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La pérdida de la seguridad y soberanía alimentaria es el resultado de un largo proceso, en el cual el modelo de desarrollo dominante a través de la aplicación de políticas como la apertura económica, la modernización del Estado, el recorte presupuestal para el apoyo de programas dirigidos al sector campesino, ha incidido en la capacidad de autoabastecimiento de los productores/as campesinos, en la subutilización, desaprovechamiento y destrucción del potencial productivo de los diversos agro ecosistemas, desconociendo el importante papel que han cumplido y siguen cumpliendo las comunidades campesinas en la producción de alimentos básicos para las zonas rurales y urbanas.
Lo anterior se expresa en las directrices del Ministerio de Agricultura: privatización de recursos naturales, introducción de semillas genéticamente modificadas y, en relación a este artículo, al encadenamiento productivo como al modelo de “agricultura por contrato” en el cual los productores agropecuarios grandes y pequeños se deben articular para la producción en condiciones de monocultivo, mediante el programa del orden nacional denominado “cadenas productivas”. Este programa busca especializar áreas geográficas similares para la producción de un solo tipo de cultivo, afectando la gran diversidad de productos que ha manejado la economía campesina a lo largo de nuestro país y “encadenando” a los productores a una empresa agroindustrial o una gran cadena de almacenes que mediante este mecanismo pasa a ejercer un cierto grado de control sobre la producción, afectando la autonomía de los pequeños productores.
Pareciera que asistimos a la mercantilización constante y permanente de la naturaleza y de la vida donde lo sagrado, lo cultural y los valores ligados a la comida al intercambio solidario (trueque) debieran desaparecer para dar paso a las grandes superficies (hipermercados). Por estas razones emergen los mercados agroecológicos campesinos como una forma de resistencia y alternativa frente al modelo económico insolidario, arrasador y despiadado que cada día deja más hambre, destrucción y pobreza, aún en campos tan ricos como los del Valle del Cauca.
Los modelos de producción diversificada y de economía campesina se enfrentan, además, a otros problemas como:
• La expansión de los cultivos de uso ilícito, debido a las dificultades estructurales de la economía campesina.
• La migración de la población campesina a causa del conflicto armado y de las condiciones de pobreza. El débil sistema de asistencia técnica agropecuaria debido a la precaria asignación de recursos y a las políticas Implementadas por las municipalidades.
• La escasa e inadecuada oferta de crédito a pequeños productores y con altas tasas de interés.
• La agudización del conflicto armado ha llevado a un progresivo deterioro de las condiciones de vida de la población colombiana.
• La desaparición de las semillas tradicionales.
• El olvido de formas de uso y cultivo de los alimentos.
Frente a este panorama de mercantilización de los alimentos y de la vida misma, desde 2001 surge la alternativa de dar vida a mercados campesinos agroecológicos(2) , a partir de la articulación de organizaciones campesinas y de experiencias de producción agroecológica acompañadas por el Instituto Mayor Campesino-IMCA, bajo los pilares del fortalecimiento de la seguridad y soberanía alimentaria y nutricional, la disminución de dependencia externa en el uso de insumos agropecuarios y el aumento de la autonomía y el control de los recursos genéticos.
A este proceso se han sumado familias campesinas de las laderas de la vertiente occidental de la cordillera Central y la vertiente oriental de la cordillera Occidental ubicados en los municipios de Buga, Restrepo, Riofrío, Sevilla, Yotoco y Tuluá, lo mismo que productores de la zona plana (Andalucía), familias que aún producen diversos alimentos, que como oasis crecen en medio del desierto de caña que se expande por el Valle del Cauca.
A este proceso se han sumado instituciones como la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria- UMATA del municipio de Restrepo y la Secretaría de Agricultura y Medio Ambiente –SEDAMA de Tuluá, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca CVC.
ORGANIZACIONES PARTICIPANTES |
NUMERO DE FAMILIAS ASOCIADAS |
MUNICIPIO |
Grupo de Mujeres Renacer* |
5 |
Riofrío |
Regiomontanos |
8 |
Buga |
AMUC |
12 |
Restrepo |
ACOC |
20 |
Tuluá |
ASPRACORG |
10 |
Sevilla |
ASPROCAY |
15 |
Yotoco |
Grupo de agricultores Orgánicos de Andalucía |
12 |
Andalucía |
Total |
433 |
|
*Éstas son organizaciones de mujeres
Uno de los principales problemas que a nivel socio económico viene presentando las comunidades campesinas del Centro del Valle está relacionado con la producción, debido principalmente a los altos costos, los bajos volúmenes y la poca oferta planificada y diversificada de productos, y a las dificultades para comercializar sus productos en condiciones de equidad y justicia. De otra parte, las políticas del Estado y el mercado privilegian la producción agroindustrial, subvalorando la producción campesina lo que se traduce en los pocos incentivos económicos para este sector y en el incremento de los niveles de pobreza a nivel rural. Esto exige consolidar alternativas productivas agroecológicas (más cercanas a la realidad campesina) y propuestas de mercadeo alternativo, que permitan superar la línea de pobreza en el sector rural.
En coherencia con el enfoque metodológico, de “campesino a campesino”, la experiencia se fundamentó a partir de la práctica de las siguientes estrategias:
• Talleres teórico prácticos donde se hace realidad el principio de aprender haciendo y enseñar mostrando.
• Giras a fincas campesinas buscando el intercambio de conocimientos y experiencias de campesino a campesino a partir de experiencias de producción agroecológica.
• Visitas de asesoría, intercambio, acompañamiento y seguimiento a los procesos desarrollados por las organizaciones y por los propios productores.
• Diálogo horizontal de saberes entre campesinos y promotores acompañantes.
• Encuentros campesino-campesino para analizar temáticas específicas y definir estrategias o mecanismos que permitan minimizar impactos negativos.
• Reuniones entre organizaciones e instituciones para planear, hacer seguimiento, evaluar y concertar actividades relacionadas con el proyecto.
• Realización de ferias, bazares o muestras agroecológicas, donde uno de los ingredientes que más llaman la atención a los consumidores, es la muestra y degustación de platos elaborados con productos de la biodiversidad subutilizada poco conocidos por los visitantes a estos eventos, como: bore, chachafruto, mafafa, cúrcuma, sagú y otros alimentos propios del patrimonio cultural- gastronómico campesino como cidra, zapallo, arracacha, entre otros.
Ante las innumerables dificultades respecto a la comercialización de sus productos (intermediación, precios injustos, falta de espacios de comercialización, etc.) y con la idea de buscar soluciones, los campesinos y sus organizaciones comienzan a aproximarse al tema del mercadeo de productos agropecuarios, enmarcado en una propuesta alternativa que sea coherente con el proyecto de sostenibilidad local y regional, que no se limite a un ejercicio de oferta y demanda, sino que de rostro a quienes producen, que visibilice la forma de cómo lo hacen, que garantice la calidad biológica de los alimentos y que ponga sobre el tapete discusiones de actualidad relacionadas con el efecto de los alimentos químicos en la salud y el medio ambiente.
Los primeros pasos se dieron hacia el 2001, intentando encontrar pistas sobre cómo abordar el tema, el resultado de este primer intento fue la formulación de la propuesta de investigación en mercadeo, Identificación de la oferta y demanda de productos de agropecuarios (agroecológicos) de los campesinos de la zona de trabajo y la caracterización de los sistemas de producción típicos, que terminó con la formulación de plan estratégico de mercadeo.
Paso seguido se inició la ejecución del plan estratégico de mercadeo alternativo, el cual incluyó un proceso de formación, planificación de la producción, diseño de estrategias de transformación y agregación de valor, a nivel de finca campesina; a nivel organizativo incluyó la conformación y consolidación de organizaciones de productores agroecológicos; y a nivel urbano se impulsaron campañas de sensibilización para el consumo de alimentos sanos, giras con consumidores a fincas de los campesinos e instalación de carpas y mercados agroecológicos campesinos en los municipios de Buga, Riofrío, Tuluá, Restrepo, Yotoco, Andalucía y Sevilla (algunos campesinos optaron por mercados institucionales y algunas instituciones aprovecharon el espacio para fortalecer la iniciativa de mercados verdes en el marco del proyecto de Biocomercio).
La estrategia socioeconómica de la planificación de siembras de productos campesinos para la seguridad, soberanía alimentaria y nutricional y la generación de excedentes para el mercadeo en los “puntos de venta” que se adecuaron en las cabeceras municipales, permitieron en primer lugar, aumentar los niveles de nutrición en las familias de los productores(as) campesinos(as) participantes en el proyecto y en, segundo lugar, mantener, diversificar y dar continuidad a la oferta de productos frescos agroecológicos en los mercados locales y regionales. Otro resultado fue el incremento y diversificación de los ingresos económicos de las familias campesinas productoras.
Las organizaciones de productores y productoras alrededor de las “juntas coordinadoras municipales de mercadeo” y de estas con la “junta coordinadora central de mercadeo”(3) , han posibilitado el intercambio de productos para suplir la demanda de los mercados locales (puntos de venta de productos orgánicos) de los municipios de Buga, Restrepo y Tulúa del centro del Valle del Cauca. Desde este espacio de articulación, se ha iniciado el contacto con los consumidores y se avanza en un proceso de sensibilización frente a la importancia del consumo de productos orgánicos. Igualmente en estos espacios se comenzó a generar la discusión sobre los costos que causa la certificación convencional, y a cambio se propone la “certificación ética campesina” como alternativa al costo y como una recuperación de la palabra como un valor campesino.
El mejoramiento y dotación de los “puntos de venta” de productos orgánicos en los mercados locales de los municipios de Buga, Restrepo, Tulúa y Sevilla, ha permitido mejorar la presentación de los productos para una mayor aceptación por parte de los consumidores que semanalmente visitan estos mercados.
Con el fortalecimiento de la producción agroecológica se ha incrementado y diversificado los niveles de producción tanto para el autoconsumo como para el abastecimiento de los mercados locales, lo que ha implicado la cualificación de las organizaciones campesinas en torno a:
• Planeación de la producción (producción escalonada)
• Manejo sostenible de los recursos suelos, agua y biodiversidad.
• Manejo poscosecha.
• Mercadeo alternativo
• Ética de la producción y el mercadeo
• Concientización a consumidores
• Certificación participativa (aval de confianza) de productos agroecológicos.
Con relación al mejoramiento de las capacidades de las organizaciones campesinas para asumir los procesos de mercadeo en condiciones de equidad y justicia, se han fortalecido los espacios de articulación a nivel municipal y regional existentes, avanzando en el reconocimiento por parte de la institucionalidad local y regional.
En el proceso de producción agroecológica, uno de los aprendizajes mayores, ha sido la importancia de comprender que antes de producir para el mercado es necesario fortalecer la producción para el autoconsumo familiar, disminuyendo la dependencia económica y fortaleciendo la autonomía y soberanía alimentaria y nutricional de las familias campesinas.
Los ejercicios de planificación de siembra para satisfacer las necesidades de los mercados locales y regionales en términos de volúmenes y frecuencia de productos ofertados, son importantes en la relación de mercado, sin embargo si esto no está mediado por una reflexión política o un entendimiento del por qué produzco, con qué produzco, para quién produzco, es posible que los campesinos caigan en la lógica del capitalismo y en un ejercicio mecánico e insostenible.
Institucionalmente, se ha reflexionado sobre el paternalismo que generan los recursos institucionales (de cooperación nacional e internacional), que en algunos casos ha afectado negativamente a los grupos, disminuyendo los procesos de autonomía y autogestión(4) .
Los procesos de formación, asesoría y acompañamiento técnico a los grupos de productores son estrategias muy importantes, pero la experiencia nos ha enseñado que igual o más importante ha sido el fortalecimiento de los procesos organizativos de los grupos, facilitando la consolidación de los mismos para poder alcanzar éxitos en los procesos productivos y de mercadeo en forma grupal.
Finalmente, es evidente la necesidad de concertación con otras ONG e instituciones publicas y privadas para facilitar la inserción de las organizaciones campesinas en los mercados locales y regionales, incluso como una forma de aprovechar espacios de mercadeo institucionales (programas de desayunos escolares, refrigerios y/o comidas a ancianos, centros penitenciarios, entre otros) apoyos que podrían llegar a ser más solidarios, justos y con un flujo económico considerable.
(1) Aportes desde la experiencia del Instituto Mayor Campesino-IMCA. Buga.
(2) En gran parte esta experiencia se nutre de los aportes de la red Ecovida de Agroecología de Brasil.
(3) Espacios informales de articulación y concertación en temas de mercadeo, constituidos por representantes de las organizaciones que participan en los mercados agroecológicos
(4) Se puede abrir la reflexión sobre programas como el RESA, familias en acción, familias guardabosques y su efecto en el dinamismo productivo en las fincas campesinas.
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