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La atmósfera nos ofrece gratuitamente condición de vida. Tratemos de corresponderle.
El autor
Todo se genera en el pensamiento.
José María Borrero Navía
Este artículo no se centra en las responsabilidades de los gobiernos, sino que trata de circunscribirse al aquí y al ahora del cambio climático terrestre, tal cual está ocurriendo, y en el supuesto de que el fenómeno tenga que ver con la conducta humana actual (aspecto no aceptado por la ideología de la acumulación material).
Este artículo se enfoca hacia lo que cada ser humano podría representar ante el cambio climático; la aplicación del pequeño poder de cada uno. La orientación de estas líneas es hacia el interior, hacia la conciencia, hacia la convicción, hacia launidad ecología -espiritualidad que predicara Pannikar desde la segunda mitad del siglo XX.
Charla en Armenia – Quindío, 3 de junio de 2011.
Para la elaboración de estas líneas hemos consultado al menos tres autores: Nicolás Stern. El informe Stern: la Verdad del cambio climático, Ed. Paidos, 2007; James Lovelock: La Venganza de la Tierra; la teoría de Gaia y el futuro de la Humanidad, Ed. Planeta, 2006; y Peter Bunyard: Caos climático, calentamiento global, efecto invernadero y otros factores que amenazan la vida, Ed. Educar, 2010.
En 1827 Jean Baptiste Fourier, físico y matemático francés, propuso el funcionamiento de la atmósfera a similitud de un invernadero. En 1860 John Tindall midió la capacidad del gas carbónico y del vapor de agua para absorber las radiaciones del sol y calentar la atmósfera. En 1896 el Nobel Svante Arrhenius calculó la relación entre niveles de gas carbónico y aumento de temperatura en la atmósfera.
Pero antes de la era científica, los precolombinos ya habían entendido los modelos arbóreos (la selva humanizada) como mitigantes de la variabilidad climática.
En 1988 se constituyó el Panel Internacional del Cambio climático (IPCC), por iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente, PNUMA, y la Organización Meteorológica Mundial, OMM. Esta acción abrió el camino a la elitización de la respuesta al Cambio climático, al convertirlo en asunto de gobernantes y científicos.
En 1992 se realizó en Río de Janeiro la cumbre de 160 países sobre las convenciones del Cambio Climático y de la Biodiversidad, a la vez que la Cumbre de los Movimientos Sociales y Organizaciones Populares, contestatarios a la Cumbre de los Estados.
En 1997 se logró el Protocolo de Kioto, el cual estableció cuotas de reducción de carbono a partir de 2012, y abrió el negocio de los bonos de carbono con el concepto de Mecanismos de Desarrollo Limpio, MDL.
Respecto del manejo forestal, se desarrollaron luego mecanismos como AVR, REDD, HEDD y PINC. En 2005 se aprobó el reciclaje de aceites como un Mecanismo de Desarrollo Limpio, MDL. En 2001, tanto Estados Unidos (bajo el gobierno de Bush) como Australia, se apartaron del Protocolo de Kioto, bloqueándolo; este obstáculo fue superado mediante la adhesión de Rusia al pacto de Kioto en 2005.
En 2009, la reunión de Copenhague hace naufragar el Pacto de Kioto, y en sustitución propone un fondo de US $10.000 millones para apoyar medidas de desarrollo limpio. Pocos quieren entrar en planes de austeridad. La emulación EE.UU.– China por el dominio de la economía mundial minusválida las preocupaciones que se ocupan de la supervivencia de la vida en el planeta. Tampoco resolvieron el problema las reuniones de Cancún y Cochabamba, 2010.
Causas globales de las emisiones de gases de efecto invernadero:
1. Transporte. Según Lovelock, consumimos en transporte 2.5 gigatoneladas anuales de carbono, o sea, cinco veces más de lo que consumimos en comida (0.5 gigatoneladas). La movilidad humana a base de petróleo, constituye la principal causa de las emisiones de gases. Y esta movilidad está dominada por las compa- ñías petroleras y sus afines automobiliarias (mayores opositoras al desarrollo de las energías alternativas).
Lo que necesita la Humanidad es un transporte colectivo eficiente, y un urbanismo que privilegie más a las personas que a los automóviles: ciclovías, vías peatonales, zonas y techos verdes, vehículos alternativos, y mecanismos eficaces de autonomía alimentaria: Que cese el transporte de alimentos de California a Australia, por ejemplo.
2. Industria. La sociedad industrial moderna tipifica el paradigma del consumo concentrado de energía y producción de gases. El crecimiento social alternativo está ligado a la idea de crecimiento intelectual, cultural, espiritual antes que a la idea de crecimiento económico.
3. Consumo domiciliario de energía. Este ha sido referido al uso alternativo de bombillos ahorradores, al cambio de electricidad por gas, y a la desconexión de los electrodomésticos mientras no se usen. La alimentación esenia, alimentación en crudo, podría facilitar un ahorro importante en relación con el consumo de energía en la cocción de los alimentos.
4. Agricultura. La invención de la agricultura ha implicado la destrucción de los bosques. Las culturas del desierto no pudieron imaginarse sistemas de pastoreo convivientes con árboles, a diferencia de las culturas ecuatoriales que fueron capaces de crear la práctica de la selva humanizada, ausente de pastoreo.
La ganadería y el arroz inundado, son los principales aportantes de gas metano a la atmósfera en agricultura. Pocos forrajes, como el saúco (Sambucus), usado en baja proporción, atenúan un poco la producción de gas metano en ganadería. El arroz de secano tampoco representa una opción, mientras predominen los conceptos de productividad y de competitividad.
El aumento en las condiciones de humedad y temperatura tendrá efectos adversos a diversas formas de ganadería, y desviará la agricultura ecuatorial hacia ciertos cultivos como coco, chontaduro, palma africana, jengibre, cúrcuma, papa china, bore y borojó.
Algunas ciénagas y tierras bajas son parte de los sistemas fluviales que se necesita conservar como depósitos y mecanismos de amortiguación hidráulica, tal vez con uso anfibio como máximo, como es el gigantesco caso de La Mojana.
5. Agricultura a condiciones extremas. En un transecto como de la Guajira a Amazonas o como de la Guajira al Chocó podemos observar condiciones climáticas que nos instruyen acerca de lo que puede ocurrir en eventos de cambio climático local.
La revista Leisa, Vol. 24, No 4, marzo de 2009, publicó un recuento de respuestas (campesinas) al cambio climático, (en el Perú, en este caso). Charles C. Mann se extiende en la respuesta de los indios amazónicos precolombinos a las variabilidades de Niño y Niña (ver 1491, Nueva historia de las Américas antes de Colón, 2006).
Los geógrafos Derruaux, Gourou y Papy describen cerca de un centenar de formas populares de agricultura a las condiciones más diversas, a nivel mundial.
Los hay y los ha habido tanto a condiciones secas como a condiciones húmedas. A condiciones secas citaremos tan solo tres ejemplos:
• El más obvio, la invención prehistórica y precientífica del riego.
• El logro de especies adaptadas, como el sorgo sudanés.
• El logro de especies rústicas como el fríjol caraota que funciona tanto a condiciones áridas como húmedas, conducta también observable en variedades de maíz.
A condiciones húmedas cálidas, ejemplos clásicos podrían ser el chontaduro, la quinua y la coca, tres de las especies más alimenticias del mundo. El primero, además, funcional ecuatorialmente hasta dos mil quinientos metros de altitud, y la quinua y la coca con rangos aún más amplios de altitud y humedad.
Miremos otras propuestas campesinas de amplio espectro:
• Los modelos agroforestales (café y cacao bajo sombrío, por ejemplo).
• Los modelos silvopastoriles (el pastoreo de los montes).
• La adopción de diversas técnicas de cultivo sin quema, como el tapao, por ejemplo.
• Creación de alternativas al ganado vacuno (cerdos, aves, cabras).
• Conservación y fomento del bosque a lo largo y en el origen de las fuentes de agua.
• Alimentación de animales con forrajes naturales (no industriales).
Y los grandes aportes universales:
• Fijación de carbono al suelo mediante los abonos orgánicos.
• Fijación de carbono atmosférico mediante la siembra de árboles.
¿Qué hacer? Como todo se origina en el pensamiento, cabe recomendar debate, lectura, estudio, reflexión, diálogo. El cambio climático como efecto antrópico plantea una profunda modificación en los patrones de conducta: austeridad, economía budista. ¿Nacimos para el consumo, incluso para el despilfarro, para la explotación de la Naturaleza, para la acumulación, o para otros tipos de crecimiento, en especial espiritual?
Construyamos cada uno dentro de nosotros la unidad ecología-espiritualidad.
Esa unidad nos orienta hacia la supervivencia de la especie en un planeta amenazado de muerte por el ideal del desarrollo material. Esta unidad se puede materializar agrícolamente en la producción campesina familiar, el sueño de Goldsmith, una realidad ahora en el sur del Brasil. La alternancia drástica de sequías y olas invernales sugiere estructuras de balance: pozos de relleno a los acuíferos subterráneos, zanjas de infiltración, estanques recolectores de aguas lluvias, arreglos arbóreos, (creadores éstos de microclimas), zonas para natural inundación. El cultivo de plantas acuáticas puede resolver, por compostaje, las necesidades de oligoelementos y, a la vez, de sanitización de aguas servidas.
Entender la biodiversidad y las energías sutiles proporcionará dos claves fundamentales para afrontar el cambio climático: las energías débiles frente a las violentas; la biodiversidad frente al monocultivo rentista. La biodiversidad nos salvará.
Frente al cambio climático, en el campo agrícola se considerarían las siguientes estrategias:
• Creación de microclimas a través de modelos arbóreos de cultivo.
• Almacenaje de agua para mitigar períodos secos.
• Promoción de estructuras especiales de siembra, de las cuales se conocen ejemplos precolombinos.
• Aceptación de las zonas naturales de humedad. Reservar áreas para inundación.
• Promoción de la granja ecológica familiar y la vía campesina.
• Promoción de la biodiversidad adaptada a condiciones climáticas extremas.
• Estudio de la literatura disponible.
• Promoción de la autonomía alimentaria (que evita transportes) y de las agriculturas que fijan carbono tanto al suelo como en la vegetación.
• Austeridad en los hábitos de consumo.
• Practicar la unidad ecología-espiritualidad.
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