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Experiencias locales

Grupo de mujeres productoras de Plantas medicinales - Renacer

Erminsu Iván David Pabón , Enero 22 de 2003, Este artículo ha sido consultado 6751 veces

La zona de referencia del presente artículo es el municipio de Riofrío, corregimiento de Portugal de Piedras, conocido también como "Cañón de Calabazas situado en la vertiente oriental de la cordillera occidental, en el departamento del Valle del Cauca, Colombia. La región se ubica en la llamada zona cafetalera, tiene una temperatura promedio de 18-20º C; precipitaciones entre 1600-1800 mm/año y topografía con pendientes entre el 20 y el 50 % (en algunos lugares llegan al 100%). La zona se caracteriza por tener una economía campesina, con fincas cuyo tamaño no excede las 10 hectáreas y los ingresos dependen casi en su totalidad de lo que producen éstas, principalmente por el cultivo de café.


Antecedentes

En la recuperación de recursos genéticos, los primeros acercamientos del IMCA se dieron a través del sector educativo en el marco de un proyecto de "recuperación y uso de los recursos genéticos locales" en el año de 1994. Esta labor se inició en la escuela de la vereda Miravalle Alto, municipio de Riofrío, departamento del Valle del Cauca, involucrando a la comunidad, a través de la realización de varios talleres con las personas interesadas en el tema. Se seleccionaron las fincas en las cuales se realizaría el inventario de los recursos existentes, para determinar el estado inicial (punto cero) de los recursos genéticos en la región, para uso alimenticio, ornamental, forestal y medicinal.

Al final del estudio se devolvió a la comunidad la información del estado y el uso de los recursos encontrados en la zona. El problema radicó en que: el listado era tan amplio que se imposibilitaba trabajar con todas las especies encontradas. Se procedió a determinar con los campesinos y campesinas que recursos eran de mayor importancia, por su conocimiento y su uso. La conclusión fue reducir la cobertura y trabajar en torno a los recursos medicinales y alimentarios, por ser éstos los que estaban más directamente relacionados con su cotidianidad.

Con relación a las plantas medicinales, los resultados del trabajo se canalizaron inicialmente a través del grupo de mujeres "La Esperanza", que en un primer momento se dedicó a la "recolección-recuperación" de saberes y luego a la transformación de algunos productos para la elaboración de pomadas, esencias, aceites y licores con base en plantas para generar un proceso de comercialización local. A raíz de la salida del IMCA de esta vereda, se dio continuidad al proyecto con el apoyo al "Grupo Renacer EAT" de la vereda San José de la Selva, que se constituyó a partir del aprendizaje y motivación de algunas personas que participaron del grupo la Esperanza.

 

Grupo Renacer

A cerca de su participación en el grupo La esperanza, Melba Bedoya y Eider Flores comentan que " para estar allí nos tocaba caminar hora y media por una loma muy dura, pero a nosotras nos interesó integrarnos en ese grupo porque necesitábamos aprender, además se iban a dictar unos talleres sobre la elaboración de productos medicinales como Pomadas, cremas, tinturas, jarabes, jabón y champú.

También se hacían reuniones y se trataban diferentes temas para bien del grupo". Cuando el grupo La Esperanza inició el proceso legal para obtener la personería jurídica, a sus integrantes les dijeron que no las aceptaban porque eran de otra vereda, "porque ellas querían que el grupo quedara con integrantes de Miravalle Alto" . Este fue el motivo para la conformación del grupo Renacer. "Ahí fue donde vimos que nosotras también podíamos conformar un grupo de mujeres. Además, el esposo de una de las compañeras le mantenía diciendo que dejara de caminar a otra vereda, que aquí se podía conformar un grupo, que él nos respaldaba" . Fue así como conseguimos un espacio y para la reunión de la Junta de Acción Comunal (JAC) del 31 de julio de 1996, citamos a todas las mujeres de la vereda y María Eyder una de las que había estado en el grupo La Esperanza de Miravalle "nos hizo la propuesta, nos explicó lo im- portante que era estar organizadas para aprender muchas cosas, saberes, para salir adelante y compartir en la familia y entre vecinos" . Ese día se conformó el grupo con 10 señoras. En el tiempo de existencia del grupo han ingresado y salido, cerca de 20 personas, incluidos dos hombres.

 

Abriéndose camino entre los esposos

Al comienzo hubo mucho apoyo de los esposos, pero con la llegada de las reuniones y los trabajos, comenzaron las dificultades. Se recuerda con humor algunas de esas discusiones, por ejemplo, cuando las mujeres llegaban y los esposos no se habían servido la comida era muy común el enojo, hasta que frente a uno de esos regaños una de ellas respondió "¿y es que yo me llevo las ollas y la remesa?"; otra de las mujeres comenta que su esposo no era capaz ni de servirse la comida y que cuando llegaba lo encontraba "con la jeta como una cremallera (de oreja a oreja) ja, ja, ja", finalmente reconocen que era un momento en el que quienes participaban de todas las actividades comunitarias eran los hombres y que a ellas les tocaba abrirse camino, dar las discusiones, dar razones y seguir adelante. Muchas mujeres se salieron en este transe, pues no soportaron el mal genio de sus esposos, ni las "chiripas", sin embargo las que continúan, reconocen que la relación con sus esposos ha mejorado y que el haber persistido ha abierto un espacio para la participación de las mujeres en las diferentes actividades de la vida comunitaria del Cañón de Calabazas.

 

La búsqueda de una sede

Desde el inicio han buscado hacer su trabajo en un mismo sitio, el cual se constituya en un lugar de reunión, encuentro y espacio para compartir alegrías, tristezas, desánimos y esperanzas para continuar. Sin embargo, se han tenido que mudar de tres lugares, en los cuales han dejado una huella que se mantiene en el recuerdo del grupo y de los habitantes de la región. La primera sede la tuvieron en el lote de Lucia Grajales (1996-1997), en un terreno poco fértil donde les tocaba cargar boñiga de animales para abonar el sitio. En este tiempo fue muy importante el aporte de los niños, quienes colaboraban en la recolección de abonos, siembra de matas y con la alegría que significaba su presencia. También se recuerda el apoyo del técnico de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) que acompañaba el trabajo de campo. La jornada de trabajo era realizada en horas de la tarde y parte de la noche, razón por la cual las apodaban "las arrieras". La segunda sede fue la finca de Ómar Gutiérrez (1997-2000), donde continuaron con las actividades anteriores y algunas nuevas como la construcción de un horno para la preparación del pan, un proyecto de gallinas apoyado por la Unidad de Asistencia Técnica Municipal (UMATA). La tercera sede es la finca de Mariela Bedoya (2000 - ...) donde ha iniciado un proceso de consolidación organizativa, productiva y de gestión. Actualmente se proyecta la construcción de un local para la producción de las pomadas y un sitio de venta en el pueblo, la dotación de equipo de oficina con el fin de mejorar las ventas (comercialización), vincular a los hombres (hijos y esposos), mantener la unión familiar en el grupo y como ellas lo expresan "aquí continuaremos trabajando hasta que nos vayamos muriendo".

 

Conformación y consolidación del grupo

En este tiempo, las mujeres han aprendido a elaborar 10 clases de pomadas, champú, talcos, veladoras, tinturas y ambientadores; principalmente con plantas de manzanilla, marihuana, trompeto, ruda, caléndula, romero, sábila, etc. Los conocimientos aprendidos han sido compartidos y transmitidos a través de giras, conversatorios y capacitaciones de campesinos y técnicos de diferentes lugares del departamento y el país. Con estas actividades se han ido dotando de los instrumentos de trabajo (ollas, balanzas, utensilios para el empaque y mercadeo de los productos, libros, etc).

 

Estrategias de ahorro y capitalización

Frente al manejo del dinero, las mujeres indican que no han tenido dificultades porque "nos hemos capacitado en manejo de libros, manejo de facturas y hacemos balances semestrales que permiten claridad. También hay confianza en cada una de las socias". Estos son los cimientos de la responsabilidad y sentido de pertenencia al grupo.

El grupo ha hecho diferentes usos de los recursos económicos que ha conseguido, tanto a nivel familiar como colectivo, en actividades como:

  • Se ofrecen pequeños préstamos entre las socias.
  • Se consiguen semillas y abonos para la huerta.
  • Dotación de algunos instrumentos para la elaboración de sus productos
  • Recursos para las capacitaciones
  • Realización de actividades de integración familiar (convivencias)
  • Apoyo a algunas familias cuando han tenido calamidades.
  • La instalación de una tienda comunitaria en la vereda San José de la Selva, en el año 2000. Experiencia que ha permitido capitalizar sus recursos y vender productos sanos.

 

Aportes del grupo en lo familiar y en lo comunitario

"Renacer" ha tenido un interés especial por crecer, mejorando la calidad de vida de sus familias, tanto en lo productivo como en lo espiritual, así por ejemplo, algunos de los alimentos producidos por el grupo son repartidos y destinados al autoconsumo, igualmente algunas de ellas participan de grupos de oración y comités de apoyo de organizaciones a las cuales pertenecen.

Dentro de los aportes al espacio comunitario, se resalta la producción de alimentos sanos a través de la agricultura orgánica y la recuperación de recursos genéticos para uso medicinal y alimentario, así como su participación en la Asociación de Caficultores Orgánicos (ACOC-Café Sano) de la que Renacer es socia activa.

 

Lo aprendido

El elemento que les ha dado permanencia en el tiempo y las identifica como grupo en la actualidad, luego de muchas vicisitudes es que "la meta no ha sido la plata", y como ellas lo expresan de ser así el grupo ya se hubiera terminado. Más allá del dinero las integrantes del grupo reivindican este espacio organizativo como un punto de encuentro y diversión.

Desde el punto de vista jurídico recuerdan como un hecho adverso el haber sacado la personería jurídica (1997) tan prematuramente, pues por falta de conocimiento de las exigencias de cámara de comercio tuvieron que pagar varias multas hasta el momento de su cancelación en marzo del 2002; es por ello que ven este requisito como un paso posterior a la consolidación de una organización.

Frente a la pregunta ¿Qué le recomendaría a otros grupos que trabajen con plantas medicinales?, las mujeres fundamentan sus respuestas en lo siguiente: Que haya confianza, respeto y diálogo en el grupo; que no haya comentarios por fuera del grupo, que se busque la unión y el apoyo familiar, que se trabaje por el interés del grupo y no de la plata y que haya entendimiento frente a las dificultades de los socios del grupo

 

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1.Erminsu Iván David Pabón. En colaboración con Equipo Riofrío y Coordina-

ción de Promoción Social. Instituto Mayor Campesino (IMCA).

C.e: ermincho@yahoo.es Tel: 092-2286134

2. Talleres sobre: Recursos fitogenéticos locales, diagnóstico ambiental (punto cero), recuperación de saberes sobre plantas, preparaciones, inventario de re- cursos en parcelas, análisis de la información, entre otros.

3. Información que quedó consignada en una cartilla sobre el tema. Archivo institucional. Equipo Riofrío. IMCA, 1996, p.12.

4. Este grupo se inició en 1995 en la Miravalle Alto, teniendo en cuenta como objetivo "el querer tener más conocimientos, recuperar saberes de sus padres y/o abuelos, mejorar la calidad de vida y aportar económicamente a la familia". Uno de los aspectos importantes de esta organización en su proceso productivo y de comercialización, el cual ha sido autogestionario y le ha permitido conservarse con una buena dinámica.

5. Los textos entre comillas son testimonios de las integrantes del grupo.

6. Se trata de Omar Gutiérrez.- 7. Sátiras o sarcasmos

 

Agradecimientos

Esta historia ha sido posible gracias a la participación de las cerca de 18 mujeres y 2 hombres del Cañón de Calabazas, que han pertenecido en alguna época de los 6 años de existencia del grupo Renacer y las que aún persisten en su deseo de abrir caminos. Ellas son:

Nidia Ibáñez, Ligia Girón, Diana Zapata, Oveida Santamaría, Argenis Rubiano, William Posso, Diego Flórez, Elizabeth Idarraga, Viviana Santamaría, Ana Pureza Cardona, Libia Medina, Marisol Restrepo, Ofelia Naranjo, María Ayde Flórez, Idalia Bedoya, Melba Bedoya, María Eyder Flórez, Patricia Bedoya, Mariela Bedoya. Las últimas cinco, permanecen en el grupo

Publicado en Enero 22 de 2003| Compartir
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