación de todos los pueblos al Inca. Luego de las ofrendas, el inca iniciaba la fiesta con una danza especial en donde nadie podía emborracharse, en caso de hacerlo eran castigado severamente. Todas las ceremonias del Intiraimi se realizaban mediante los cantos del Aymuray y Ayrihua. Aymuray dedicado a la cosecha del maíz como un rito para la fertilidad de la tierra. Ayrihua es el baile al maíz, especialmente a la Mamasara - Mamayuta. Cuenta la historia Inca que la Fiesta del Inti-Raimi o fiesta de los granostiernos se celebraba en la fecha cosmográfica del 21 de marzo, en donde se festejaba la etapa de las cosechas, es decir de las primeras flores y de los primeros frutos agrícolas. Esta fiesta tenía como grano central al sar-llullo o maíz tierno, comúnmente llamado choclo. La fiesta del Equinoccio es la celebración indígena que marca el inicio del año solar para las comunidades indígenas andinas de Ecuador y Perú, antiguo Tahuantinsuyo o imperio Inca. Comparativamente, la fiesta del Inti-Raimi es la celebración de año nuevo para el pueblo mestizo latinoamericano y mundial1. |
La siembra de maíz transgénico ocasionaría la pérdida de las variedades de maíz que se encuentran conservadas en los predios y reservas naturales de las familias campesinas nariñenses, puesto que se produciría un cruce de éste maíz con los tradicionales, trasmitiendo la información genética a nuestros maíces criollos. Estos cruces no sólo desencadenarían efectos no previstos en las variedades nativas y en los consumidores (humanos y animales), sino en las costumbres tradicionales campesinas e indígenas en cuanto a sus usos, conservación y alimentación. Igualmente generaría dependencia del mercado por la necesidad de comprar la semilla a las casas comerciales, lo que afectaría la seguridad alimentaría.
Finalmente, los agricultores correrían el riesgo de ser demandados por utilizar semillas patentadas al cultivar maíces tradicionales que estarían «contaminados» por las semillas transgénicas.
A diario encontramos experiencias productivas basadas en un cúmulo de información tecnológica, gran parte de ella teórica con innumerables innovaciones, nuevos cultivos, semillas «mejoradas», fertilizantes, pesticidas y maquinarias entre otras, donde muchas de éstas contribuyen al aumento en la producción. Cabe entonces la pregunta ¿es necesario que las familias campesinas tengan a su alcance esta tecnología? Los agricultores no deben ser simplemente receptores, en muchos casos pasivos, de información, sino que deben participar en los procesos de creación, adopción y validación tecnológica ya que el consenso es el ambiente tradicional de la zona rural.
Las tecnologías mal orientadas han inundado los campos con semillas no tradicionales, enmascarando su entrada con los altos volúmenes de producción, dando como resultado un aislamiento y desvalorización de los recursos genéticos agrícolas y pecuarios.
El departamento de Nariño también se ha visto afectado con la inclusión de semillas híbridas de maíz como el sweet Corn, difundida por ser dulce, recomendado para el consumo en estado tierno o choclo y variedades de maíz como el ICA D 508 y Porva, principalmente para climas fríos. En las zonas con clima caliente se han difundido variedades de maíz amarillo y blanco las cuales han desplazado las variedades tradicionales como tabla blanco, amarillo tabla, capia y chulpe en el municipio de Yacuanquer.
La promoción de variedades tradicionales dentro de las Mingas Asociativas, asegura la firmeza en la construcción colectiva de una propuesta de seguridad alimentaria. Estamos convencidos que el primer paso antes de aceptar jugosas ofertas de comercialización de productos, es garantizar que las familias campesinas produzcan la mayor cantidad de alimentos posibles en su predio, para lo cual nos apoyamos en metodologías propias como las visitancias, el impulso de familias custodias, las Mingas investigativas, las ferias de intercambio y/o comercialización de productos. Buscamos alternativas justas al mercado convencional, donde se evidencia siempre la estrecha relación entre la producción y la conservación.
· Amenazan la biodiversidad y favorecen la erosión genética.
· Generan dependencia económica de las familias campesinas.
· Se encuentran en el mercado a precios elevados.
· Son determinantes para la aparición de hierbas e insectos resistentes.
· Promueven la utilización de plaguicidas.
· Incrementan la contaminación ambiental.
· Favorecen el traslado de genes de organismos modificados genéticamente (OGM), a especies tradicionales a través de polinisadores naturales.
· Alteran el equilibrio ecológico.
· Generan la exclusión de productores agropecuarios.
Los actuales conocimientos sobre los productos y semillas transgénicas no nos permiten predecir los efectos ecológicos. Por lo tanto continuamos con la promoción de semillas tradicionales no sólo para mantenerlas, sino para asegurar la gastronomía autóctona de las comunidades campesinas que hacen parte del proceso de opción de vida, con el acompañamiento de la ADC. En nuestros encuentros compartimos La arniada (sopa de maíz amarillo), La Poliada (crema de choclo), El Canchape (dulce de maiz capio) y El zango (puré a base da maíz) entre otros platos, que por sí solos hacen resistencia a la erosión genética desde el sur de Colombia.
Nuestras organizaciones campesinas trabajan teniendo como principio el bienvivir de las familias, recuperando y preservando tradiciones, realizando mingas investigativas y transmitiendo el saber a los hijos y niños. Para ello las comunidades investigan y comparten el conocimiento a través de ferias y encuentros, en donde se hace trueque e intercambio de semillas tradicionales, así como exposición de productos y recetas derivadas del maíz. A través de la palabra representada en coplas, cuentos y adivinanzas se comparte y enseña la importancia del maíz, como derecho y patrimonio cultural de las comunidades para acceder a una alimentación sana.
Adicionalmente, frente a la introducción de maíz transgénico, existen otras estrategias por parte de las organizaciones campesinas. Entre ellas, están las campañas para no utilizar semillas extrañas pu-blicitadas por los medios de comunicación, campañas dirigidas a los consumidores para promover el consumo de variedades tradicionales en recetas nutritivas, contribuyendo a la conservación de tradiciones culturales propias de las familias del campo.
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1 Tomado de: www.quipucamayuc.com
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