EDITORIAL
Con la tonada agitada y el acento vigoroso, narrando historias que brotan del
aire cálido, el suelo seco y del río impredecible; con la parranda entonada
de chicha, el rostro asoleado y la alegría oculta tras sus ojos, Adolfo Culma,
gran compositor natagaimuno, nos recuerda con gran simpatía que estar
en un territorio sin amor, sin la chicha y los amigos es una tragedia y un
dolor. Un territorio sin todo esto, sin la historia y sin esas motivaciones que
construye nuevos paradigmas para las presentes y futuras generaciones
está condenado a la desaparición y su inevitable olvido.
Por esto la escuela, se plantea seguir construyendo y defendiendo un territorio
lleno de amor, alegrías, sabor y vida; uno a la altura de las necesidades de los
ecosistemas y las comunidades; donde la brisa corra en medio de campos
llenos de biodiversidad, donde las semillas criollas y el agua naveguen
libremente en medio de la conciencia y la libertad de gente alegre y tranquila.
Esta escuela siente y sueña sus propósitos en el seno de un pueblo libertario,
que reivindica a Manuel Quintín Lame, La cacica Gaitana, a los maestros
Gonzalo Palomino Ortiz, Mario Mejía y Javier Múnera. Que exalta y apropia la
labor valerosa de la maestra María Claudina Loaiza, Teófilo Bustos y Luz Perla
Cardoso. Esto es un proceso, un pueblo, una posibilidad, una canción, vida y
alma porque es producto de muchos sueños y esfuerzos, es hijo o hija de un
pueblo en resistencia.
Las investigaciones de esta cartilla son el reflejo de un esfuerzo de diversas
organizaciones y de escuelantes que han moldeado propuestas generosas
para enfrentar diversos conflictos. Son un fruto que está a disposición de
todas aquellas personas que construyen paisajes sustentables, para quienes
la defensa de toda forma de vida es un principio existencial, para quienes
sueñan con un futuro mejor para todos y todas, para quienes es primordial
vivir en paz y, sobre todo, para todas aquellas personas que defienden las
semillas, el agua y la vida. Para todas aquellas personas y procesos es este
esfuerzo, que es un homenaje, una inspiración, un aporte y sobre todo una
vinculación en esta apuesta por un mundo mejor.
Las líneas de esta cartilla son un motivo para navegar sobre la importancia de
la investigación local, las réplicas, el compartir de saberes y conocimientos
y la capacidad inclaudicable de nuestra gente por buscar solución a
distintos problemas que se presentan en cada comunidad. Esas soluciones,
conocimientos generosos y grandiosos, son siempre un buen punto de
partida para dialogar y aprender. Por ello, al leer esta cartilla, debe sentirse
los aromas del cálido sur del Tolima, así como la fuerza de las manos que
entre el azadón y el lápiz forjaron estos resultados. Desde ahí brota esta
semilla que crece con la tonada de Adolfo Culma y la energía ancestral del
Pacandé.
Anthony Rondón Camacho
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