La recuperación de las semillas nativas y criollas, son el punto de partida para generar enormes beneficios sociales, económicos y ecológicos puesto que están ligadas a prácticas productivas sostenibles o prácticas agroecológicas amigables con el ambiente, que mejoran la calidad de vida y la salud de los ecosistemas. La agrobiodiversidad y el saber tradicional, es opuesto a los modelos de desarrollo rural capitalista y a las leyes que rigen el libre mercado; puesto que las semillas locales son un patrimonio biocultural de las comunidades, que no se conciben como propiedad privada. Desde nuestra concepción conservacionista, el conocimiento tradicional y los recursos genéticos (animales y vegetales) son propiedad de los pueblos ancestrales indígenas, de los campesinos, campesinas y de sus descendientes, son ellos quienes durante siglos han mejorado y preservado esta agrobiodiversidad adaptada a diferentes ambientes y han desarrollado variedades que tienen resistencia a plagas y enfermedades y adaptación a condiciones climáticas adversas y diversos ecosistemas; tambien ésta diversidad de especies y variedades criollas y nativas, se expresan en diversas formas, colores, sabores, olores y han sido la base fundamental de la seguridad y soberanía alimentaria de las comunidades rurales.
En la región del municipio de El Tambo, Cauca hasta hace unas dos décadas el paisaje se cubría de una exuberante vegetación de bosques primarios y secundarios, principalmente hacia la cordillera occidental, en donde se encuentra el Parque Nacional Munchique, con 44.000 hectáreas. Actualmente, y como una amenaza a la biodiversidad, se localizan
grandes extensiones de bosques comerciales de pinos y eucalipto, los cultivos de uso ilícito que se han extendido impactando negativamente los bosques nativos y la amenaza más destructiva, la minería, principalmente la extracción de oro y minerales como carbón, balasto, arena entre otros.
Al poseer los tres pisos térmicos, El Tambo, es uno de los municipios con mayor biodiversidad de semillas nativas y las criollas o acriolladas, que son semillas introducidas, las cuales muchas generaciones de campesinos adoptaron durante siglos y que ahora forman parte de la agrobiodiversidad de la región y que se manifiestan en las diversas expresiones culturales y los hábitos alimenticios de las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes que habitan el municipio. Pero esa enorme agrobiodiversidad, está siendo aniquilada por diversas causas que generan pérdida y erosión genética y cultural, entre ellas:
Hasta hace unas siete décadas los campesinos y campesinas del Tambo eran autosuficientes, sus parcelas eran biodiversas, sostenibles y se constituían como la despensa para la alimentación de las familias y el abastecimiento de los centros urbanos con alimentos sanos, saludables absolutamente orgánicos. Pero esta armonía empezó a cambiar con la llegada de los extensionistas de la Federación Nacional de Cafeteros y las políticas estatales, quienes crearon las necesidades consumistas del mercado capitalista e impusieron el monocultivo del café con tecnología a base de agrotóxicos.
Los modelos de desarrollo y de intervención de las instituciones en las zonas rurales de esta región, han generado impactos negativos sobre los ecosistemas, causando la erosión del equilibrio y armonía entre los seres humanos y la naturaleza y la pérdida en la cultura campesina, los conocimientos ancestrales, formas tradicionales de producción de alimentos. El resultado de esta agresión sistemática, es el sometimiento de las familias campesinas a un modelo productivo insostenible, de dependencia, carencias y pérdida de identidad cultural, empobrecimiento y contaminación de los suelos, cambios en la dieta alimentaria que ha sido copada por la industria alimenticia y el daño más grave, la pérdida del patrimonio genético que representan las semillas nativas – criollas. Nos enfrentamos a muchas décadas de alineación y enrolamiento del campesinado a tecnologías de punta o de agroquímicos, denominada agricultura de la revolución verde, en otras palabras, un lavado de cerebro que ha implantado una cultura muy distinta a la de sus ancestros. En muchas regiones la agricultura orgánica, conservacionista, la agroecología, son concebidas por muchos campesinos, como técnicas anticuadas, poco convincentes e inapropiadas.
Esta publicación recoge y valora la agrobiodiversidad y los conocimientos tradicionales presentes en el territorio de las comunidades campesinas del municipio de El Tambo; es el fruto del trabajo de los agricultores y agricultoras, quienes son conscientes de la importancia de proteger, preservar y difundir el uso de estas semillas como el más valioso patrimonio que heredarán las nuevas generaciones, un aporte a la valoración de nuestras semillas nativas - acriolladas y su importancia en el sistema alimentario tradicional de las familias campesinas.
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