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Cumbre Agraria

Cumbre Agraria, Colombia, Septiembre 19 de 2014, Este artículo ha sido consultado 1269 veces

Es necesario generar conciencia entre la nación colombiana a favor de la protección de los bienes naturales y la biodiversidad del territorio colombiano que los pueblos indígenas hemos sabido conservar por milenios.
(Mandato 92)


El poder y la riqueza del sector rural lo concentran pocas manos. La tenencia de la tierra en nuestro país según el indicador de Gini es de.89 (en el que 0 sería distribución igual entre todos y 1 concentración en uno solo). Pocas naciones en el mundo muestran este desequilibrio social, como pocas poseen la biodiversidad que tiene Colombia. Por eso resulta injusto que la gran proporción de la tierra fértil y cultivable del país, sea propiedad de los latifundistas y la otra buena parte que queda, la improductiva, sea solo objeto de especulación en los mercados.

Junto a la firma de TLCs, hace una década, se inició una reconversión neoliberal del país, que se volcó hacia la minería intensificada, la importación y la privatización de los recursos, desatendiendo a la producción agrícola nacional. El campesinado, el indígena y afro que labra la tierra y produce alimento sano, ese 25% de la población colombiana que tiene por labor darnos de comer, se encuentra con estas políticas al borde del exterminio.

Las ciudades se llenan a diario con la juventud aburrida del campoque engrosan la brecha de pobreza.La indigencia rural ha aumentado en los últimos años de forma exponencial y tan sólo un 25% de la gente rural accede a los servicios que son obligatorios del Estado: salud, educación y vivienda.Muchos expertos sostienen que sin reforma en la tenencia de esta tierra no hay futuro posible para el agro, ni siquiera para los sectores agrarios poderosos, pues el modelo que empeñan en sostener, esta desencadenadouna problemática ambiental de inmensas proporciones.

El territorio rural colombiano y particularmente las comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas que viven en él, se resisten a extinguirse. Por eso salimos a la calle en marzo del 2013 cuando el café, el fruto que simboliza la pujanza de nuestra economía, se encontraba en quiebra y exigimos un pliego al gobierno que dejara de centrarse en paliativos y se atreviera a definir en conjunto un nuevo país, donde la normatividad existente deje de estar al beneficio del capitalismo trasnacional. Donde no existan leyes que prohíban la utilización tradicional de las mejoressemillas. Dondeel monopolio del camposea de los campesinos, indígenas y afrocolombianos.

En lugar de transformar un régimen de distribución de la riqueza de la tierra en Colombia, nuestros dirigentes impulsan la apropiación de casi un millón de hectáreas a producciónde plantaciones de agrocombustibles y a la minería le concesionan casicuatro millones de hectáreas. La orinoquia es ahora de empresas de China, Brasil, Argentina y Estados Unidos, dondenuestro embajador negociótreinta mil hectáreas en el Vichada. Un ministro de agricultura terminó en la cárcel por Agro Ingreso Seguro, el programa que se concibiópara los más necesitados y a pesar de todo esto, el campo sobrevive y sobrevivimos.

Agencias multilaterales, como por ejemplo el Banco Mundial, ha solicitado que el tema de la agricultura no se incluya en los TLC, y más reciente, que la dinámica de los alimentos se mantenga en un mercado a nivel nacional. También se reconduce la mirada hacia la agricultura de la pequeña finca (FAO, 2014), que producenel 70% de la comida mundial.La necesidad del sector de realizar un profundo rediseño del modelo económico para poder hacer sostenible el futuro rural, además de la extensión la seguridad alimentaria y ambiental nacional.

 

Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular

Por una parte nos encontramos las denominadas dignidades (cacaotera, algodonera,panelera, papera, etc) que estableció unas mesas de negociación con el gobierno que manejó tres tendencias a su interior, un sector pro gobiernista, el proceso liderado por Cesar Pachón y otro sector afín al Polo Moir que decidió el paro a finales de abril. La denominada Cumbre Agraria, es un proceso de unidad popular,dado en la confluencia de movimientos y organizaciones sociales y políticas recogidas enel paro agrario. Nuestro proceso Cumbre Agraria, que son los sectorescampesinos movilizados reunidos en la MIA (Mesa Nacional Agraria y Popular de Interlocución y Acuerdo), en la CNA (Coordinador Nacional Agrario), junto a la Minga Social Indígena (ONIC) movilizada enOctubre; que tienen mesas de negociación congobierno, y otros sectores como ANZORC (Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina), el proceso del Catatumbo,mineros y el Proceso de Comunidades Negras (PCN), entre otros.

Según Gustavo Arturo, vocero de la Cumbre Agraria, “desde hace unos años se viene impulsando un proceso de unidad popular y eso dio origen a la coordinación de movimientos y organizaciones sociales y desde allí se han lanzado iniciativas de unidad. Con motivo del paro cafetero se tomó la iniciativa de hacer un paro agrario y allí la coordinación entró a apoyar y participar activamente”. Desde que el gobierno de Santos promulgó en septiembre el Pacto Agrario,los diferentes sectores presentes en el proceso Cumbre Agraria coincidimos en abstenernos, por considerarlo un acuerdo de élites y mermeladas.

Por el contrario autogestionamos un proceso de debates con encuentro de líderes de las distintas regiones, la realización de veinte cumbres regionales de todos los procesos que se llevó a cabo en febrero y en marzo un encuentro con cuatro mil participantes de todo el país, refrendado por más de treinta mil personas que marcharon por las calles de Bogotá. Por primera vez en Colombia, se juntan los pueblos indígenas, afros y campesinos en unmismo espacio para encontrar soluciones al campo, que hoy están plasmadas en la declaración política unificada del sector agrario, el pliego unificado que se presentó a Presidencia para su estudio y que no tuvo respuestas satisfactorias pero legitimó el reconocimiento del campesinado como sujeto político y de negociación. Decidimos iniciar un proceso de movilización que arrancó la última semana de abril y que fue un proceso en que confluyeron en amplitud distintos sectores. El gobierno firmaría el decreto que contempla la creación de la mesa única de negociación y reconociera a sus miembros como interlocutores válidos a la hora de decidir los contenidos de la política pública del sector rural colombiano.

 

Avances y retos

El 2013 se caracterizó por contar con una de las dinámicas más altas en movilización social. Desde los sectores rurales hicieron parte de estos diferentes afluentes: la región del Catatumbo, los cafeteros, los mineros medianos, pequeños y artesanales, campesinos y la Minga indígena; enlos diversos territorios todos ellos confluyeron en la misma protesta social. Una dinámica de movilización social que contó además con estudiantes, transportadores de carga, profesores, gentes del sector salud, y un nutrido acompañamiento por parte de simpatizantes de las ciudades que salieron a las calles a realizar cacerolazos.

La Cumbre Agraria plantea además, convertirse en una real alternativa de poder. Articular un proceso multicultural y pluriétnico basado en decantar las tradiciones y sanas costumbres, la medicina tradicional, las variedades de platos, el folclore de nuestro país. Un mandato por el territorio, los bienes naturales y la soberanía alimentaria.

Si bien existen antecedentes importantes en la ruta de construcción de la unidad de sectores de lo rural colombiano como el mandato agrario de 2004, el proceso actual de confluencia de organizacionesse caracteriza esencialmente porla unidad.En un sentido amplio, el elemento político y la voluntad de construir representatividades desde las bases campesinas, afros e indígenas, conllevan a reconocer lo agrario, como la posibilidad de unidad en la diferencia, y esees el camino a la paz.

La consolidación de este proceso de unidad se ha dado en la práctica desde la movilización.En distintos puntos del país, las jornadas trajeron como resultado la integración de las personas, sectores y organizaciones. Se estructuraron comisiones de carácter permanente que avanzan en una estrategia encaminada a la constitución cualitativa de un equipo nacional organizado.

La agenda interna que se viene definiendo, es un ejercicio de visibilización, reconocimiento y legitimidadde los sectores rurales populares como actores políticos, sociales y económicos. Entre las tareas principales, consolidar la caracterización y diagnóstico de la realidad local y regional. En nuestro país hace cuarenta y dos años se realizó el último censo agrario, la sociedad adolece de una memoria del campesinado y este proceso busca revindicar para el futuro el legado de este sector de la población.

Propendemos por una transformación que se debe materializar una vez cumplido la negociación política al conflicto armado, y que concreté las garantías para los sectores populares rurales, que han venido padeciendo el histórico rezago económico y político. El “buen vivir” como una categoría que encarna alternativasdesde las experiencias de modelos productivos asociados de base, respetando la madre tierra y propendiendo por una soberanía alimentaria.

Nuestro reto es trazar derroteros ambiciosos de mediano y largo plazo que la consoliden en el escenario nacional. Dicha aspiración se desarrollará en un momento crucial para el país en general, en el que está presente la expectativa por la culminación de la negociación al conflicto armado. La implementación de los cambios estructurales que hagan la paz posible y duradera, también parte de la sociedad y nos continuaremos movilizando, mientras se sellan los compromisos del gobierno nacional con las comunidades rurales.

Los procesos sociales vienen de una u otra manera trabajando procesos de unidad y decantando situaciones, bajándole al sectarismo y al egoísmo. Por eso, el ejercicio ha adquirido mucha madurez y hoy la mesa es un espacio de permanente debate y construcción alrededor de los distintos sectores, consensos y elementos comunes.

Como un movimiento en construcción, la Cumbre tiene debilidades y una de ellas es que no hemos tocado el centro de la política, porque debemos conocernos para evitar fisuras internas.El fortalecimiento de la Cumbre en la unidad posee dos grandes ámbitos de acción, por una parte, de cara al gobierno arrancar la negociación y otra la de construir una agenda de país, un nuevo campo para todos y todas.Por lo tanto la construcción de un modo de producción y una economía propia, que rebase al modelo neoliberal, agro exportador y agro empresarial, propone la tarea de fortalecer las economías campesinas enmarcadas en el respeto por la naturaleza, la relación justa entre campo-ciudad, el respeto por la territorialidad y la construcción de una vida digna e igualitaria.

Este proceso organizativo entre los distintos actores de la ruralidad nacional propone un punto relevante, al pensar también en el sector urbano.Nuestro interés es que juntos ayudemos a transformar el país y pretende impulsar la movilización social como forma legítima de expresión y presión por la superviviencia del campesinado colombiano. Lo que está en juego es el alimento para la sociedad colombiana, que nos compete a todos.Buscamos entre el campesinado y los sectores populares de las ciudadestejer de una manera soberana y propositiva una agenda común de soberanía alimentaria.

En una concepción política económica, un sistema de producción campesina soberano que produzca sus semillas y medicamentos, su entorno, su desarrollo y futuro. Una visión de este ejercicio se ha logrado en el Catatumbo, donde la comunidad desarrolló un plan de vida a futuro, que enlazó la ciencia para generar economía campesina, no agroindustrial. Se puede entender la economía campesina asociada a la modernidad, como una concepción genuina de desarrollo, erigida en la defensa del buen vivir.

Publicado en Septiembre 19 de 2014| Compartir
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