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Gestión comunitaria del agua: Caso suroeste antioqueño

Marco Rubén García , Colombia, Enero 08 de 2015, Este artículo ha sido consultado 1109 veces

En las zonas rurales de la región andina colombiana, las fuentes de abastecimiento y suministro de agua más comunes para consumo de agua potable son de origen superficial. El deterioro de la calidad y de la cantidad disponible del preciado líquido de la población campesina concentrada en áreas de minifundio, se debe en gran parte a la producción de desechos que se integran a estas fuentes superficiales, prácticas productivas inadecuadas y utilización agrotóxicos, desconocimiento sobre el manejo de estas fuentes y falta de apropiación por parte de las comunidades para construir estrategias de protección.

El calentamiento global agudizará la escasez de agua y los problemas de saneamiento serán más generalizados. Desde ya es visible como ha aumentando la vulnerabilidad de las comunidades rurales. El Fenómeno del Niño, en el caso de nuestro país, con largos períodos secos tiende a intensificarse y de seguir esta tendencia, tendrá como consecuencia la disminución en la producción agrícola y se verá afectada la seguridad alimentaria. A esto se le suma la expectativa generadas por las actividades extractivas en el territorio, que han concebido incertidumbre sobre la disponibilidad, el uso y manejo del agua.

Sin duda los sectores más vulnerables frente al cambio climático, desde lo económico, son los sistemas productivos agrícolas y pecuarios; desde lo social, las afectaciones a comunidades, generadas por condiciones geomorfológicas; y desde lo ambiental, la pérdida de biodiversidad. Estas tendencias indican la urgente necesidad de propender porque las comunidades rurales implementen estrategias para minimizar los efectos de los cambios climáticos y al mismo tiempo prepararse para hacer frente a estos cambios y amenazas que ya están ocurriendo o son inevitables.

La fundación Suiza de Cooperación al Desarrollo -Swissaid, en alianza con la Fundación Aurelio Llano Posada desde el año 2010 vienen conjuntamente desarrollando estrategias en el suroeste antioqueño tendientes a empoderar a las comunidades campesinas y sus asociaciones para que estas se apropien de la gestión del agua. A través de un proceso pedagógico que involucra la participación, se establecen dinámicas para que de manera colectiva la comunidad aborde la problemática y se conformen escenarios para el análisis, discusión y generación de acciones organizadas y sistemáticas tendientes a plantear soluciones integrales a las problemáticas de la comunidad. Con esta estrategia buscamos que cada vez más familias campesinas participen en la conservación, recuperación y control de los recursos naturales y de esta manera puedan tener acceso al agua de consumo con calidad.

 

Atención comunitaria sobre la protección del agua

La planeación participativa con enfoque territorial es una herramienta que permite generar procesos sociales orientados a construir propuestas de desarrollo rural integral de manera abierta y participativa con las comunidades rurales, a partir de una interacción dinámica entre los diferentes actores comunitarios, en escenarios que se permitan realizar análisis conjuntos de su realidad de manera incluyente.

Como proceso formativo social, la planeación participativa con enfoque territorial se orienta a la transformación a partir de la acción. El análisis del territorio como sistema permite a las comunidades realizar un análisis integral de los subsistemas que lo contienen: el subsistema biofísico natural (medio ambiente), el subsistema social (político y cultural) y el subsistema productivo (económico), el agua es analizada como elemento estructurante de la dinámica natural, económica y social del territorio, sin la cual no es posible la vida ni la actividad de los seres humanos.

 

Visión integral del desarrollo sostenible

Las comunidades realizan el reconocimiento de su territorio, considerando siempre el uso sostenible de los recursos naturales, la protección y recuperación colectiva, tanto del sistema biofísico como del patrimonio productivo, histórico y cultural. Determinan las problemáticas en el uso y manejo del territorio de manera integral y proponen soluciones y líneas de acción a corto, mediano y largo plazo. Esto les permite avanzar hacia procesos de planeación colectiva que puedan garantizar la sostenibilidad de estas acciones. En este caso, nos centramos en el tema de las fuentes de agua, su protección y recuperación articulada a la gestión comunitaria en donde el preciado líquido es factor fundamental.

Las organizaciones sociales como actores colectivos tienen la condición de congregar de manera organizada a los habitantes de sus comunidades y de representar de manera legítima los intereses de sus asociados, siendo de esta manera la gestión comunitaria la máxima expresión de la participación, que implica un proceso de toma de decisiones a través del cual se determina el futuro de una localidad en términos de su desarrollo, en este caso del agua. La gestión es la expresión de la capacidad de la comunidad para planificar y tomar decisiones, entendida esta como “el empoderamiento de las comunidades para que estas puedan ejercer de manera autónoma el cuidado de sus sistemas” (Bastidas, Patricia y García, Mariela, 2005.).

En estos procesos sobresale la participación de las mujeres y de los jóvenes, quienes con su visión propia sobre el territorio se integran a los comités ambientales y equipos de promotores tanto para realizar acciones de protección y conservación de las fuentes como para replicar el conocimiento a otras asociaciones y comunidades que lo requieren.

 

Gestión del agua en el suroeste antioqueño

Hacia el año 2010 la asociación campesina Asap-Caramanta inició el ejercicio de planeación participativa. Fueron 126 familias de nueve veredas y el corregimiento de Alegrías, donde se realizaron actividades de reconocimiento del territorio con diferentes escalas de análisis: municipio, vereda y predios, identificando de sus fuentes de agua, caracterización de las mismas, haciendo de manera colectiva los aislamientos, tomando muestras y realizando los análisis de calidad.

María Lirian Aguirre, miembro del Comité Zonal de Alegrías en Caramanta, nos dice: “en este proceso de reconocimiento del territorio, se identificaron entre los problemas con mayor debilidad que teníamos era el agua. Vimos entre otros, la gran necesidad que muchos acueductos no tenían tratamiento adecuado ni protección, caso que ocurre en la mayoría de las veredas del municipio”.

Iván Rincón, miembro del comité de promotores de Asap-Caramanta relata acerca de este proceso: “Empezamos a identificar los problemas que teníamos en el corregimiento de Alegrías y uno de ellos en el componente ambiental fue la desprotección de las aguas”.

Gracias a las actividades planteadas con ejercicios de reconocimiento del territorio, los involucrados en estas actividades determinaron sus debilidades y comenzaron a construirse de forma participativa, varias alternativas que según las capacidades y recursos económicos de la comunidad, pudieran emplearse para solventar las problemáticas planeadas.

“Los diagnósticos en las nueve veredas y el casco urbano de Alegrías dieron como resultado el hallazgo de 48 nacimientos”, comentan Iván Rincón, “cerca de 146 familias se benefician de estos nacimientos, así que empezamos a reconocer cuales estaban desprotegidos, con paso de animales, presencia de residuos tóxicos y basuras y eran la gran mayoría. Con los análisis, encontramos que el 100% del agua de consumo no era potable”.

Darse cuenta de la problemática es el punto de partida para construir alternativas de cambio. Esto implica una aceptación social de la situación, pero también unos cambios de hábitos, una nueva cultura que conlleve al beneficio común. En este caso, el grupo de trabajo se repartió las tareas y comenzaron a aislar las fuentes de contaminación, recoger muestras y hacer los análisis. Como agrega Rincón: “El comité Zonal sigue siendo el veedor del cuidado y protección de estos nacimientos, legalizamos a nombre de la comunidad los ocho acueductos ante Corantioquia y hay otros siete que están en proceso”.

En el año 2012 se suscribieron convenios para mantener la alianza entre Swissaid y la Fundación Aurelio Llano Posada, con el propósito de lograr que las comunidades campesinas del municipio de Pueblorrico Antioquia construyeran de manera participativa su apuesta de desarrollo rural integral. El acuerdo cobija a 110 familias campesinas de tres veredas priorizadas en el municipio, donde se conforma la asociación campesina Comunidad en Acción – ACCA. En el año 2013, en el municipio de Fredonia se conforma luego la Asociación Campesina Manos Unidas Tierras Productivas. De esta manera se generó un proceso amplio de aprendizaje e innovación entre pares frente a la gestión comunitaria del agua.

Hacia el año 2012 replicamos nuestra experiencia y conocimientos a la asociación Comunidad en Acción de Pueblorrico, a la Asociación Manos Unidas -Tierras productivas de Fredonia en el año 2013 y a la comunidad de Jericó en el 2014, dando el ejemplo de lo que hemos hecho y buscando que con las asociaciones de los municipios cercanos formemos una red comunitaria frente a la protección de este precioso líquido.

Empezamos a reconocer nuestro territorio, vimos las grandes necesidades que teníamos: nos dimos cuenta que nuestros nacimientos estaban deforestados, llenos de basuras, no estaban aislados para protegerlos del paso de los animales; hemos caracterizado 46 nacimientos, con el comité ambiental hemos realizado el aislamiento, el seguimiento, y muestreo de la calidad del agua, donde hemos encontrado que las aguas están muy contaminadas. Los sistemas de captación eran deficientes, se utilizaban los tarros de la gasolina, de agroquímicos o del ACPM, los lavaban y los ponían para la captación, ahora son tanques bien construidos mejorando la calidad del agua” nos comenta Nora Alvarez de la asociación Mano Unidas tierras productivas de Fredonia.

Adiela Tobón vicepresidenta de la ACCA, miembro del comité ambiental, agrega: “Hemos logrado la concesión de las aguas de los tres acueductos principales, con lo cual podemos apropiarnos más de nuestras fuentes, así cualquiera no puede venir a apropiarse del agua, con el problema ahora de la minería para nosotros es muy importante tener la concesión comunitaria”.

La gestión comunitaria del agua permite la apropiación del territorio por parte de los asociados, empodera a las asociaciones campesinas y permite generar redes solidarias a nivel regional, con resultados tales como la caracterización y aislamiento de doscientos nacimientos en 19 veredas de tres municipios, donde se abastecen más de seiscientas familias; la siembra de más de cinco mil estaciones vivas y plantas formadoras de agua; trescientas familias cuentan con filtros de potabilización; se han desarrollado campañas de limpieza y descontaminación de 150 fuentes; se han mejorado los sistemas de captación y almacenamiento optimizando la distribución, de esta manera el agua alcanza para abastecer a más familias por más tiempo; se ha tramitado la concesión de once acueductos comunitarios; las comunidades se han concientizado sobre la contaminación con residuos sólidos y el adecuado manejo de los mismos. Los comités ambientales de las asociaciones mantienen el monitoreo de las fuentes y de la calidad con amplia participación de los jóvenes.

Los desafíos en el plano local están en involucrar a los dueños de las fuentes de agua que no son asociados para que se comprometan con el cuidado y el monitoreo de estas fuentes, formándolos como aliados de la conservación. En el plano de la gestión sin duda preocupa la escaza participación de los gobiernos locales y funcionarios en términos de la garantía de derechos sobre el agua, por lo cual se propone iniciar la creación de veedurías ciudadanas y de la cooperación.

Para las asociaciones sus principales retos a nivel interno se encuentran en mantener las dinámicas de los comités ambientales que en esencia es la motivación y la participación comunitaria en el cuidado y mantenimiento de sus fuentes de agua y el medio ambiente. A nivel externo son fortalecer el tejido social mediante alianzas con otras organizaciones sociales a nivel regional para continuar con el ejercicio de la réplica y el aprendizaje de las acciones entre campesinos. También la construcción de un plan de incidencia política con una mirada territorial, desde la perspectiva de derechos para concertar y exigir a las entidades correspondientes un desempeño eficiente y eficaz para la garantía de un aprovisionamiento de agua en calidad y cantidad suficiente para todas y todos los habitantes del territorio

Publicado en Enero 08 de 2015| Compartir
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