Desde los orígenes de la civilización, el proceso de convivencia de las poblaciones humanas con su entorno y con los recursos allí existentes, ha tenido una estrecha interacción entre los ecosistemas y la cultura. La salud, siempre ha estado vinculada con el conocimiento acumulado por miles de generaciones, lo cual se expresa en la enorme biodiversidad de plantas, técnicas, procedimientos y tratamientos que sustentan la medicina de gran parte de la poblaciones, especialmente del Sur y también son el soporte de una gran cantidad de drogas industriales en las que la medicina moderna y la industria han basado su vertiginoso avance. Este monumental patrimonio colectivo, ha sido la herencia que ha llegado hasta nuestros días y que se evidencia en las numerosas experiencias locales de recuperación, conservación de medicina tradicional, basadas en el uso y manejo de plantas medicinales.
Esta enorme biodiversidad aplicada a la salud tradicional y a los conocimientos asociados, actualmente enfrenta una gran amenaza, relacionada con la apropiación y saqueo de estos recursos, por un puñado de transnacionales que controlan la agricultura, la alimentación y la salud; sectores que en gran parte están sustentados y soportados por los avances en la aplicación de la biotecnología y otras tecnologías de punta, que están protegidas por fuertes sistemas de propiedad intelectual; pero que requieren para su desarrollo, el enorme arsenal de recursos genéticos y conocimientos presentes en nuestros países; puesto que la industria solo los valora como la materia prima indispensable para la generación de productos de alto valor comercial y de acumulación de capital, desconociendo que son un patrimonio colectivo de las comunidades locales y que estos recursos han sustentado desde épocas remotas, su seguridad alimentaria y su salud.
El mundo moderno ha basado su desarrollo en el paradigma del conocimiento y de la ciencia “occidental", como el único válido, basado en un único método científico. Este aspecto es especialmente evidente en el caso de la medicina moderna vs. la medicina tradicional, puesto que se ha partido de la premisa que la “medicina occidental es científica"; pero se invalida, subvalora e invisibilizan los fundamentos científicos y las metodologías propias de la medicina local, que se han basado en el conocimiento tradicional que las poblaciones han adquirido a través de la estrecha interacción de los recursos naturales con su entorno.
En este número de la revista Semillas, en el tema central presentamos algunas experiencias de comunidades indígenas, negras y campesinas de Colombia y de otros países de América Latina (Chile y Nicaragua), que muestran el trabajo que estas organizaciones vienen adelantando sobre la recuperación y manejo de plantas medicinales, que abarcan aspectos como: inventarios y caracterización de plantas medicinales y de sus usos, capacitación y formación de líderes comunitarios en el área de la salud y en algunos casos la implementación de técnicas de procesamiento artesanal de medicamentos a base de plantas y de otros productos naturales para la salud humana y animal, y además la búsqueda de canales de comercialización. Adicionalmente incluimos algunos artículos que buscan dar un contexto general sobre la importancia de la medicina tradicional basada en el manejo comunitario de la biodiversidad y el conocimiento tradicional. Igualmente se muestran las amenazas y el contexto político y económico alrededor de la problemática relacionada con este tema.
Por otro lado, en este número incluimos otros temas de interés y actualidad, de los cuales se resalta un análisis sobre la reciente aprobación dela liberación comercial en Colombia del algodón transgénico Bt de Monsanto, donde se presentan cuestionamientos sobre el procedimiento ético alrededor de esta aprobación y se muestran los aspectos técnicos más críticos y los impactos negativos que el algodón Bt puede tener para el país. Adicionalmente presentamos unas notas breves sobre algunos eventos internacionales en el marco del Convenio de la Diversidad Biológica (Río +10) y de la FAO (Cumbre Mundial de la Alimentación), también el Taller Internacional sobre manejo local de la biodiversidad agrícola y algunos eventos nacionales.
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