Han pasado tres años y medio desde que denunciáramos penalmente que hay residuos de plaguicidas en las verduras de consumo humano, aún cuando SENASA lo advierte desde hace años a las autoridades en cada región argentina. En Mar del Plata hemos escuchado muchas promesas. Se ha declamado hasta el cansancio sobre las “buenas prácticas agrícolas”. Estamos en época del año de poco uso de plaguicidas. Y sin embargo. En BIOS Argentina hemos realizado una nueva ronda de análisis de vegetales que usted, nosotros, los funcionarios y nuestros hijos comemos a diario. Y han vuelto a aparecer sustancias que no debiesen estar allí.
El mundo alerta sobre la acumulación de los organoclorados en nuestros cuerpos. Los países extreman sus medidas de control y promueven la agroecología. En nuestra región (y podemos imaginar que en el resto también) seguimos comiendo diariamente residuos de agrotóxicos. ¿Qué tiene que pasar para que las cosas cambien? El camino es la agroecología. Pero insisten en las “buenas prácticas”. Y así estamos. Sintesis explicativa de lo que hemos constatado en los vegetales que adquirimos en diversas verdulerías de la ciudad de Mar del Plata, en período invernal (de bajo uso de agrotóxicos):
La cipermetrina interactúa con los canales de sodio en las células nerviosas mediante los cuales el sodio entra a la célula para transmitir una señal nerviosa. Estos canales pueden permanecer abiertos por segundos a diferencia del período normal de pocas milésimas de segundo, después de la transmisión de la señal. La cipermetrina también interfiere con otros receptores en el sistema nervioso. El efecto resultante es una larga secuencia de impulsos repetitivos en los órganos sensitivos.
El Dimetoato es un insecticida organofosforado de acción indirecta, es decir se convierte en el organismo al metabolismo activo, Dimetoxòn. Como resultado se desarrollan signos y síntomas de sobreexposición después de un periodo latente y pueden continuar aumentando una vez eliminada la exposición. Por una sobre exposición se pueden desarrollar rápidamente signos y síntomas típicos de intoxicación por órganofosforados. Se adsorbe muy débilmente a las partículas de suelo, por lo que su lixiviación hasta aguas subterráneas puede ser considerable. El uso de organofosforados en los vegetales de mesa implican un riesgo importante para los consumidores.
Insecticida fosforado de alta toxicidad. Posee un tiempo espera de 21 días y un tiempo de reentrada restringida de 14 días para actividades que impliquen la manipulación de las plantas como poda en verde o raleo. Toxicidad aguda. Altamente peligroso. Altamente tóxico. Acción tóxica y síntomas: síndrome tóxico por inhibidores de la colinesterasa. Toxicidad tópica: capacidad irritativa: ocular positiva; Toxicidad crónica y a largo plazo: neurotoxicidad: nivel (colinérgica) Tóxico en contacto con la piel. Muy tóxico por inhalación y por ingestión.
Efectos nocivos en el sistema nervioso. Los productos de degradación nocivos del disulfotón inhiben la actividad de la colinesterasa en el sistema nervioso, lo cual causa efectos neurológicos. Los efectos neurológicos dependen de la cantidad de disulfotón que entra al cuerpo y pueden causar inhibición de la actividad de la colinesterasa, contracción de las pupilas, vómitos, diarreas, salivación, dificultad para respirar, temblores, convulsiones y hasta la muerte. Estos efectos pueden presentarse si usted respira el disulfotón en el aire, lo ingiere o entra en contacto con el mismo a través de la piel. La exposición a cantidades pequeñas de disulfotón puede, en ocasiones, inhibir la actividad de la colinesterasa sin causar efectos neurológicos evidentes. Si usted consume disulfotón en el agua o en los alimentos durante períodos largos de tiempo, es posible que se vuelva miope.
El envenenamiento por deltametrín puede provocar fuertes dolores abdominales, convulsiones, vómito y pérdida de conocimiento, La inhalación por aerosoles provoca vértigo, cefalea y tos. Dado que la deltametrina es una neurotoxina, ataca el sistema nervioso. No tiene antídotos, y los tratamientos deben ser sintomáticos. Los síntomas principales de todas las intoxicaciones con piretroides afectan al sistema nervioso central y al sistema muscular. Los síntomas más frecuentes son hiperreactibilidad, hipersalivación, vómito, diarrea, temblores, ataxia (descoordinación de movimientos), parestesia (sensación anormal de los sentidos como hormigueo, adormecimiento, etc.) y agotamiento. También pueden darse pérdida del control de la micción. En casos de intoxicación grave puede darse también hipertermia (fiebre) o hipotermia (lo contrario), disnea (dificultad para respirar, falta de aire), fuertes temblores, desorientación y espasmos o calambres. Los síntomas suelen aparecer pocas horas tras la exposición, aunque dependen mucho del compuesto, la dosis y la vía de contacto.
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