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Con el cambio climático... ¿quién nos alimentará?

ETC Group, México, Enero 19 de 2015, Este artículo ha sido consultado 291 veces

Hace cincuenta años, durante el Primer Congreso Mundial sobre Alimentación en junio de 1963, se declaraba en Naciones Unidas: “Tenemos los medios y tenemos la capacidad para erradicar el hambre y la pobreza de la faz de la Tierra en nuestro tiempo de vida –sólo falta tener la voluntad.” Esas palabras han sido el mantra de cada conferencia sobre alimentación desde entonces. Pese a ello, los gobiernos tienen aún grandes vacíos en la información que manejan sobre producción y consumo de alimentos. En 2007 los gobiernos no supieron reconocer que se avecinaba una enorme crisis de alimentos. Cincuenta años después de ese primer Congreso, a los formuladores de políticas aún les falta explicar porqué los gobiernos no disponen ni los medios, ni la capacidad ni la voluntad para terminar con el hambre.

Para peor, los que toman decisiones –y mucha otra gente– ni siquiera saben que existen importantes sistemas alimentarios. No lo saben, en primer lugar, porque se han pasado la mitad del siglo sin cuestionar el modelo occidental de producción, procesamiento y consumo de alimentos (lo que llamamos “cadena industrial”). La agricultura industrial se veía como algo inevitable. Prácticamente todo lo que se ha pensado sobre seguridad alimentaria en las últimas décadas se basa en esa premisa. En segundo lugar, nos hemos vuelto dependientes de las limitadas estadísticas e interpretaciones que presentan las empresas de agronegocios.

Hay cada vez menos información accesible al público sobre la realidad de los mercados y sus utilidades. El Grupo ETC comenzó a monitorear lo que hacen las empresas de agronegocios desde finales de la década de los setenta. Con el paso de los años, tanto las compañías como los analistas de la industria se han vuelto cada vez más herméticos. El número de analistas se ha ido reduciendo al mismo ritmo vertiginoso que se consolidan monopolios cada vez mayores. Como resultado, los responsables de políticas aceptan que el aumento del consumo de carne y lácteos, la obesidad y la necesidad de fertilizantes y agroquímicos son realidades incontrovertibles. Las demandas de los clientes que pagan son sacrosantas, las demandas de quienes sufren hambre son negociables. Esperamos que este documento promueva un debate sobre lo que sabemos y lo que suponemos de la cadena industrial de producción de alimentos.



Así que, ¿todo es blanco o negro?

¿Entonces los que deciden políticas sólo pueden elegir entre la cadena industrial de producción de alimentos o lasredes campesinas? No necesariamente. De hecho los productores campesinos y familiares participan de ambos sistemas en diferentes grados. Pero existe una gran diferencia en las premisas: para unos el paradigma es la producción basada en las multinacionales de agronegocios, dominante en la mayor parte del mundo occidental; eso es lo único realmente creíble y posible. Para otros, son los productores en pequeña escala (es decir, las y los campesinos) quienes deben estar en el punto de partida, en el centro de todas las políticas de alimentación locales, nacionales y globales. Este documento se propone presentar, sin apologías, los argumentos desde la perspectiva de los campesinos.

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Ver el texto completo “Quién nos alimentará:¿La cadena industrial de producción de alimentos o las redes campesinas de subsistencia? en el sitio del Grupo ETC: www.etcgroup.org/es

 

 

Publicado en Enero 19 de 2015| Compartir
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