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El fantasma que está rondando en Colombia en estos días, espantando a muchos y encantando a muchos más, se llama paz y aparentemente está generando mucha controversia y hasta conflictos en nuestra comunidad. Este enigma del porque nos cae tan difícil llegar a un estado de paz, era una de las preguntas bases que nos hicimos al principio de nuestra labor como fundación para el desarrollo alternativo - Viracocha.
Cuando nos fundamos en el año 2.000 observamos que nuestro pueblo San Agustín, ubicado en el lado oriente del Macizo Colombiano, con 15.000 habitantes en el casco urbano y más de 15.000 habitantes en el sector rural; era bastante privado de educación, desarrollo económico y atención de la administración pública. Vimos que los jóvenes bachilleres no tienen idea de cómo solucionar asuntos de la vida real después de su presunta formación académica.
La realidad sentida en nuestra comunidad está plagada de conflictos personales, sociales y ambientales, agravada por un sistema de ocupación temporal por jornaleros, dentro de un modelo de escasez de oferta de empleo no calificado. Los que tienen un poco de tierra para la agricultura, la manejan de una manera que no es económica ni ambientalmente sostenible, alimentando así a un sistema de consumo desenfrenado que muerde la mano de quién le está alimentando. La formación escolar está fallando en la preparación para enfrentarse a esta problemática.
La idea principal de organizarnos como fundación sin ánimo de lucro, era la de realizar la gestión para crear un centro educativo para ofrecer alternativas de soluciones a nuestras necesidades diarias. Nuestro municipio tiene fuera del turismo, las vocaciones de la agricultura y el manejo sostenible de los recursos ecológicos. Nos creamos con el objetivo de enfocar nuestra mirada en métodos de educación práctica para nuestra población objetivo (la llamada población vulnerable, mayoría en San Agustín y Colombia) en estas áreas vocacionales.
La vida quería que nosotros primero nos ocupáramos del tema de seguridad y soberanía alimentaria. Gracias al anhelo y solidaridad de muchos de nuestros amigos y familiares de Alemania que desean ayudar a la infancia en situaciones de urgencia, creamos en el año 2002 el programa “Alimentación y Educación”. El programa consiste en brindar a los niños y jóvenes la oportunidad de visitar una institución educativa pública y un almuerzo nutritivo durante todos los días escolares. Para lograr eso acordamos con los padres en dejar estudiar a sus hijos y no obligarlos a otras ocupaciones, además dotamos a los muchachos (as) con los útiles escolares y el pago de la matrícula escolar y ofrecemos talleres lúdicos ocasionales.
El programa tiene todavía vigencia y es completamente financiado por nuestros amigos y donantes particulares. En todos los años de exitosa labor no pudimos lograr un apoyo por el lado estatal o del sector privado de Colombia, probablemente esto se deba a la estricta ética de manejo que exigimos nuestros aliados y a nosotros. A partir de los buenos logros del programa en su objetivo de alimentar y educar y observando el pobre y mal manejo de los restaurantes escolares decidimos en el año 2004 alquilar una casa para nuestra sede en el centro poblado. A través de mingas con los padres de las familias beneficiadas, renovamos la casa para adecuarla a las necesidades del comedor, que en la actualidad tiene una capacidad de atención para 100 niños. El aspecto más sobresaliente en el desarrollo de los niños es la transformación de niños pálidos, callados y hasta apáticos cuando entran al programa a niños despiertos y activos con aspecto sano después de pocas semanas de nutrición balanceada y abundante. El obstáculo más difícil para los muchachos (as) es el acostumbrarse a ver y saborear una amplia gama de colores y formas en su almuerzo ¡la mayoría de los niños jamás han visto una lechuga o remolacha en su plato! Sin embargo, la variedad y la calidad de los alimentos para la demanda de nuestro comedor no era satisfactoria y la seguridad alimentaria muy dependiente de los aportes económicos. Era tiempo de entrar a la siguiente fase:
En el año 2006 conseguimos gracias a la una donación de un amigo de nuestra fundación una finca de nueve hectáreas a un kilómetro de distancia del pueblo - la sede para nuestra finca educativa, el Centro Educativo Piloto Agroecológico (CEPA) -. Desde el principio era claro que el diseño del espacio sería permacultural, lo cual significa que se aplica una metodología de manejo que garantiza la sostenibilidad social y ambiental de nuestras actividades a través del tiempo, generando a la vez grandes beneficios en producción, manejo de recursos y calidad de vida.
En el diseño permacultural se empieza con la cartografía de la finca. Después de una lectura del paisaje se marca en el plan las instalaciones y topografías existentes anotando las ventajas y desventajas. Dentro de esta vista más holística de la finca se ubican las áreas de manejo de actividades según lista de lo qué se quiere proyectar y las actividades prioritarias a desarrollar. El resultado es el mapa de la finca como uno la quiere ver en el futuro.
inicialmente dedicamos un área de cuatro hectáreas como zona de protección y recuperación natural, refugio de los animales y plantas afectadas por nuestras actividades humanas y las restantes cinco hectáreas para el diseño permacultural de nuestras instalaciones. Para el manejo de todos los proyectos dentro del CEPA instalamos tres condiciones básicas: 1. que sirve para satisfacer la demanda del comedor y del CEPA, 2. que genera excedentes para cambiarlos por productos o servicios que no podemos generar nosotros mismos y 3. que cumplen con la misión educativa de la fundación en generar un curso práctico del componente con su construcción y/o un modelo piloto de manejo.
Empezamos primero con el rescate de las instalaciones existentes, aquí resultaron talleres de mejora de vivienda, manejo de aguas e instalación de técnicas “inteligentes” como la estufa eficiente de leña y el sanitario compostero. Después de la zonificación de la finca seguimos con los caminos y el reemplazo de la mayor parte del café por cultivos de alimentos con instalación de las eras de siembra en forma de terrazas y curvas a nivel. Para la elaboración de los insumos construimos la casa de semillas, el vivero y la fábrica de compost.
Gracias a la participación de dos estudiantes de agronomía que desarrollaron su tesis realizando el plan de siembra de la finca y a través de múltiples talleres prácticos de agricultura orgánica, bioconstrucción, apicultura, silvicultura, etc. se logró la realización del diseño holístico de la finca y pudimos empezar el camino hacia la seguridad y soberanía alimentaria de nuestra comunidad Viracocha con un plan de siembra dentro de una gran biodiversidad.
Ocupándonos ya tantos años de familias con una infinita gama de problemáticas y conflictos, nos dimos cuenta de las diversas maneras en andar su destino, pero sin embargo tenemos unas condiciones básicas en común que necesitan ser atendidas.
Este estudio integral de nuestro territorio interno y externo lo llamamos: Ecología Holística. En el centro de nuestra mirada queda el yo. Como cada cambio duradero tiene que empezar desde adentro hacia afuera, tenemos que crear nuestra base de bienestar interior para poder proyectarla hacia un bienestar manifestado en nuestro entorno. Aquí arrancamos con el hecho de que todas las actividades que estamos haciendo las hacemos para estar bien o mejor. Este bienestar es el indicador de nuestra calidad de vida. Al contrario es la enfermedad mental o corporal el indicador de que algo anda mal en nuestra vida y este influye directamente a nuestro bienestar. Lanzando así una mirada integral a todos los aspectos y haciendo con- ciencia sobre nuestras necesidades básicas, llegamos a la conclusión de los siguientes ocho campos de atención preliminar:
La alimentación: Trabajando con el programa “Alimentación y Educación” por dieciséis años de manera muy activa y progresiva nos dimos cuenta de la inmensa importancia de una equilibrada alimentación no solo suficiente para satisfacer el hambre, sino para nutrir los diferentes campos de acción dentro de nuestro organismo. Mientras que nuestro cuerpo necesita principalmente proteínas para su funcionamiento, nuestro cerebro necesita un alimento más completo para trabajar eficientemente. Si no consumimos los suficientes minerales, vitaminas y (muy importante) aminoácidos, nuestra actividad cerebral funciona a unos niveles muy básicos, por no decir insuficientes. Aquí cabe perfectamente la comparación con el desarrollo de nuestros cultivos: si la planta desde pequeña no recibe el abono suficiente en calidad y cantidad, no puede desarrollar ni su tallo ni el fruto de manera satisfactoria.
Lo que un niño no recibe en alimentación y afecto en su primera infancia, jamás puede recuperarlos en su vida. Si solo nos alimentamos de arroz, plátano y carne, ¿cómo nos podemos mantener sanos y despiertos? En el CEPA tenemos una biodiversidad que nos provee de aproximadamente cien plantas comestibles, la mayoría de ellas nativas y que nos brindan todos los nutrientes necesarios para nuestro desarrollo corporal y mental, incluso sin consumir carne y a la vez nos generan seguridad y un aporte para la soberanía alimentaria. La implementación de nutrientes y biodiversidad comestible en una alimentación balanceada y fortificante la llamamos: cocina inteligente.
El aprender: Nosotros necesitamos evolucionar personalmente para solucionar nuestros retos de la vida cada vez mejor y/o más rápida. La educación debe ser la herramienta principal para atender esta meta, para esto necesita estar enfocada y basada en la vida real de cada uno. Sin embargo el enfoque de la educación académica se basa en el desarrollo de un sistema especializado, consumista y competitivo que no nos brinda herramientas para solucionar nuestros retos personales. La inteligencia está definida por la capacidad de extraer la información que nos brinda cada acontecimiento que nos pasa para utilizarla y mejorar nuestro manejo de la vida. Esta capacidad está dentro de cada uno de nosotros, pero hay que activarla. Hay que re-direccionar nuestro enfoque a nuestra situación emergente y utilizar nuestra inteligencia para aplicar el conocimiento que tenemos en la superación de nuestras metas.
La ocupación: Cada uno de nosotros siente la vocación que tiene dentro de sí mismo. Unos la tienen bien clara y otros la perciben de manera latente. Debido a un sistema económico clasista muchas veces tenemos oprimida esta vocación. Decimos que no podemos porque nos falta dinero o palanca o que simplemente la familia u otros están esperando algo diferente de nosotros. Si seguimos una profesión u ocupación que nos genera una cierta economía pero no atendemos a nuestra vocación, siempre nos va comer una frustración que no permite que desarrollemos nuestro bienestar mental. Nosotros hablamos aquí de tra-subir en vez de tra-bajar. Todos podemos aportar nuestros dones al bienestar de nuestra sociedad, por eso hay que despertar nuestros dones y la única manera de hacerlo es atenderlos.
La vivienda: Fuera del lugar de descanso y protección contra el clima, de animales y otros humanos, la vivienda también es la base de nuestro hogar. Más de seis millones de desplazados en Colombia saben que significa estar privado de esta necesidad. Para la vivienda es importante cumplir con los requisitos mínimos de funcionamiento práctico, incluyendo el manejo de saneamiento básico ambiental y que aporte a la salubridad de los habitantes. El hogar necesita otros requisitos para brindar bienestar a sus miembros. El trato interpersonal dentro de sus instalaciones es el que define si el hogar es para sus integrantes la base de un desarrollo amoroso y progresivo o es el semillero de seres que transforman sus traumas en la sociedad a través de violencia, maltrato y autodestrucción. La vivienda/ hogar debería ser el área de siembra de nuestra cultura bien protegida y abonada de mucho cariño.
Lo social: Los humanos somos animales sociales, significa que necesitamos a otros para sentirnos incluidos en la sociedad y el mundo. Si logramos integrarnos armónicamente en nuestra comunidad desarrollamos un sentido de pertenencia que desarrolla una fuerza colectiva de protección y progreso comunitario. A través de nuestra experiencia nos dimos cuenta que un 99 % de los conflictos interpersonales se basan en problemas de comunicación. Lastimosamente los planes curriculares de nuestras instituciones educativas no atienden temas como: solución de conflictos, democracia original, la filosofía del cinismo o sociocracia. Los medios de comunicación nos están llevando a un estado de frecuente paranoia y rabia, aumentando el sentido de impotencia en nuestra toma de decisiones y quitando el enfoque de atención de asuntos realmente importantes para nosotros. El reto de reencontrarnos como ciudadanos consientes y políticamente participativos es esencial para el presente y futuro de nuestra familia y sociedad.
El ambiente: Para ninguno es un secreto que no podemos tomar cualquier agua, comer cualquier comida o respirar cualquier aire para mantener nuestro estado de salud. El saneamiento y cuidado del ambiente no es un lujo o capricho de unos eco-hippies, sino una necesidad básica para nuestra salud y bienestar. Sin embargo nuestro comportamiento como productores y consumidores no refleja este conocimiento, ni hablar del comportamiento del sistema de consumo y de las corporaciones. El resultado de esta ignorancia esquizofrénica son los efectos nefastos que observamos en nuestro territorio, en la salud general de los humanos y en los conflictos violentos que emanan en todas partes. El manejo de las actividades en la Fundación Viracocha intenta crear armonía entre las actividades productivas y el entorno natural. Así nos dimos cuenta que respetando el derecho de todos los seres, humanos, animales, plantas, los elementales, etc., nosotros no solamente tenemos un mayor valor agregado en nuestros productos sino también una economía sostenible, solidaria y mejor calidad de trabajo y de vida.
Espiritualidad: Hablando de este tema mucha gente se asusta porque confunde espiritualidad con religión o iglesias. Si tomamos la raíz de “religión” llegamos a re-ligar, al reconectarnos con el todo, con dios, con el tao, el gran espíritu. Aquí vemos que espiritualidad significa ver el espíritu que atraviesa y conecta todo con todo. No existen acciones aisladas, cada siembra tiene su cosecha y a veces las semillas más pequeñas tienen frutos gigantes. Cuando reconocemos que por ejemplo vender o consumir productos tratados con agrotóxicos sí tiene un efecto directo y esencial a la salud humana, aunque no lo vemos directamente, ya nos va quedar mucho más difícil de hacerlo y en general todo lo que tratamos con conciencia. Lo mismo cuenta para nuestros pensamientos y palabras. Sembrando amor se cosecha armonía, sembrando chismes, violencia o deshonestidad, también sabemos que se cosechará. Respetando este conocimiento llegamos a redefinir nuestra ética la cual es la que define nuestras normas de comportamiento. Si logramos reconectarnos, generamos responsabilidad exterior y una gran armonía interior.
La Libertad: El derecho a la libre expresión está anclado en los derechos humanos internacionales, junto con la libertad de religión, la afiliación política y las preferencias sexuales. También sabemos que estos derechos existen aparentemente para poder violarlos y luego repararlos. En general la única condición de respetar la libertad es una amplia aceptación entre la comunidad de estos derechos, dotados con suficiente coraje civil para defenderlos. Con una larga historia de conflicto armado (más de 500 años) y con el miedo sembrado a oponernos al poder predominante, tenemos que reaprender a conocer y defender nuestras bases de la libertad para poder vivir nuestra vida personal. La defensa de nuestra semilla nativa está estrechamente relacionada con la defensa de nuestra cultura, memoria y territorio. No puede existir un estado de libertad si uno la tiene y el vecino no. La libertad también esta reprimida si el acceso a la información está manipulada, censurada y distribuida por una minoría. Afortunadamente tenemos en este tiempo de tecnologías de información y conexión global una gran oportunidad de fortalecernos a través de la comunicación y organización social.
Grupos o personas que están en camino de cambio de su comportamiento dañino o ineficiente hacia una cultura sustentable con calidad de vida y que hacen un esfuerzo colectivo para organizarse y hacer frente a estos desafíos, desarrollando iniciativas que aumenten la capacidad de supervivencia, solidaridad y bienestar, se llaman: Movimientos en transición.
Construir un país en paz es el desafío de esta generación de colombianos y colombianas, así como el de entregar un planeta a las futuras descendencias en mejores condiciones del que lo hemos recibido. Para esto debemos transicionar juntos hacia sociedades justas y resilientes, donde la educación nos brinda la base para dar este salto que se nos presenta a todos como urgente.
Además los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluyen temas como el buen gobierno, la educación de calidad, la protección del medio ambiente, la reducción de la desigualdad, el cambio climático, el consumo sostenible, la innovación y la importancia de la paz y la justicia para todos. Los cuales se consagran como metas, principios y compromisos compartidos por los gobiernos y sociedades actuales.
A través de los talleres para sociedades en transición estamos visionando esta transformación y dinamizando desde la práctica sociedades empoderadas para estos fines. El objetivo general de nuestro Centro Educativo es de crear el espacio y ejecutar un plan educativo multidisciplinario para formar a ciudadanos en el camino de transición, creando así un modelo piloto para instituciones educativas a nivel nacional e internacional.
Con nuestro plan educativo vamos a ofrecer un paquete de bloques de educación integral/ holístico que tratan temas de la realidad sentida para empoderar a los participantes en:
Con una amplia gama de cursos como permacultura, seguridad y soberanía alimentaria, cocina inteligente, bioconstrucción, convivencia y cultura de paz, salud corporal, mental y espiritual, economía solidaria y saneamiento básico y ambiental vamos a contribuir consciente y activamente a la transición hacia un estado de paz.
Fundación Viracocha. Fundación para el desarrollo alternativo.
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