Esta publicación muestra el esfuerzo del campesinado de la zona de Campo Dos – Tibú, región del Catatumbo – Norte de Santander, Colombia. Tiene como propósito hacer visible la grandeza de una región y de unas comunidades que son el mayor ejemplo de resiliencia frente a la guerra, la devastación generada por el desarrollo inducido y el extractivismo orquestado, en gran parte, desde el propio estado colombiano.
El campesinado del Catatumbo ha visto debilitado su peso demográfico y su influencia económica, política y social por la producción de hidrocarburos, la extracción de madera, el uso intensivo de las fuentes hídricas y más recientemente el cultivo de palma de aceite y por la acelerada sucesión de poderes políticos, económicos y armados que han generado impactos negativos en la vida de las comunidades locales. Las formas campesinas de producción, caracterizadas por una rica diversidad biológica cultivada, fueron duramente afectadas con el desplazamiento y posteriormente con el cambio de uso de suelo. Pese a esto, las comunidades locales desde su permanencia en el territorio contribuyen a la producción de alimentos, a la identidad campesina y a la construcción de paz desde la base.
Estas páginas recogen parte de ese saber aplicado en el marco de una escuela concertada para defender el territorio, el agua, la cultura y para recuperar semillas y razas criollas de animales. Fue realizado con un profundo respeto y con gran entusiasmo por hombres y mujeres que se dedicaron a hacer un aporte a la nación colombiana en estos tiempos de cambios políticos, sociales y ambientales de gran peso en la historia del país, y con ello muestran que se la están jugando a fondo: construyendo paz desde la vereda y desde su esencia campesina. Acá se recogen las síntesis de una escuela de formación que transcurrió de manera paralela a los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP.
El Catatumbo ha vivido con extremo rigor los impactos del conflicto armado y allí ha sido muy clara la voluntad de las comunidades para apoyar la paz y para que Colombia de vuelta a esa dolorosa página de su historia. Existe clara conciencia desde los campesinos y campesinas que este trabajo es un aporte a una paz más concreta, más cercana a las realidades y a los esfuerzos y sus derechos. Recuperar las semillas, razas criollas y los saberes asociados a esa diversidad, cuidar el agua y tomar acciones concretas para defender el territorio, unirse y trabajar juntos; son logros muy importantes promovidos desde la Escuela que aportan a ese gran reto de paz desde las comunidades.
Paralelo a la Escuela, se evidenció y caracterizó una importante agrobiodiversidad que recoge la riqueza existente en cuanto a razas de gallinas criollas, maíz, ajíes, cacao, caña dulce, plátanos y bananos, entre otras semillas criollas; pero también se despierta el interés para reflexionar sobre sus amenazas, representadas en la expansión no planificada del territorio, la contaminación de afluentes por vertimientos en el procesamiento de los cultivos de uso ilícito, derrames de crudo, residuos sólidos, agroquímicos, la expansión no controlada de la palmicultura y la deforestación.
La Escuela generó un conjunto de expectativas que desde los participantes se constituyó en una oportunidad para analizar y generar propuestas colectivamente. En ella se promovió el manejo sostenible de la biodiversidad y el conocimiento local a partir de la recuperación de semillas y razas criollas, los saberes, el uso activo de la agrobiodiversidad, la defensa del territorio y la inclusión de las iniciativas de las mujeres y jóvenes a través de la formación, articulación y la incidencia política. La escuela integró a través de 10 sesiones, pedagogías apropiadas, intercambios de semillas y saberes; pero ante todo, a través de la investigación local como una manera de elevar capacidades en el campesinado local. Integró enfoques a partir del aprender haciendo, la agroecología, los derechos colectivos, el uso de los recursos locales como lectura permanente del territorio para apropiarlo y construirlo socialmente.
La presente publicación muestra en primer plano los resultados de las investigaciones desarrolladas por los escuelantes como requisito para culminar el ciclo de formación, basadas en el principio de aportar a la solución de problemas locales concretos. Esto se complementa con una mirada del contexto en el cual se realizó la Escuela y con aportes adicionales como fue la Ruta por el Agua para la defensa del territorio y las semillas del Catatumbo, desarrollada entre 30 de marzo y 1 de abril de 2016, una iniciativa liderada por las Juntas de Acción Comunal que mostró las amenazas actuales del territorio y las alternativas que vienen construyendo las comunidades para permanecer en él de manera digna.
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