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Impactos socioeconómicos de la ayuda alimentaria con soja transgénica

Elizabeth Bravo, Mayo 15 de 2009, Este artículo ha sido consultado 1477 veces

La soja transgénica es el cultivo transgénico más extendido en el mundo. De acuerdo al informe de Monsanto para el 2006, existirían 54 millones de hectáreas sembradas con soja transgénica en el mundo, lo que representa más del 60% del área total sembrada con transgénicos a nivel global. Una forma de colocar los excedentes de soja transgénica en un mundo que rechaza los alimentos transgénicos, es a través de la ayuda alimentaria. Esta ayuda alimentaria va a las poblaciones más pobres de América Latina, Asia y África, las mismas que tienen un sistema inmunológico y condiciones generales de salud bastante deprimidas, por lo que cualquier impacto en el estado de salud de estas poblaciones se incrementa. La ayuda alimentaría ha sido utilizada por algunos países como la forma a través de la cual dan su “ayuda al desarrollo”.

Los países de la OCDE(2) deben destinar el 0.7% de su presupuesto en asistencia oficial para el desarrollo de los países del Tercer Mundo. Cada país tiene sus políticas de cómo debe manejarse esta asistencia. Uno de los componentes de las políticas de asistencia al desarrollo que aplica Estados Unidos, es la ayuda alimentaria. La ayuda alimentaria constituye un mecanismo para colocar los excedentes agrícolas estadounidenses y para promover la apertura de mercados a sus productos, e influir políticamente en otros países.

La ayuda alimentaria es una importante herramienta para la expansión de los mercados, y ha ayudado a colocar productos agrícolas que no hubieran podido ser colocados de otra manera. Con la ayuda alimentaria, se maneja el riesgo que pueden generar ciertas políticas agrícolas de Estados Unidos –por ejemplo, promover el uso masivo de semillas transgénicas lo que genera rechazo de un amplio sector de consumidores- y traspasa ese riesgo a un grupo de consumidores que por desconocimiento o necesidad son "ayudados" a través de estos programas.

Entre los beneficiarios de los programas de ayuda alimentaria se incluye a los intermediarios, que constituyen burocracias internacionales costosas, a las que se destina un alto porcentaje de la ayuda, las empresas que se encargan de la comercialización de los productos y que son las mismas que manejan el comercio internacional de granos, las empresas navieras, y los productores estadounidenses.

 

La soja en los Estados Unidos

Estados Unidos es el principal productor de soja a nivel mundial. El 88% de la soja que se comercializa a nivel mundial se utiliza para la producción de aceite, y con los residuos se hace pasta de soja que es usada como forraje. El 25% del aceite comestible que se usa a nivel mundial proviene de la soja. Un altísimo porcentaje de esa soja es transgénica.

Los principales exportadores de soja y otros granos están organizados a través de NAEGA (Asociación Norteamericana de exportadores de granos). Su misión es promover y desarrollar las exportaciones de granos y oleaginosas de Estados Unidos, para lo que ejerce una fuerte influencia en la política comercial exterior de su país.

Cuatro empresas dominan el mercado mundial de la soja.  Tres son de Estados Unidos: ADM, Bunge y Cargill. La cuarta empresa es francesa, Louis Dreyfuss. Estas empresas comprar soja para vender aceite y harina a los productores de alimentos animal y piensos y a compañías que hacen detergentes y químicos. Ellas controlan el 43% de la capacidad de elaboración de aceite en Brasil y el 80% de la Unión Europea, y las tres empresas de EE.UU. controlan el 75% del mercado de soja en su país.  Es decir que, indistintamente de quien produzca la soja, son estas 4 empresas las que verdaderamente se benefician del negocio de la soja.

ADM está en toda la cadena productiva de la soja: Es procesadora de todos sus derivados; es importadora, exportadora, y la más importante fabricante de lecitina de soja; controla toda una red de silos y elevadores en todo el mundo. Por otro lado, Bunge, constituye el mayor procesador de aceite de soja a nivel mundial. Cargill tiene su propio control en la  cadena alimenticia, con operaciones en 23 países y controla el 33% de las exportaciones de soja de Estados Unidos

Estas empresas participan también en los programas de ayuda alimentaria. A través de la agencia gubernamental para el desarrollo USAID, estas empresas reciben contratos de cientos de millones de dólares cada año. ADM y Cargill, pueden llegar a manejar hasta un tercio de todos los contratos por volumen de la ayuda alimentaria estadounidense. 

 

La soja en la ayuda alimentaria

Al momento, el Cono Sur es el mayor productor de la soja a nivel mundial.  Un alto porcentaje de la soja producida es transgénica, por lo que las empresas biotecnológicas llaman al Cono Sur en la “República Unida de la Soja”. Este escenario geopolítico fue generado por el Presidente Lula da Silva quien al haber legalizado las cosechas transgénicas a través de medidas provisionales, precipitó la legalización de la soja transgénica en Paraguay cuyos mercados están encadenados al mercado brasileño. 

Con esto, las principales fuentes de soja del mercado internacional son transgénicas.  Este hecho por un lado favorece al productor de soja estadounidense porque ya no tendrá que competir con la soja convencional brasileña en un mercado que rechaza los transgénicos.  Pero se crea un excedente de soja transgénica en el mercado mundial.  Surgen entonces conflictos entre productores de soja en Estados Unidos que la venden como commodity, y las empresas semilleras que tienen interés de venderla como semillas a sus competidores. Eso explica los crecientes subsidios que reciben los productores soyeros de Estados Unidos. Una de las formas de subsidio es la ayuda alimentaria, lo que convierte a la soja en uno de los productos preferencia en los programas de ayuda alimentaria.

Entonces la Asociación Americana de la Soja (ASA) inicia un intenso cabildeo que culminó con un triunfo cuando el Congreso eliminó las barreras para la venta de margarina. De ser un importador neto de aceite, Estados Unidos pasó a ser un exportador.En 1954 se aprueba el programa PL480 (conocido como “Alimentos para la Paz”).  A través de este programa, el gobierno subsidia al sector agrícola privado con fondos para el desarrollo de mercados para sus productos agrícolas.  Esto lo hace por medio de una oficina especializada del Departamento de Agricultura, llamado FAS (Servicio Agrícola para el extranjero). Ya en 1956 la ASA y el FAS firmaron un contrato de desarrollo de mercados para trabajar en Europa y Japón. El PL 480 funciona hasta nuestros días comprando los excedentes de producción agrícola estadounidense, y exportándolos al Tercer Mundo a través de sus distintos programas de ayuda alimentaria o de créditos preferenciales.

El ASA sigue presionando al Congreso de su país para que aumenten las cuotas de exportación de soja a través de los programas de ayuda alimentaria, y acompaña a las delegaciones oficiales en negociaciones internacionales claves, como las discusiones sobre si la ayuda alimentaria debe o no seguir las disciplinas de la OMC y en las mesas de los distintos tratados de libre comercio que Estados Unidos negocia con distintos países alrededor del mundo.

A pesar de que la soja transgénica es utilizada mayoritariamente para la alimentación animal, aceites y procesamiento, y no es consumida directamente, el gobierno de Estados Unidos no ve un problema que la soja transgénica entre en los programas de ayuda alimentaria, pues dice si los ciudadanos estadounidenses consumen soja transgénica, ellos no ven un problema en que sea consumida por los receptores de la ayuda.  Sin embargo hay que señalar que la forma de consumir la soja es distinta cuando se la distribuye como ayuda alimentaria, y sobre todo que esta va dirigida a los sectores más vulnerables de los países pobres, como son niños que padecen desnutrición, infantes, madres embarazadas o en período de lactancia, personas que viven VIH (Sida), etc.

61 países y dos territorios recibieron ayuda alimentaria en base a soja o derivados de soja en el año 2005.  La mayoría de ellos importaron aceites vegetales(3), por lo que se ha incluido en la tabla. Una gran mayoría de países recibieron una mezcla de soja y maíz molidos, en tanto que otros recibieron una mezcla de trigo y soja.  Curiosamente sólo tres países importaron soja en grano Pakistán, Corea del Norte y Cambodia; los tres son países asiáticos, donde se encuentra el centro de origen de este cultivo. La ayuda alimentaria la recibieron 33 países de África, 20 de Asia y 9 de América Latina (Bolivia, el Salvador, Colombia, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua y Perú)

 

Impactos de la ayuda alimentaria

Aunque no todos los alimentos que entran en un país dentro de los programas de ayuda alimentaria son donaciones (pues la mayoría de ellos son préstamos), estos tiene efectos nefastos para los productores locales, quienes tienen que competir en el mercado con los productos subsidiado que entra a través de los programas de asistencia estadounidense.

Los impactos en el país receptor incluyen:
• Desplazamiento de los productores locales y pérdida de la capacidad productiva local.
• Acatar políticas de Estados unidos, sin importar lo nefastas que éstas sean
• Pérdida de fuentes de trabajo
• Dependencia a los alimentos importados
• Cambios en los patrones alimentarios

Así por ejemplo, el Ecuador hasta 1960 producía suficiente trigo para satisfacer su demanda interna.  Hoy, luego con la asistencia alimentaria de la Alianza para el Progreso (4) , importa el 97% del trigo que se consume (Salgado, 2002).Se argumenta con frecuencia que la ayuda alimentaria beneficia a la balanza comercial de los países receptores, tanto a corto como a largo plazo, ya que el país deja de importar.

Sin embargo, los alimentos donados están orientando la estructura productiva nacional hacia una nueva estructura de consumo, basada en materia prima importada; lo que genera una menor inversión del aparato productivo agropecuario nacional y un mayor flujo de divisas en las crecientes importaciones (Prudencio y Velasco, 1987). Se adoptan además patrones alimenticios diferentes.  Los alimentos donados en su mayoría son productos procesados, y la capacidad de procesamiento de la industria nacional en muchos de los países receptores, está basada en insumos importados; por lo tanto el consumo nacional está siendo orientado hacia productos con alto contenido de materia prima importada.

Un impacto adicional es que ahora la ayuda alimentaria está inundada por productos transgénicos. Al igual que la industria tabacalera, las empresas que comercializan alimentos transgénicos están enfocándose preferentemente en los países del Sur. Más de las dos terceras partes del maíz exportado de Estados Unidos va a Asia y África, cantidad que ante era importada por Europa.  Y gran parte de esas exportaciones (miles de millones de toneladas de alimentos) son hechas a través de los programas ayuda alimentaria.

 

La ayuda alimentaria y la política internacional de Estados Unidos

Estados Unidos utiliza la ayuda alimentaria para imponer su política exterior en los países receptores. Esto se ve reflejado en los países que han recibido ayuda alimentaria de manera prioritaria en los últimos 40 años. En la década de los setenta durante la guerra de Indochina, el 70% de la ayuda iba a Vietnam, Camboya y Laos; en los ochenta estuvo dirigida a El Salvador -durante la guerra civil- y a Egipto -que era su entrada al Medio Oriente-.  Desde entonces se ha privilegiado la ayuda a los países que implementan reformas estructurales hacia el libre mercado.  En los noventa la ayuda ha ido a Europa del Este, para apoyar la transición hacia una economía de mercado (Salgado, 2002). La ayuda alimentaria en estos años, ha obligado a los países a aceptar reformas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, con los impactos que ya se están viviendo en distintas partes del mundo.

Luego de iniciada la guerra norteamericana contra Afganistán, el Congreso de Estados Unidos aprobó un fondo de US$ 320 millones para asistencia alimentaria en ese país, y para los refugiados afganos en los países vecinos. 

Por otro lado la ayuda alimentaria ha sido utilizada para desestabilizar ciertas políticas, en Etiopía, la ayuda alimentaria fue usada para desbaratar el sistema estatal de tenencia de la tierra, para que se estableciera un sistema de propiedad privada. Para ello, se está desestabilizando al pequeño agricultor, para que grandes terratenientes ocupen la tierra para cultivos de exportación.  Recientemente se ha anunciado que se sembrarán un millón de hectáreas con piñón (Jatropha) en este país para producir biodiesel.  Sería importante saber qué papel jugó la ayuda alimentaria en esta hecho, y recordar que la destrucción del sistema de producción de alimentos en Etiopía, significará el fin de un sistema muy tradicional que ha alimentado al pueblo etíope en los últimos 5.000 años.  

A partir de la implementación del Plan Colombia, Estados Unidos aumentó el volumen de la "ayuda alimentaria" canalizada al Ecuador, la misma que hoy es inexistente.  Entre los países que recibieron ayuda alimentaria en el año 2005 se incluye Colombia, a pesar de que este país ha registrado un alto crecimiento económico en los últimos años.  Esto se debe a que este país está muy alineado a la política exterior de Estados Unidos.

El país que más ayuda recibió en ese año fue Sudán, país que vive en una larga guerra civil desde hace muchos años, y lo que está en juego son las importantes reservas petroleras que se encuentran en el sur del país. Sudán ha declarado que no recibirá ayuda alimentaria con transgénicos, lo que ha desatado la contrariedad de Estados Unidos.

 

Soja transgénica en la alimentación de infantes

En el año 2000, una donación importante llegó al Ecuador de aceite y pasta de soja. Estos productos fueron vendidos en el mercado nacional por el Programa Mundial de Alimentos, y el producto de estas ventas fue usado en programas de asistencia alimentaria, dirigida a infantes y mujeres embarazadas provenientes de los sectores de menores ingresos, especialmente indígenas.

El Programa preveía la distribución de una fórmula en base a soja, a pesar de que la soja es un alimento que está contraindicado para infantes debido a sus elevados niveles de fito-estrógenos.  Las normas técnicas del programa decían que se debía usar soja nacional. A pesar de ello, se utilizó soja importada de Estados Unidos –Nutrisoy, pues al criterio de algunos técnicos del programa la Nutrisoy contenía los niveles adecuados de grasas para la población “beneficiaria”.

El 20 de febrero del 2001, se llevó a cabo una inspección judicial para la toma de muestras de la soja utilizada en este programa. Luego de los análisis genéticos(5)  correspondientes, se encontró el 55% de soja transgénica en la fórmula. Los resultados encontrados revelan que al Ecuador entró soja transgénica por dos vías en el contexto de la ayuda alimentaria:  por un lado en forma de pasta y aceite de soja transgénica (tal como lo prueban otros resultados obtenidos en enero del 2000),  esta soja fue monetizada (vendida en el mercado nacional); y con el dinero obtenido, se compró soja transgénica de Estados Unidos para distribuir a los niños de menores recursos económicos, que por tener un sistema inmunológico deficiente, están más expuestos a los riesgos que entrañan los alimentos transgénicos.

Ante la protesta generalizada de la población, todos los Ministerios que tenían alguna responsabilidad en dichos programas, ordenaron retirar el producto. Posteriormente, el Congreso Nacional dictó la “Ley de Seguridad Alimentaria”, donde se prohíbe el uso de transgénicos en las fórmulas y alimentos para infantes, y se establece además que los programas de asistencia alimentaria deben ser hechos con alimentos producidos en el país. En análisis similares sobre la soja transgénica destinada para ayuda alimentaria, realizados en Colombia y Bolivia, se encontró también transgénicos en estos alimentos.

 

Soja solidaria en Argentina

Un caso paradigmático de la ayuda alimentaria con soja es el programa de la “Solidaria Soja”, que no forma parte de los programas de ayuda de Estados Unidos, sino de un importante país productor de soja como es Argentina.

El programa fue impulsado por los grandes productores de soja y contó con el auspicio de empresas como la petrolera Chevron, como una respuesta a la crisis económica que vivió este país a inicios de esta década. Los cargamentos de "Soja Solidaria" llegan a casi todo el país, ayudados por las donaciones de gasoil de Chevron-Texaco. En pocos meses han logrado introducir el consumo de soja -un alimento casi desconocido en la dieta nacional- en centenares de comedores, escuelas públicas, hospitales y geriátricos, mediante una amplia red de capacitadores encargados de "enseñar" a cocinar la soja y "difundir sus valores nutritivos"

La campaña propuso que los productores de la soja donen una de cada mil toneladas producidas y que las compañías de transporte y gasolina colaboren con su distribución. La soja donada fue destinada para los comedores populares, orfanatos, hospitales, programas comunitarios, y la iglesia católica fue clave en su implementación, que llegó a aproximadamente un millón de personas.

Los niños que se “beneficiaron” de este programa, recibieron una soja transgénica con altísimos residuos de glifosato y otros plaguicidas. En un informe hecho por Joensen et al (2005), ellas encontraron que a los niños no les gustaba comer esta soja, pues esta no forma parte de su cultura, pero que además les producía problemas estomacales. Sergio Britos, investigador del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), advierte que "la leche de vaca es una parte irremplazable de la dieta de los niños, por lo que su reemplazo por la mal llamada 'leche' de soja provoca déficit de calcio, y la limitada capacidad del organismo para absorber el hierro presente en la soja, aumenta las probabilidades de anemia".

Por otra parte, la soja GM consumida en Argentina posee altas cantidades de residuos tóxicos. Al igual que en otros países, los controles estatales fueron flexibilizándose al ritmo de las necesidades de las transnacionales impulsoras del "nuevo modelo" agropecuario: hasta el advenimiento de los cultivos transgénicos, el máximo de residuos de glifosato permitido en cultivos o alimentos derivados era de 0,1 ppm, pero a mediados de los años '90, junto a la implementación de la soja RR, el máximo fue establecido en 20 ppm., un incremento de 200 veces el límite anterior.

Jorge Kaczewer señala que estos vestigios de glifosato y sus metabolitos en la soja transgénica están presentes también en alimentos elaborados en base a la leguminosa, y como los análisis de residuos de glifosato son complejos y costosos, no son realizados rutinariamente por el gobierno de EE.UU. (el primer productor mundial de soja RR) y nunca fueron realizados en Argentina.

Mientras tanto, estas iniciativas "solidarias" sustentadas en la idea de que "pobres habrá siempre", amenazan con arrasar la diversidad nutricional que caracterizó históricamente a Argentina, repartiendo entre los pobres las sobras del modelo, y subordinándolos con el eufemismo de "enseñarles a comer".

 

Conclusión

Mientras haya producción de alimentos transgénicos en el mundo habrá un mercado abierto para estos productos a través de los programas de ayuda alimentaria desde Estados Unidos hacia los países más empobrecidos del mundo, y mientras los consumidores de países financieramente más ricos como los Europeos, del Este de Asia y en alguna manera de Estados Unidos, centren sus campañas únicamente en asegurar que sus alimentos y hasta el balanceado para sus animales no provenga de fuentes genéticamente modificadas, y no se mire el problema de los transgénicos como una cuestión global, las naciones de la región andina, de Centro América, del África Sur Sahariana y países ocupados como Irak y Afganistán serán obligados a recibir estos alimentos para incorporarlos en programas dirigidos a las poblaciones más vulnerables de sus respectivas países.

La ayuda alimentaria descontextualizada de realidades y necesidades de las poblaciones, genera impactos sociales, económicos, culturales y políticos negativos sobre la agricultura local y el ambiente, tales como: la  erosión y la pérdida de la biodiversidad, del conocimiento tradicional y de la soberanía alimentaria; socava la capacidad de autogestión individual y colectiva, genera el éxodo y el desempleo y promueve cambios drásticos en los modelos de producción y hábitos de consumo, lesionando la soberanía alimentaria del país receptor, produciendo la destrucción de sus sistemas productivos y la creación de dependencia.

Estos programas han demostrado, además, ser una vía eficaz para introducir alimentos transgénicos, al igual que de otros alimentos rechazados en los mismos países de donde provienen.

La imposición de la soja en los segmentos más vulnerables de la población está creando una suerte de “apartheid” (segregación) alimentaria. Mientras las clases acomodadas pueden continuar con una dieta diversificada, grandes masas de excluidos deberán conformarse con "alimentos para pobres", consumiendo los excedentes que los grandes productores agroindustriales no pueden colocar en el mercado internacional.

 


(1) Documento preparado para la Secretaría del Convenio sobre Diversidad Biológica, Noviembre 2007

(2) OECD Organización de Cooperación de Desarrollo Económica, conformada por los países más ricos del mundo, incluyendo Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Japón, Australia, entre otros.

(3) Fuente: Food Aid Information Sistem, 12 de diciembre 2005. publicada en: www.fas.usda.gov 

(4) Programa impulsado por John F. Kennedy en la década de 1960

(5) Análisis hechos en Genetic ID -Estados Unidos

 

Bibliografía

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-Acuerdo entre el Gobierno de los Estados Unidos de América y el Gobierno del Ecuador para la donación de productos agrícolas bajo el programa Section 416(b).  18 de agosto del 2000.
-Backwell, B y Stefanoni, P. 2003. ¿Soja solidaria o apartheid alimentario? El negocio del hambre en Argentina. Ecoportal. 02-04-03
-Bravo, E. 2002. Transgénicos en el programa PANN 2000. En: Transgénicos y Ayuda Alimentaria. Memorias del II  Encuentro Latinoamericano sobre Transgénicos. Bravo, E. (ed.) Quito.
-Bravo, E. 2005. Soja: Instrumento de control de la agricultura y la alimentación. RALLT. Acción Ecológica.
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-Gallardo, L. 2002. La donación de pasta de soja -  El primer caso de resistencia a los transgénicos en el Ecuador. En: Transgénicos y Ayuda Alimentaria. Memorias del II  Encuentro Latinoamericano sobre Transgénicos. Bravo, E. (ed.) Quito.
-Genetic ID. 03-05-2001.  GMO Analysis Report.  Mi Papilla.
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-Joensen, L. et al. 2005.  Argentina. A case study on the impacts of the genetically engineered soja. Gaia. London.
-Jorge Kaczewer, "Toxicología del glifosato: riesgo para la salud humana", en
www.politicassociales.gov.ar
-Monsanto, 2006- Final Year-End Reporting: FY 2006. Monsanto Biotechnology Trait Acreage: Fiscal Years 1996 to 2006. Updated: Oct. 11, 2006
-Palacios, S., Correa J. P. 2001.  Carta dirigida al Defensor del Pueblo del Ecuador.  14 de mayo del 2001.
-Prudencio, J. Velasco, M. 1987.  Mujer y donaciones de alimentos.  CERES-PMA.  La Paz
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-Ramos, María  Luisa.  2002.  La ayuda alimentaria  y la política estadounidense en Bolivia. En: Transgénicos y Ayuda Alimentaria. Memorias del II  Encuentro Latinoamericano sobre Transgénicos. Bravo, E. (ed.) Quito.
-Salgado, W. 2002.  Ayuda Alimentaria o Ayuda a las Exportaciones.  Ecología Política No. 22.  ICARIA Editorial.  Barcelona

Sitios Web:
http://agriculture.house.gov/glossary/commodity_credit_corporatio_ccc.htm.
http://www.fas.usda.gov/food.aid
http://www.sojasolidaria.org
http://www.soygrowers.com/history
http://www.soyonlineservice.co.nz
http://www.wfp.org
http://www.aadynd.org.ar/

Publicado en Mayo 15 de 2009| Compartir
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