Suscribase por $45.000 a la revista Semillas y reciba cuatro números, dos por año
Asprocig es una organización comunitaria de base de carácter gremial, ambientalista, defensora de derechos humanos, sin ánimo de lucro, administrada y dirigida por sus asociados. Nació a partir de las luchas campesinas para confrontar la construcción de la represa de Urra en el alto río Sinú. Y con el apoyo de varias instituciones, ong y personalidades como el maestro Gustavo Wilches Chaux ha logrado un modelo confederado por proteger los derechos de los más vulnerables y direccionar procesos de desarrollo en medio del conflicto, beneficiando hoy a 96 organizaciones comunitarias de primer grado, las que en su conjunto agremian a 32.569 personas integrantes de 6.200 familias[1]. La asociación Asprocig viene trabajando con organizaciones nacionales e internacionales en la ejecución de proyectos para el y el fortalecimiento de los sistemas agroecológicos.
El bajo Sinú es escenario de múltiples y complejas dinámicas, la mayoría de las cuales giran alrededor del clima, de las actividades agropecuarias, del agua (río y humedales), la tierra y el territorio. La cuenca baja del río Sinú está integrada por los municipios de San Bernardo del Viento, Lorica, San Antero, Purísima, Momil, Tuchín, San Andrés de Sotavento, Cotorra y Chimá. Su compleja estructura ecológica de corredor biodiverso que entrelaza páramos y selvas húmedas tropicales con bosques secos, manglares, humedales de agua dulce, estuarios y ecosistemas marinos, la hace extremadamente vulnerable a acciones antrópicas descontroladas en escenarios de baja gobernabilidad e intensas variaciones climáticas originadas por el creciente calentamiento global.
Durante años las comunidades ancestrales de pescadores, agricultores y las comunidades indígenas que han habitado los municipios de la cuenca baja del río Sinú, han desarrollado formas de vida para adaptarse a los complejos patrones ambientales de los ecosistemas, lo que les permitió satisfacer de manera sustentable sus necesidades. Sin embargo, durante las últimas dos décadas, estas comunidades rurales han empezado a enfrentar una serie de cambios determinados por la variabilidad climática natural y por acciones antrópicas, que están impactando de manera significativa las milenarias formas de vida que han sobrevivido en un medio biodiverso y dominado por el agua.
No podemos desconocer las amenazas del cambio climático y los efectos negativos ambientales de la agricultura comercial extensiva (revolución verde) que se piensa desde el sistema de capitalista productivista en busca de la maximización de utilidades. Por esta razón se hace necesario la formulación y ejecución de sistemas agroecológicos biodiversos como una alternativa al desarrollo que promueva la sustentabilidad ambiental y mejore la seguridad alimentaria de poblaciones vulnerables.
La organización ha tenido y tiene plena conciencia del impacto del cambio climático y de la pugna que ha existido y existe para controlar y usurpar la cuenca del río Sinú que es considerada una de las más fértiles y valiosas del Caribe Colombiano. En consecuencia, implementa de manera permanente una propuesta de desarrollo rural alternativo con enfoque agroecológico y ha demostrado con evidencias que pueden ser verificadas y que ha obtenido logros sostenibles con claros impactos a nivel social, ambiental y económico.
El accionar de Asprocig se fundamenta en la recuperación de la dignidad del campesinado y en el permanente ejercicio de acción, reflexión y aprendizaje; dándole vida en la práctica a las múltiples teorías que pregonan la autonomía de los más vulnerables como piedra angular de la construcción de su bienestar. Ha sido un ideal de la organización, resistir a los embates de otros modelos de desarrollo rural que se basan en el acaparamiento de los territorios para el establecimiento de monocultivos que enriquecen unas pocas familias o compañías en detrimento del bienestar y la dignidad de las comunidades y familias campesinas que nacieron y han sobrevivido en este hermoso y siempre promisorio valle del río Sinú.
La organización ha logrado un manejo adecuado y sostenible a las orillas y los valles del río Sinú. En este modelo los saberes ancestrales de los pueblos indígenas y la apropiación de tecnologías e innovaciones se han combinado para producir estrategias muy eficientes, promisorias y replicables para el adecuado manejo de contextos similares.
De las prioridades de la agenda mundial, la adaptación al cambio climático es una de ellas. Las comunidades agrupadas en Asprocig, ante los infortunios de la crisis ambiental actual y el bajo desempeño de las instituciones públicas y privadas (multinacionales) frente a la gestión de los problemas ambientales actuales locales, en especial el cambio climático, están obligadas a ejecutar proyectos de resiliencia socioecológica para enfrentar las adversidades del clima y del sistema económico dominante que presiona por la apropiación y acumulación de riqueza. Las experiencias comunitarias del bajo Sinú promueven modelos de producción agrícola y de pesca acordes y en armonía con la naturaleza, características esenciales en los temas de la agenda ambiental.
El cambio climático amenaza a todos los sectores de la sociedad, pero ninguno es más susceptible que el agrícola, donde el impacto es inmediato y con consecuencias potencialmente catastróficas para la sociedad. La velocidad del cambio climático tiene una aceleración sin precedentes. Los modelos meteorológicos pronostican regímenes de altas temperaturas y alteraciones radicales en los patrones de precipitación que jamás se han visto en la historia de la agricultura. Sin embargo, estos modelos no proporcionan – ni podrán proporcionar – un nivel de resolución o confiabilidad que permita saber exactamente cómo va a ser el clima en el país, territorio o región dentro de cinco o diez años. No obstante, los modelos climáticos permiten vislumbrar la escala, la naturaleza y la probable distribución general de los cambios en un futuro próximo y medio. Por ejemplo, el cambio climático agravará la actual escasez de agua, que es un recurso vital para la producción vegetal y animal porque la velocidad con que se puede pasar de una situación de disponibilidad plena hacia una situación de escasez de agua es mayor que en el caso de los nutrientes esenciales. Además, hay que considerar que muchos de los demás factores de producción son “agua dependientes”, como la solubilidad y movilidad de nutrientes en el suelo; la absorción de éstos por las plantas; la regulación de la temperatura del suelo, del aire y de las plantas y animales; la consistencia del suelo y la resistencia que opone al crecimiento radicular, entre otros.
Por estas razones, la adaptación de la agricultura al cambio climático es el desafío más importante que enfrentarán las comunidades rurales del país, y en especial en regiones de alta sensibilidad ambiental como lo es la cuenca baja del río Sinú, en el departamento de Córdoba, costa Caribe colombiana.
Una de las áreas fundamentales del trabajo de la organización, es que agrupa una serie de programas y proyectos en su mayoría transversales, cuyo objetivo básico es el aumento de la resiliencia a problemas derivados del cambio climático que están afectando el territorio como sequías, inundaciones, aumento de temperatura y penetración de la cuña salina.
A continuación alguna de las iniciativas más importantes:
Para el diseño y montaje de estos sistemas se ha utilizado el gran legado cultural de los zenúes, quienes durante siglos crearon y manejaron extensas zonas de humedales, creando una red de diques abiertos en las riberas de caños, en los que realizaban cultivos y establecían viviendas.
En la actualidad funcionan 19 sistemas agroecológicos en diques altos colectivos en todo el territorio de Asprocig, con 240 hectáreas y 630 familias usuarias; en su mayoría pescadores y agricultores a pequeña escala. Adicionalmente, se estima que están en funcionamiento unas 360 unidades familiares con un área total de 210 hectáreas. Para un total de 450 hectáreas de estos sistemas instalados, funcionando y cambiando de manera positiva la vida de miles de familias vulnerables. Estos sistemas fueron puestos a prueba en las inundaciones generalizadas en la cuenca baja del río Sinú durante los años 2007 y 2010 y resistieron de manera apropiada al aumento de nivel de las aguas, ofreciendo no sólo alimento para las familias beneficiarias, sino también refugio seguro.
La construcción de los sistemas agroecológicos en diques altos tanto colectivos como familiares, se realiza en zonas de riesgo alto y medio de inundaciones, para lo cual Asprocig ha desarrollado un completo sistema comunitario de información geográfica que ofrece información geo referenciada de todo su territorio, estableciendo los niveles de riesgos de inundaciones, sequías y penetración de cuña salina para cada una de las familias asociadas.
Los ABIF son espacios diseñados para la vida y la felicidad, haciendo uso de la biodiversidad local, los conocimientos ancestrales, la ciencia y la tecnología, así como la inmensa riqueza de luz solar disponible en el trópico. Un ABIF se diseña con un mínimo de 80 especies vegetales agrupadas en seis categorías: hortalizas, frutales, protectoras - productoras, medicinales, energéticas y ornamentales. Todas las plantas se disponen espacialmente con el fin de aprovechar la mayor radiación solar posible para la producción de biomasa y la generación de servicios ambientales básicos. Estos sistemas además de ser altamente resilientes a cambios de temperatura, inundaciones, sequías y penetración de cuña salina, garantizan la seguridad alimentaria de la familia y la comunidad, y contribuyen sustancialmente al aumento de los ingresos familiares.
Durante los últimos quince años Asprocig ha diseñado e implementado 1.350 ABIF en todo su territorio. Los ABIF generan otras importantes externalidades como la disminución de la violencia intrafamiliar, mayor equidad de género y generacional, la conservación de los recursos comunes, la disminución de flujo de contaminantes agrícolas hacia los ecosistemas naturales, la seguridad y soberanía alimentaria regional y cambios sustanciales entre las relaciones urbano – rural.
En la búsqueda permanente de medidas de adaptabilidad y resiliencia al cambio climático, se han incorporado nuevas tecnologías a los agroecosistemas con el ánimo de aumentar su capacidad productiva sin causar efectos a los medios naturales, dentro de la incorporación de esas nuevas tecnologías tenemos:
En la actualidad Asprocig implementa un sistema piloto RAS, con excelentes resultados, logrando hasta cuatro cosechas al año, con 1.500 kilogramos de carne de pescado por cosecha en un sistema de dos tanques en geomembrana de 100 metros cuadrados.
Cinco de estos sistemas ya vienen operando en el territorio con una perspectiva de crecimiento al corto plazo y con amplia expectativa. Se considera que el apoyo a este tipo de iniciativas es necesario para cualificar y aumentar significativamente la calidad de vida de las comunidades rurales, existen metas a lograr que requieren la continuidad para poder efectivamente construir ese nuevo campo colombiano. Los resultados han sido muy favorables. De esta manera los efectos positivos contribuyen a las experiencias comunitarias anteriores y consolidan el trabajo de la última década para mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria de estas poblaciones.
Se ha venido trabajando en la última década en proyectos agroecológicos con características biodiversas (policultivos) que son ambientalmente sanos. Por esta razón es totalmente posible que las comunidades agrupadas en Asprocig continúen desarrollando proyectos y estrategias de resiliencia a través de proyectos agroecológicos, considerados socialmente sustentables y económicamente viables, para el desarrollo de la región. Además porque este tipo de acciones comunitarias colectivas son un proyecto de vida, fuente de trabajo y legado cultural, razón por la que defienden y resisten sus actuaciones.
Retos:
ASPROCIG. Asoación de Pescadores, Campesinos, Indígenas y Afrodescendientes para el Desarrollo de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú.
Twitter: @asprocig Web: www.asprocig.org
[1] Sus asociados se encuentran distribuidos en nueve municipios de la cuenca baja del río Sinú, norte del departamento de Córdoba: Lorica, Purísima, Chima, Tuchín, San Andrés de Sotavento, Cotorra, Momil, San Antero y San Bernardo del Viento.
Calle 28A No. 15-31 Oficina 302 Bogotá Teléfono: (57)(1) 7035387 Bogotá, Colombia. semillas@semillas.org.co
Sitio web desarrollado por Colnodo bajo autorización del Grupo Semillas
MAPA DEL SITIO | CONTACTENOS